Regalos textuales 2: Molloy y Casciari

En nuestra segunda clase, tuvimos dos regalos textuales, uno traído por Renata y el otro, por mí.

Aquí los publico …

La gramática necesita vacaciones, por Hernán Casciari

Me regaña un lector de Mirta, vía mail: «Aunque tus personajes hablaban “en argentino”, tu deber es escribir con corrección. Y tu deber, en este caso, es saber que las palabras llanas (graves) no llevan tilde cuando acaban en ene, ese o vocal». Y como no es la primera vez que me hacen esta acusación tan seria, aprovecharé las vacaciones para explicar por qué, a veces, nuestro único deber es que la gramática nos chupe un huevo.

Los argentinos y uruguayos acentuamos los ver- bos de forma distinta que el resto del mundo hispa- noparlante; esto es conocido por todos. Cuando en Valladolid o en Monterrey se dice «discúlpame», en Buenos Aires y en Montevideo se dice «disculpáme».

La pregunta es: ¿lleva tilde esa letra «a»? La gra- mática de la Real Academia Española indica que no: «Las palabras graves (o llanas) que acaban en vocal no se acentúan». Yo en cambio postulo que sí, que necesariamente deben acentuarse algunas de nues- tras formas verbales, sobre todo desde la irrupción de internet como vía de comunicación o formato de lectura. E intentaré explicar el motivo, previniendo al lector de que lo haré de un modo salvaje y bus- cando roña.

«La gramatica debe adaptarse a nuestras necesi- dades, y no nosotros a ella».

En la frase anterior, voluntariamente evité poner la tilde en la segunda palabra. Sin embargo, y a cau- sa de un lógico acto reflejo, la gran mayoría de los lectores, aún sabiendo que faltaba el acento, leyó co- rrectamente: «gramática», y no «gramatíca». (Felici- dades, lector, si leíste con acento: eso significa que tu hemisferio derecho está intacto.)

Lo mismo —exactamente lo mismo— le ocurre a un lector hispano cuando lee el argentinismo «dis- culpame». Lo primero que su cerebro interpreta no es que el personaje que habla es porteño o urugua- yo; la primera señal que la razón recibe es que el au- tor se ha comido el acento, y entonces el corrector invisible que todos llevamos dentro les traduce, a ve- locidad luz, y les devuelve «discúlpame».

El principal objetivo de un mensaje es que sea interpretado tal y como ha sido concebido; este es el gran desafío de cualquiera que escriba algo.

en Charlas con mi hemisferio derecho. Buenos Aires, Orsai, 2011

 

Homenaje, de Sylvia Molloy

Plumetí, broderie, tafeta, falla, gro, sarga, piqué, paño lenci, casimir, fil a fil, brin, organza, organdí, voile, moletón, moleskin, piel de tiburón, cretona, bombasí, tobralco, terciopelo, soutachecloqué, guipure, lanilla, raso, gasa, algodón mercerizado, bramante, linón, entredós, seda cruda, seda artificial, surah, poplin dos y dos, dril, loneta, batista, nansú, jersey, reps, lustrina, ñandutí.

La ExposiciónLa San Miguel de Elías Romero. La Saida. Los turcos de la calle Cabildo. Los saldos. Canesú, rangland, manga japonesa, canotier, talle princesa, traje trotteur, pollera plissée, pollera tableada, pollera plato, pollera tubo, un tablón, una bocamanga, un pespunte, un añadido, una pinza, una presilla, un hilván, las hombreras, ribetear, enhebrar, una pestaña, vainilla, punto yerba, un festón. La sisa, la hechura.

Recuerdo estas palabras de mi infancia, en tardes en que hacía los deberes y escuchaba hablar a mi madre y a mi tía que cosían en el cuarto contiguo. Reproduzco este desorden costurero en su memoria.

en Varia imaginación. Rosario, Beatriz Viterbo, 2003