“Casi Bronisloas” el próximo disco de Jorge Larguia

Por Daniela Lioi
Jorge Larguía el músico de rock rosarino está por grabar un nuevo disco “tirando a autobiográfico”. Cuenta sobre su ex banda “La Napa” y sobre su actual espectáculo “Afónico”. No ve al éxito como a una adquisición económica ni como un reconocimiento masivo, sino que se siente exitoso cuando un alumno suyo “está tocando bien”.


¿Cómo empezó tu búsqueda como músico?
¿Mi búsqueda como músico?… Cómo búsqueda empezó a los 12 años, más o menos. Agarrando una guitarra y probando las cosas que no había podido tocar a los 7, cuando una de mis hermanas me aplastaba los dedos contra las cuerdas y me decía “es así” y cuando trataba de tocar mi concierto chino que había inventado, entre comillas, en el piano cuando tenía 4 años, y lo quería reproducir en la guitarra… Empezar a buscar cosas que ya había hecho o que ya sonaban.
¿Te ves cómo músico sin tus raíces familiares?
No, no. Tengo la suerte y la ventaja. La suerte ya la contra de que mi mamá y mis hermanas hicieran música. La suerte porque, por ahí, mamé muchas cosas de chiquito; la contra o la desventaja es que durante mucho tiempo yo fui el “hijo de” o el “hermano de”, se esperaba que fuera igual o mejor, y si hacía algo era porque era el hijo o el hermano. Y al mismo tiempo en la música uno molesta, porque hace ruido y éramos muchos molestando, entonces era muy problemático, muy muy problemático.-
¿Qué fue La Napa y por qué se disolvió?
¡La Napa!… La Napa fue el regreso de La Mística, es más era: “La Napa, el regreso de La Mística, ¿a quién le importa?”
Fue un trío eléctrico con temas míos, era una gran fusión de estilos, como soy yo. Con un sonido muy muy muy rockero, no moderno, en lo más mínimo, bien “tash” porque en ésa época se había puesto de moda el sonido de antes. Pero lo nuestro era auténtico, no era porque estuvo de moda, sino porque siempre sonamos igual (risas).
La Napa como nombre, estaba bueno porque uno decía “¡La Napa!” y no se sabía si venía contaminada o si venía bien… es subterráneo. Pero en realidad es La-rguia, Na-varro, Pa-scuchi, todos los integrantes de la primera formación de La Napa.
La Napa tubo varios bajistas: el primero fue Miguel Navarro, después Sebastian Rodriguez, que ahí se tendría que haber llamado “La Ropa”, después Cacho Merabek que es guitarrista pero quiso tocar el bajo, ahí tendría que haber sido “La Mapa” (risas) Y después volvió Sebastián.
¿Por qué se disolvió? Porque habían pasado ya muchos años y, particularmente, estaba cansado al cambio de bajista constante. Me cuesta mucho encontrar un bajista que entienda qué es lo que pretendo de él. Tal es así que me compré un bajo yo, para grabar los bajos. Y bueno, ahora me reencontré con Sebastián, no vamos a hacer La Napa, pero me doy cuenta que es uno de los pocos tipos que entiende lo que yo pretendo, al menos, en la música. Él mismo en su página de Internet dice que aprendió o que fue formado por nosotros.
¿Cuántos años duró la banda?
No sé… 7 años más o menos. Con Flavio tocamos desde los 15 años, con un intervalo muy grande que yo dejé de hacer música… rockera llamale.
El espectáculo que estas presentado ahora, “Afónico”, ¿cómo te sentís con eso?
Bien, me siento un nene. Porque volví a tocar como empecé: solo. Porque volví a tocar muchos de los temas que hacía cuando empecé. Y porque se fue sumando gente, que yo quiero mucho, amigos… Gente de La Napa, los dos principales están. Gente de Manufactura Limitada. Mi hermana, que vuelve a cantar después de pila de años que no hacia nada. Y bueno, un montón de gente más que tal vez esté.
Me gustó el nombre (Afónico) porque no tengo que justificarme de nada. Está avisado de antemano.
¿Qué fue el proyecto “Hacemos música”?
“Hacemos música” fue un sueño que tuve en el año 89, cunado empecé a trabajar de maestro. Era rescatar un pedacito de la creatividad que tenían los chicos, aunque sea un pedacito, que está totalmente tapada y aniquilada por lo medios de formación masiva, sea la televisión, sea la radio en ésa época, sea ésta porquería de la computadora y de más. Entonces todo ése bombardeo de porquería y de sobresaturación de información no necesaria, para mí, o imposible de decodificar.
