La de ayer fue una clase fuera de lo común pero clase al fin. Digo clase al fin porque podríamos pensar que dado que no estuvimos en un aula de clase, ni en la facultad y que, incluso, fue un martes en el que no estaba previsto dictar clase —dado que como hay exámenes, la facultad decide suspender las actividades para disponer de las aulas—, nuestro encuentro de ayer no fue una clase. Y sin embargo… sin embargo ayer tuvimos una master class a cargo de dos maestras de periodismo, las colegas Carina Bazzoni —a quien ya podemos considerar una amiga de la casa— y Jorgelina Hiba, ambas integrantes del proyecto periodístico #Territorios y resistencia radicado en la ONG Chicas poderosas.
Nos encontramos unos minutos antes de las 10 h. en la puerta de la Plataforma Lavardén, junto con compañeros y compañeras de las comisiones a cargo de la profesora Marcela Rosales. Al ingresar, nos dividimos en dos grupos para hacer más ágil la visita. Algunos comenzaron con un recorrido por la muestra de fotos guiado por Jorgelina Hiba, editora del proyecto general quien contó algunos detalles de la convocatoria para proyectos periodísticos integrados por duplas —una periodista y una reportera gráfica— con el objetivo de visibilizar las consecuencias del cambio climático en Argentina, a partir del relato de diferentes historias. Así, ocho crónicas y más de 70 fotos dan cuenta de situaciones de ocho provincias argentinas (Santa Fe, Catamarca, Mendoza, Entre Ríos, Chaco, Córdoba, Río negro y Santiago del Estero). Hubo tiempo para detenerse en cada foto y escuchar atentamente el breve relato que de cada situación hizo Hiba. Para quienes quieran leer las historias completas, lo pueden hacer en este enlace.
Mientras tanto, el otro grupo escuchábamos atentamente a Carina Bazzoni, quien, junto con la reportera gráfica Celina Mutti Lovera, estuvo a cargo del relato de la provincia de Santa Fe a partir de la historia de María Barrios, pescadora de la zona y organizadora de una cooperativa de trabajo en el marco de la bajada histórica del río Paraná. La periodista no sólo dio cuenta de la historia, sino que también contó el proceso de trabajo, la cantidad de veces que estuvieron en el lugar, cómo fueron ganando confianza con María, cómo organizaron la tarea de recolección de información y de composición del texto. Asimismo, relató algunas anécdotas que dan cuenta de cómo fueron estrechando el vínculo con María y sus compañeras, así como también aclaró que en algunos casos reconfirmaron si podían o no contar alguna de las cosas que se estaban diciendo en las charlas, que hubo encuentros que se grabaron y otros, no y otros por partes. Que a veces sacaron fotos y otras veces, no. Como dato original y relevante en el marco de la producción de la investigación, Carina dio cuenta de que la metodología de trabajo incluía fact checking, a cargo de un equipo de periodistas especializadas en esta rutina y que les iban pidiendo pruebas de cada uno de los datos duros presentes en el texto.
Luego, cada grupo hizo el recorrido que no había hecho y, finalmente, nos encontramos para cerrar la visita, dar lugar a preguntas y comentarios y sacarnos algunas fotos grupales.
Y así terminó nuestra mañana atípica pero súper productiva para nosotros, que estamos tratando de aprender y comprender cómo es que se cuentan historias, cómo es que se hace periodismo, cómo es que en periodismo se da cuenta de un problema global y amplio como las consecuencias del cambio climático. Y vimos, una vez más, que para dar cuenta de un gran problema, hay que contar historias, chiquitas, puntuales, con protagonistas de carne y hueso que no encarnan el problema en su totalidad —totalidad inabarcable, por otro lado—, sino que muestran una arista, un filón, unos rasgos, apenas pero que en ese fragmento nos permiten ver mucho de eso que es complejo ver de forma completa.
(Las fotos son de Delfina Eckart)