Por Andrés Gutierrez
Era un día caluroso el viernes 7 de Noviembre en el centro de Rosario, la temperatura no tenía nada que envidiarle a un día de verano. Fue luego de una acalorada caminata que finalmente llegué a la calle Entre Ríos 1791, a la sede de VOX Asociación Civil. Se trata de una ONG que vela por los derechos civiles para gays, lesbianas, travestis, transexuales y bisexuales (GLTTB) y por la lucha contra el VIH/SIDA.
La organización comenzó sus actividades desde 1998, y fue producto del crecimiento de los miembros que editaban una revista destinada a las minorías sexuales, la Revista VOX, de donde la asociación tomó el nombre, según me relató Guillermo Lovagnini.
Guillermo Lovagnini es profesor de historia en la Facultad de Humanidades, pero hace años se dedica también a militar en miras de lograr el cumplimiento de los objetivos de VOX. Sentado en el patio de la casa que funciona como centro de actividades para la asociación, me enumeró los servicios que brinda la misma, entre los que se incluyen un grupo de jóvenes que proporciona apoyo a los adolescentes que llegan con dudas respecto a su orientación e identidad sexual, un centro de detección de VIH, la edición de la Revista VOX, que aún hoy continua, así como servicios psicológicos y jurídicos con los respectivos especialistas en cada área, todo en el marco de la actividad política basada justamente en los objetivos de la organización.
Actualmente se está considerando también la implementación de un grupo de padres, ya que ellos comparten muchas preocupaciones y la mayoría no cuenta con suficiente información como para brindar un apoyo adecuado o, en algunos casos, hasta comprender la orientación de su hijo o hija homosexual.
Guillermo considera que, si bien hoy en día existen menos prejuicios, aun es necesario que la sociedad se apropie de un conocimiento objetivo de lo que significa la sexualidad para los seres humanos, ya que esa comprensión es fundamental para entender lo que es la diversidad sexual.
Cuando le pregunté sobre los adolescentes en particular, Lovagnini dijo que es muy importante que experimenten la juventud con libertad, y remarcó que la falta de esta ocasionó que muchos adolescentes se suiciden sólo por el hecho de ser homosexuales, y en casos más frecuentes, las recurrencias a otros tipos de suicidio como el consumo de alcohol, drogas, fumar, y la práctica del sexo no seguro. Los chicos “están amenazados por la homofobia”, me contó Guillermo, refiriéndose a la imposición implícita que tienen los jóvenes, tanto heterosexuales como homosexuales, de tener que ocupar un rol socialmente definido como masculino para no caer en “lo abyecto que significa para un masculino ser gay”.
Para profundizar sobre la forma en que un adolescente experimenta su orientación sexual, Lovagnini me derivó al coordinador del grupo de jóvenes de VOX, Martín Clapié, que me atendió en el mismo lugar el siguiente martes 11 de Noviembre, minutos antes de que se realizara el encuentro de dicho grupo. Martín tiene 30 años y es acompañante terapéutico. Lo que hace, además del trabajo de VOX que es totalmente voluntario, es coordinar un grupo en un espacio que se denomina “clubhouse” en donde se ocupa más que nada de la reinserción social y laboral de jóvenes con padecimientos psicológicos severos. Además, tiene un trabajo los fines de semana en Gotika, que es un boliche de Rosario al que concurre un público mayormente homosexual. Debido a esos ambientes de trabajo, Martín está habituado a tratar con chicos jóvenes y manejar sus códigos, pero aún así asegura que la mejor manera de acercarse a un adolescente es “borrando la brecha generacional”, por eso designa a algún miembro del grupo para que interactúe más con el resto de los jóvenes mientras él se aboca principalmente a la tarea de garantizar que los encuentros se lleven a cabo.
A la hora de lo que se llama “salir del closet”, es decir, aceptar y expresar la orientación sexual que se posee, Martín comenta que para él, la primera instancia y la más importante es con uno mismo, ya que es fundamental para cualquier persona aceptarse a sí misma para poder conocerse y aprender a percibir qué cosas le brindan felicidad y bienestar. Una vez que se supera esa instancia, Martín dice que el resto sale solo, ya que si uno se encuentra cómodo consigo mismo, ya no siente la necesidad de fingir ante los demás una identidad falsa.