El proyecto era intentar que los chicos pudieran escribir, tanto letras cómo músicas, ellos. De una forma original, en un principio valía todo, pero ya al tiempo se exigía que las cosas valieran. Y era un lío seleccionar porque era una escuela con 300 pibes y se grababa todo. Lo grababa en una maquinita, una porta estudio, me iba con los micrófonos todos los días o iban a mi casa. Y después entre todos elegíamos que era lo que iba a quedar, todos ayudaban y demás. Pero te digo el sueño empezó en el 89’ y lo habré hecho en el 93’ y 94’.
¿Y se cumplió el sueño?
Se cumplió. Se grabó un cassette, era en la época de los cassettes grabados, no había computadoras ni nada. Es un disco muy raro, bastante original y no es rendible, para nada. Pero estuvo muy bueno, todavía se acuerdan los chicos. Chicos que ya están casados con hijos.
Me acuerdo fue hecho totalmente a pulmón. Y después esa idea fue robada por un montón de gente y bancada por las secretarias de cultura tanto de la municipalidad como de la provincia. Nada más que se hizo de otra forma.
¿Tenés proyectos de grabar un nuevo disco?
Si, de varios (risas)… y porque tenía uno que quedó trunco un año y medio y ahora que lo tendría que retomar ya tengo en la cabeza otra cosa, entonces quiero terminar éste y hacer uno totalmente distinto y con un montón de cosas que estoy sacando del viejo.
Es un disco tirando a autobiográfico, ¿no? Desde el nombre, porque se llama “Casi Bronisloas”. Mi mamá me quería poner a mi Bronisloas, pero mi papá me anotó como Jorge, entonces soy casi… Y es un disco donde iba a aparecer, no creo que esté, mi mamá cantando o mi viejo recitando. Pero quizás las guarde para otro disquito más intimista. Porque por ahí cuando empezaron a aparecer otra vez los amigos para tocar, quizás, tenga un sonido más rockero… Y ahora me puse a componer cosas instrumentales, así que no se. Tengo varios en la cabeza.
¿Te lo producirías vos?
Si. Pateo el corner y lo voy a cabecear digamos.-
No dependés de nadie…
Si, de mí. De mis vecinos, por los ruidos molestos. También me altera esto de que se cuelguen las máquinas, las compus. Pero esta bueno, a mí me gusta.
Todos los discos en los que participé, que no son muchos, los produje yo. 2 discos de mi vieja acá, un lompley mío que hice en Brasil, otro cassette que hizo mi mamá. Los discos de muchos colegios en lo que trabajé los he producido yo. Lo cual no es bueno, pero yo me siento cómodo (risas).
Nunca tuve un productor. La única vez que llame a un productor para La Napa, fue cuando se disolvió La Napa, en la primera ida de Sebastián. No tenía que ser, se ve que no tenía que ser.
Pero hubiera estado copado. También es buena la opinión ajena, pero no se dio (risas).-
No sos un artista que va atrás del éxito… ¿No?
No, para nada, no sé si por humildad o por cagón o… por no querer tranzar con nada. Porque no me gusta tranzar con nada de nada. Y si bien yo duermo poco, lo poquito que duermo lo duermo de tranquilo. Por eso me gusta, entre comillas, auto producirme, porque no me produzco mucho que digamos (risas).
Cuando era joven estuve en ambientes donde parecía que se podía llegar y no me gustó en lo más mínimo, insisto, lo poquito que duermo lo duermo, tranquilo. Y aparte el éxito… si vos ves a la música como una cuestión comercial o una cuestión de reconocimiento masivo, pero yo creo que el éxito es otra cosa.
Yo creo que soy exitoso cuando encuentro a un alumno mío que está tocando bien, o que se acuerda de boludeces que yo dije hace 20 años, o con esta pavada del “myspace” cuando aparece un profesor mío, que fue director del Colón, se acuerda de mi y me comenta bobadas que yo subí y me pide que yo le critique las obras de él que son grosísimas, que tienen premios internacionales en todos lados. O cuando Javier Martinez, el líder de Manal, me manda saludos cósmicos y espirituales… Creo que eso es mucho más importante para mí.
También apareció Miguel Cantilo, que fue la primera sacudida violenta, porque jamás me imaginé que el tipo me iba a hacer un comentario y vino de onda, más que es un tipo que a mi me marcó mucho: en cuanto a ideales, en cuanto temática a las canciones. Musicalmente no tanto, porque yo ya traía y seguí viendo otras cosas, después nos hemos escrito varias veces en forma privada digamos.
Si, son mimitos al alma.
Este texto pertenece al trabajo práctico “Entrevista”