Por Juan Sánchez y Delfina Eckart
El clima amagó pero dejó que llegáramos secos a la Siberia. Éramos pocos pasadas las ocho y media y seguimos siendo pocos después. ¿Será que noviembre arrastra el cansancio de los meses anteriores?
Al igual que la clase de la semana pasada, el tema trabajado fue el último del programa: la argumentación. Cecilia comenzó mencionando algunas cosas nombradas en el video grabado el lunes. Hablamos sobre las distintas formas y estrategias que podemos adoptar para convencer a alguien de que algo es tal cual decimos, o que es una lectura correcta sobre algún tema en particular. Ahí, nos encontramos con la intervención de Valentín, que viniendo de una escuela católica, preguntó si la Biblia nos parecía un texto argumentativo. Después, hablamos sobre argumentación secuencial y argumentación dialéctica, teniendo la segunda una mayor complejidad y, por lo tanto, mayor solidez, ya que toma en cuenta los argumentos contrarios para rebatirlos.
Una vez terminado estos temas, hicimos un ejercicio a partir de cuatro textos periodísticos, donde la intención era reconocer cuáles son las instancias que componen un texto de opinión: punto de partida, proposición, argumentos, conclusión. La influencia de las redes sociales en política, por un lado, y la necesidad de problematizar cómo los modelos de producción vigentes se relacionan con los hábitos alimenticios, la salud de las personas y el cuidado del ecosistema, por el otro, fueron los temas trabajados.
Llegando al final, Cecilia leyó un fragmento de un hermoso texto de Marguerite Duras tomado de su libro “Escribir”, que habla sobre el acto mismo de escribir; y para cerrar la clase, abrimos un debate de dudas y comentarios acerca del trabajo final que deben entregar a fin de mes. No hubo mayores consultas respecto a esto. Por lo tanto, entendimos que todos vienen muy encaminados.