Algunas sugerencias a la hora de realizar un Trabajo Práctico

Por Juan Sánchez

Después de leer los textos que publicaron en Facebook (en primera instancia, la presentación, y luego, la opinión frente a la aseveración de Keith Devlin, en el texto de Javier Díaz Noci), sugiero que sumen estas consideraciones básicas a las que da Reale en “Estrategias de composición”. Espero les sean útiles tanto en esta materia, como en otras en las que tengan que presentar trabajos escritos, y también para cualquier tipo de texto que requiera cierta formalidad de escritura (como ser, por ejemplo, un curriculum).

Es fundamental que tengan en cuenta que van a ser leídos por una audiencia, es decir, alguien. Esta persona (en este caso, la docente) va a estar pendiente de dos cosas: la forma y el contenido. ¿Qué quiero decir con esto? En primer lugar, que los textos deben estar bien escritos. Esta materia no se llama “Redacción I” de casualidad. Podemos estar contando algo sumamente interesante, pero si la audiencia se encuentra frente a errores básicos de escritura, la consideración que va a tener no va a ser la misma. Por eso, les sugiero que, una vez finalizado el texto, corroboren algunas cosas:

• La ortografía: una S no es lo mismo que una C, ni que una Z. Además, el castellano lleva tildes por un motivo particular. Es importantísimo poner las tildes donde van y no ponerlas donde no van.
• Los párrafos deben empezar con la correspondiente sangría (en el caso de los comentarios de una publicación de Facebook, no existe esta opción, pero sí en cualquier procesador de texto, como Word) y la primera letra de la primera palabra del párrafo debe estar escrita en mayúscula.
• Los nombres propios (de personas, lugares, instituciones, marcas, etc.) también llevan la primera letra en mayúscula.
• Los títulos no llevan puntos al final (pueden fijarse en título de este texto)
• Entre el sujeto y el predicado nunca (nunca, pero nunca) va una coma. Algunas veces cometemos este error por querer darle una pausa a la oración, o porque el sujeto es demasiado largo.
Ejemplo: “Los alumnos de primer año de la Licenciatura en Comunicación Social, el ayudante alumno y la docente, están realizando las clases vía meet” ¡Error! No va la coma.

Bien. Ahora, otra de las cuestiones que quería comentarles es acerca de la diferencia que hay entre la oralidad y la escritura. Cuando hablamos tenemos un ritmo que no es el mismo que cuando escribimos. Además, el lenguaje oral conlleva ciertos vicios que no se permiten en el lenguaje escrito. En la escritura nos valemos de herramientas, como son los puntos, las comas, los puntos aparte, los punto y comas, los dos puntos y los signos de admiración e interrogación, que cumplen la función (por decirlo de manera vulgar) de “manejar los tiempos” y “expresar emociones”.

Los párrafos sirven para separar ideas generales o “subtemas”. Las oraciones, para separar ideas particulares dentro del mismo subtema. En general (resalto, en general), es mucho más fácil y claro trabajar con oraciones cortas y simples. Las comas, generalmente, se utilizan para hacer una pausa en la lectura (hago hincapié en esto, porque es la única manera que el lector puede darse cuenta que ahí va una pausa) y también para hacer enumeraciones.

Les dejo un ejemplo a partir de este fragmento del cuento “La casa de Adela”, de Mariana Enríquez:

[Párrafo 1. Subtema 1: “Presentación de Adela”]
Todos los días pienso en Adela. Y si durante el día no aparece su recuerdo –las pecas [comas: enumeración], los dientes amarillos, el pelo rubio demasiado fino, el muñón del hombro, las botitas de gamuza–, regresa de noche [comas: pausa], en sueños. Los sueños con Adela son todos distintos [comas: pausa], pero nunca falta la lluvia ni faltamos mi hermano y yo, los dos pilotos amarillos, mirando a los policías en el jardín que hablan en voz baja con nuestros padres.

[Párrafo 2. Subtema 2: “Cómo conoció a Adela”]
Nos hicimos amigos porque ella era una princesa de suburbio [comas: pausa], mimada en su enorme chalet inglés insertado en nuestro barrio gris de Lanús, tan diferente que parecía un castillo (…)