Pensamiento independiente y regulación, las grandes fallas en los multimedios argentinos

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Por Sofía Natalia Maidana (*)
Los reconocidos periodistas Ricardo Horvath y Quique Pesoa protagonizaron ayer una charla-debate sobre la radiodifusión y los medios que necesita la democracia, en el marco de la celebración del Día del Periodista y del Trabajador de Prensa.


El punto de partida para la exposición de los dos periodistas fue la función fundamental que cumplen los medios de comunicación en toda sociedad: la de conformar la conciencia, la cultura y la ideología nacionales. “El medio de comunicación modifica. Estamos todos modificados, estamos todos colonizados”, fueron las palabras de Pesoa a los pocos minutos de comenzada la conferencia. Esa idea marcó el rumbo de todo lo dicho durante la hora y media en que jóvenes y adultos fueron invitados a pensar desde otro punto la relación entre los medios y la sociedad.
El eje de la discusión fue la cuestión del pensamiento independiente y la necesidad de un gobierno regulador de los medios “de difusión“. Al respecto de lo primero, Pesoa declaró que el sistema educativo formal no enseña a pensar y que a los medios “sólo le faltan olores y texturas” para ahorrar a los hombres la tarea perceptiva; entonces es necesario que el pensamiento crítico surja del propio sujeto, que es “actor de los medios de comunicación”, Como él mismo dijo: “Nosotros no somos el público. Nosotros somos los modificadores”.
En cuanto a la segunda cuestión, fue Horvath el portavoz de la crítica. En el país la comunicación, que “es horizontal”, no existe; entonces lo que hay son “medios de difusión” que no establecen una relación de ida y vuelta con su audiencia sino que se imponen. Esto es aún más grave porque el gobierno no cumple con su papel regulador; entonces, las leyes que protegen y aseguran una buena comunicación no se cumplen. “Hoy en día a los empresarios les interesa tres pepinos violar la ley de radiodifusión, aunque le apliquen la multa, porque lo que recaudan es multimillonario. Lo que venden es rating, nada más, no les interesa lo otro”, fueron sus duras palabras.
El tema propuesto para el debate se pensó enmarcado en el conflicto por la nueva ley de radiodifusión, que vendría a reemplazar a la ley 22.285, proveniente de la última dictadura militar. Esta ley, descripta por muchos como “autoritaria y centralista”, fue modificada parcialmente en numerosas ocasiones desde la reinstauración de la democracia. Principalmente es causa de conflicto el artículo 45, reformado para permitir la conformación de monopolios de la comunicación o “multimedios”.
Para Pesoa, una cuestión fundamental que hay que resolver antes de poder discutir acerca de una nueva ley de radiodifusión es la de la atrofia de nuestra capacidad de pensar. “Los multimedios nos fijan las agendas, nos dicen de qué tenemos que hablar y desde dónde tenemos que hablar”, dijo categóricamente. Debido a esto sostuvo que los hombres son “analfabetos funcionales”, es decir que saben leer pero no saben interpretar. “Leemos todo literalmente, linealmente. Nos comemos todos los sapos que todos los días los multimedios quieren que nos comamos”, dijo y agregó: “Incluso los pequeños medios independientes no hacen más que replicar esos sapos que quieren que nos comamos.”
Por su parte, Horvath no negó la necesidad de aprender a pensar, pero puso el acento en la relación entre los medios, el gobierno y la sociedad. Al respecto, sostuvo que se debe eliminar al Comfer, que es un “organismo represor de la dictadura”, para poner en su lugar a un comité que personifique realmente a la sociedad en todas sus dimensiones. Para el periodista, en esta nueva instancia de control, regulación y sanción deberían estar representados el Parlamento, el Poder Judicial, el Poder Ejecutivo, las universidades, los sindicatos que tienen que ver con la comunicación y los organismos de derechos humanos, para asegurar que los medios actúen dentro de un marco democrático. Pero también, como señaló Pesoa, para darle voz a los que no tiene voz y para asegurarse de que los medios utilicen responsablemente todo el poder que tienen en sus manos por el sólo hecho de ser portavoces de lo que ocurre en la realidad.
Con respecto a la ley de radiodifusión, Horvath precisó que en el país se necesita una ley de otra índole, una “ley de informática y telecomunicación”, porque según expresó, ya no se trata de regular solamente a la radio, la prensa escrita y la televisión sino que ahora también existe Internet. “No debemos permitir que cualquier porquería se nos meta en el país”, fue su declaración contundente.
Al mismo tiempo, recalcó la necesidad de que la nueva ley de radiodifusión sea una “ley de la cultura”, ya que los medios “tienen que ser de ilustración”, no pueden ser simplemente una “cuestión de negocios”. Siguiendo en esta línea, criticó a la forma actual de hacer televisión: “La concepción empresaria de la televisión es el show, no el periodismo”, afirmó, porque “el periodismo es otra cosa”. Según expresó, el periodismo debe dar datos, no opiniones, y debe trabajar para la difusión y la protección de la cultura nacional.
El encuentro fue una de las actividades previstas para recordar el Día del Periodista y del Trabajador de Prensa, a celebrarse el 7 de junio. Esta fecha nacional fue instituida en 1938 por el Primer Congreso Nacional de Periodistas en memoria del día en que Mariano Moreno fundó La Gazeta de Buenos Ayres, primer medio de prensa de la etapa independentista argentina. Desde su primer número, en 1810, marcó un camino que aún hoy es un ejemplo a seguir. “Felices tiempos aquellos en que se puede sentir lo que se quiere y decir lo que se siente”, decía en su primera página, haciendo una clara alusión a la importancia de la libertad de prensa.
(*)Sofía Natalia Maidana es alumna de primer año de la carrera Comunicación Social. Este texto pertenece al trabajo práctico “Salir al Campo”.