Cómo viajar en colectivo en hora pico y vivirlo tranquilo

Por Julián Galassi
Tomarse un colectivo en muchas ocasiones suele ser una experiencia relativamente agradable. Pero en otras oportunidades vemos eclipsado nuestro viaje por diferentes factores que nos alteran el temperamento. Esta alteración suele darse normalmente en las horas pico donde, obviamente, el transporte se colma de pasajeros (con lo que eso trae aparejado). He aquí una serie de concejos para que el viaje en transporte público sea más placentero. Aún en situaciones extremas.


En primer lugar nunca está de más tener consigo diferentes teorías y prácticas de budismo u otras doctrinas autoconductistas para sobrellevar mejor los concejos ya que la mayoría nesecitará alto grado de autodisciplina y mucha paciencia también.
En el ascenso podemos encontrar asiento en raras ocasiones. En caso de que sí, disfrute el breve rrato porque el colectivo se llenará en poco tiempo. Cuando de llene, usted puede sentarse y disfrutar del confortable respaldar que ofrece esta poltrona por un rato o, como buen ciudadano, cederle el lugar a un anciano, discapacitado, embarazada u otra persona que lo necesite más que usted.
Cabe decir que en ocasiones veremos a personas cuyo sentido de la solidaridad es nulo y en su mini planeta de egocentría, hace ojos ciegos ante cualquier tentativa de perder su asiento a manos de un ciudadano “improductivo”. Deberemos contener el odio de manera cristiana. Podemos desearle lo peor al muy sátrapa para sentirnos mejor.
Puede ser además que en determinados trayectos, el bondi deba atravesar un paso a nivel. No suele pasar siempre, pero pasa. Si el tren se toma unos minutos para cortar el tránsito volvemos a llamar a la santa paciencia para que nos saque del mal rato, y si se cuenta con acceso a música, acuda a ella rápidamente. Si utiliza este calmante de vía auditiva asegúrese de que no sea música “pesada” como se le dice al metal, punk, etc..
En los peores casos el tren se toma unos minutos tratando de encarrilar el tren. Esos minutos parecerán horas, pero si retira la concetración de lo que sucede en las vías, el martirio pasará rápidamente. Sin embargo hay algo peor que un tren obstruyéndole el camino: otro tren. Se tiene conocimiento de gente que se ha tomado colectivos que pasan su recorrido por distintos pasos a nivel en un mismo trayecto, y que han tenido la desgracia de que el desagradable corte momentáneo de la calle se duplica debido a la continuidad de los cortes de manera simultánea y casi sincrónica a lo largo del recorrido.
A los ya sumados problemas, debemos agregarle un drama colectivesco contemporáneo que se ha dado con los avances en tecnología. Es sabido que el celular cuenta con múltiples funciones y entre ellas está la posibilidad de escuchar música. Si bien no está mal que los chicos de hoy se den el lujo de pasear con los auriculares puestos deleitando sus oídos con cualquier clase de música, me parece extremadamente irritante que esa música sea reproducida por los altoparlantes del celular y más aún bajo el contexto ya descripto. En primer lugar porque la mayoría de las veces nos resulta desagradable el ruido que sale de los aparatos (modestia aparte: desde reggaeton, cumbia y cuarteto, hasta el metal más pesado). Recuerde que debe superarlo con paciencia.
En segundo lugar, porque a nadie en el colectivo le interesa un bledo lo que piense, sienta, vea o escuche el otro. Lo único que nos interesa es llegar a casa tranquilos sin importarnos otra cosa que nuestro bienestar.
Ese es el problema. La falta de roce, de intriga, de respeto, de cariño con el prójimo desaparece en muchos aspectos dentro de un colectivo lleno. Estamos tan metidos en lo que nos molesta a nosotros que no nos importan los demás y entonces echamos leña al fuego. Un transporte público rebosando de gente es la imagen de la metrópolis y en las metrópolis no somos de pensar mucho en las demás.
Último y más efectivo concejo: si piensa en lo que le molesta al resto de la gente que viaja igual de apretado que usted y trata de tomarlo como si le molestase a usted también, va a viajar mucho mejor y probablemente el resto de los pasajeros.
Este texto pertenece al trabajo práctico “Algo de lo que sabés hacer”