Para variar de nuestro último encuentro, la clase de hoy tuvo lugar en la Sala de Informática. Espacio que de aquí en adelante, si no surgen problemas externos, será nuestro habitual lugar de reunión y trabajo. Para la gran mayoría esta fue su primera vez en la sala (esperamos que se hayan sentido a gusto) y el grupo no ocultó cierta ansiedad por empezar a trabajar con las computadoras. Lamentablemente, por cuestiones de tiempo no llegamos a sentarnos delante de los monitores, pero a no desesperar que desde la cátedra aseguramos que no faltará oportunidad.
La clase dio inicio con las observaciones generales de Cecilia sobre los escritos correspondientes al primer trabajo práctico: “Exploración”. Luego Dani, Ale y Franco agradecieron las presentaciones individuales que gran parte de la comisión publicó en el post de bienvenida y, tras realizar algunos comentarios globales de las producciones, invitaron a los rezagados y/o indecisos a compartir su texto con la clase.
Luego pasamos a introducirnos de lleno en la teoría haciendo un conciso repaso de los textos que debían leerse para el día de hoy. Cecilia explicó que (al menos desde el punto de vista de nuestra profesión) el hombre se distingue del resto de los especímenes del reino animal por encontrarse atravesado por el lenguaje, por su capacidad inherente de darle sentido al mundo. Sin embargo, es importante aclarar que mientras el lenguaje se presenta como una característica natural y fundamental del ser humano, no ocurre lo mismo con la escritura que ya puede catalogarse como una producción tecnológica, como una herramienta.
De esta manera, en la escritura se presentan reglas, normas básicas establecidas por convenciones sociales que posibilitan la comunicación mediante la palabra escrita. La redacción posee una estructura muy diferente al pensamiento, ya que la misma debe organizarlo, estructurarlo de manera lineal a través de palabras que se presentan una tras otra.
Ahora bien, para poder dar un buen uso de la escritura es necesario aprender su código, incorporar y poner en práctica sus reglas a través de una adquisición voluntaria (no natural) de conocimientos referidos a la redacción. Haciendo mención a esto, Daniel Cassany distingue dos tipos de aprendizaje: el espontaneo y el comprometido. La diferencia esencial entre ambas tipologías consiste en que mientras la primera focaliza su atención en “que dice” el texto, la segunda lo hace en “como lo dice” (rescatando mecanismos, modos y características). Cassany explica que al poner en práctica el aprendizaje comprometido estamos efectuando una lectura de escritor, una lectura en la que tratamos de identificar, analizar e interiorizar los tips particulares de determinados modelos textuales.
Además, profundizando en la temática, también se detallaron dos formas de escritura. Una es conocida como “la prosa de escritor” que se aplica cuando uno escribe para sí mismo (ejemplo: apuntes, borradores, etc.), mientras que la otra es denominada “prosa de -o para- lector”. Esta última, que concentrará toda nuestra atención a lo largo del año, se caracteriza por buscar una audiencia que lo entienda, es decir, posee una intención comunicativa que para resultar exitosa está obligada a considerar y ocuparse de tres aspectos fundamentales: el público, el objetivo y el contexto.
Por último, les recordamos que como tarea, para poner en acción los conocimientos adquiridos, acordamos que deben realizar y enviar al mail de Cecilia el trabajo práctico N° 2: “Escritores”. Además, es importante (no opcional) que traigan para la próxima clase –aunque sea en formato borrador- un análisis en el que apliquen la metodología del aprendizaje comprometido sobre el texto “Tema para un tapiz” de Julio Cortazar.
Ha!!! Y recuerden leer los diarios a lo largo de la semana así el próximo martes podemos llevar adelante el taller de lectura.