Por Ignacio Ferrando
En la vida de un típico argentino aparecen diferentes situaciones prácticamente “sagradas”. Entre ellas podemos encontrar el ir a la cancha, jugar al truco, tomar unos mates. Pero sin dudas el aspecto más importante para llevar una vida placentera es juntarse con los amigos más cercanos a disfrutar de un buen asado. Es el contexto perfecto para reencontrarse y ponerse al día mientras se degusta de las mejores carnes del continente.
Sin embargo, existen diferentes tipos de asados. Con el trascurrir de nuestras vidas, hemos podido observar asados precarios, con poca convocatoria, aburridos. Evidentemente en todos estos casos, alguna característica importante se habrá olvidado u omitido. Generalmente lo que suele ocurrir es que no se le da relevancia a factores que son complementarios a la carne, como la picada y las bebidas, que finalmente terminan siendo más importantes que la comida en sí.
A continuación, se enunciarán los aspectos que hay que tener en cuenta para lograr un perfecto asado con amigos:
-El lugar: El espacio por excelencia es la casa de uno de los amigos, ya que eso permite asegurarnos un parrillero, sillas, mesas y principalmente la presencia de cubiertos, algo que suele faltar siempre que el encuentro se realice en algún club y/o espacio neutral.
También hay que tener especial cautela al lugar de acuerdo a la estación en la que nos encontremos. En caso de invierno, se buscan amigos con quinchos techados, y en caso de verano, algún amigo con patio grande.
-La convocatoria: Es fundamental que uno se encargue de realizar las invitaciones correspondientes. Se recomienda comenzar este proceso una semana atrás, para evitar excusas como “tengo el bautismo del sobrino de mi novia” o “me quedo en mi casa a ver Tinelli”. La técnica de la convocatoria “avisale a Pedrito”, jamás dio sus frutos como la que se recomienda en este texto.
-A la hora de comprar las cosas necesarias para el asado, se sugiere que la mitad de los comensales salgan en busca de dichos elementos y la otra mitad se quede preparando el fuego (es evidente que el anfitrión siempre tiene carbón sobrante del asado anterior, que sirve como puntapié inicial). De esta manera se evitan tiempos donde el hambre genera silencios indeseables y todos permanecen mirando la parrilla como si fuese la primera que vieron en su vida.
-Una vez conseguidas las cosas, es hora de armar la picadita correspondiente, que llenará de alegría al asador, quién espera ansiosamente un bocado acompañado de cualquier bebida. Esta picadita impedirá los silencios mencionados en el ítem anterior y conseguirá que la carne comprada no sea escasa.
-La parte central del evento se debe llevar con cautela. El asador debe controlar la mesa y evitar gritos desesperados como “yo quiero esa parte” o “si no me pasas ese pedazo de costilla te prendo fuego la casa”. Por eso se recomienda que el cocinero reparta plato por plato y no coloque una tabla con los pedazos en el medio porque eso generaría disputas serias por las mejores partes
-Una vez finalizada la comida, se realiza la división monetaria correspondiente ya que horas mas tarde el alcohol podría hacernos olvidar de dicha transacción.
Estos son puntos a considerar para que al día siguiente podamos decir con orgullo que tuvimos un asado inolvidable, pero lo cierto es que si estás rodeado de tus amigos es muy difícil que puedas pasarla mal.