Después de todo lo dicho y lo complejo de la problemática vista desde un punto de vista social, Martín asegura que no hay grandes diferencias entre las preocupaciones de un adolescente heterosexual y uno homosexual. Toma en cuenta además el hecho de que hoy en día las nuevas generaciones son mucho más abiertas y ya no responden a los estereotipos, sino que cada uno tiene su estilo, “su onda” particular, podríamos decir que forman una cultura que favorece a la diversidad en su más amplio sentido, no sólo sexual. Sin embargo, como dice Lovagnini, aun queda mucho camino por recorrer, y las puertas de VOX están abiertas a todos los jóvenes que quieran participar en esta causa o simplemente encontrarse a sí mismos.
TEXTO DE OPINION
Mi hijo salió del closet, ¿y yo?
¿Mi hijo es realmente homosexual? ¿No estará simplemente confundido? ¿Habré tenido yo algo que ver en su elección? ¿Hice algo mal? ¿La homosexualidad es una elección? ¿Cómo se sentirá mi hijo si la sociedad lo rechaza? ¿Qué pensarán los demás de él y de mí en mi rol de padre/madre? ¿Cómo podría mi hijo, siendo homosexual, formar una familia en el futuro?
Son preguntas típicas que los padres suelen hacerse al descubrir, quizás de forma inesperada, o quizás con sospechas previas pero sin ninguna certeza, que su hijo o hija posee una tendencia homosexual. Probablemente, padres y madres, les convendría hacerse otro tipo de planteamiento: mi hijo/a tuvo el coraje, la seguridad y la confianza de salir del closet, ¿no debería yo hacer lo mismo?
Son muchas las preocupaciones, dudas y pensamientos que aquejan a los padres cuando se enteran de una noticia como ésta. Se trata de inquietudes que no les permiten terminar de aceptar, comprender o asimilar la orientación sexual de sus hijos, esto es lo que se llama la salida del closet de los padres.
En un primer punto, es necesario recordarles que, independientemente del género y la orientación sexual que tenga, siguen estando frente a su hijo, es la persona que criaron, y no es alguien distinto porque hoy les esté contando que su orientación sexual no es la más corriente o habitual.
Consideremos que un hijo consigue hacerse del valor para confiarle esta declaración a sus padres, y que ellos (como frecuentemente pasa), acuden al reflejo de contestar que se trata de una etapa pasajera, un período de confusión adolescente que seguramente no tiene relevancia y se pasará con el tiempo. Si un padre tuviera esta postura cerrada de antemano, sería sorprendente que el hijo no haya perdido para ese momento la confianza. ¿No es preferible, para cualquier progenitor, asegurar que su hijo pueda confiarle cualquier secreto para poder ayudarlo a tranquilizar sus inquietudes? Es necesario, por supuesto, estar preparados para darles a los jóvenes una mejor respuesta, ya que afirmar que su supuesta homosexualidad es una confusión pasajera será tomado como una evasión al tema, y a cualquier persona le ofende que ignoren o no tomen en serio su discurso.
En segundo lugar, entonces, es preciso no caer en el vicio de echar culpas o buscar razones dentro de la historia de la crianza. Primero porque poco importan las razones de su orientación sexual, lo principal es que hoy su hijo se considera homosexual y tiene, con seguridad, una serie de inquietudes y preocupaciones actuales, que es en donde debería centrarse su atención para poder brindarle todo el apoyo posible. Y segundo, porque no es más que una pérdida de tiempo, ya que nada ni nadie tiene la “culpa”; la homosexualidad no es una elección, la búsqueda de la identidad sexual (“¿me siento hombre o mujer?”) y la orientación sexual (“¿me gustan los hombres o las mujeres?”) es un proceso largo, complejo, e individual, inherente a cada persona.
Es probable, también, que como padre/madre, le preocupe que la orientación sexual de su hijo le ocasione sufrimientos debido al rechazo por parte de la sociedad. Es con este argumento que muchos padres les aconsejan (o aun en otros casos, les exigen) a sus hijos que oculten su orientación al resto o “que sean discretos”. Pero, ¿de qué forma podría su hijo sufrir más: enfrentando con libertad los prejuicios de una sociedad cada vez más abierta, o viviendo una vida de ocultamiento y represión auto impuesta? Si su hijo tuvo el valor de declararse, es porque probablemente tenga también el valor para defender su postura ante los demás, y como miembro del entorno social en el que está inmerso, sería prudente que sea la primera persona en contribuir a formar a su alrededor un ambiente de aceptación y comprensión, demostrándole así que no está solo.
En un caso más complejo, puede que no se sienta capaz de aceptar la sexualidad de su hijo por su propia homofobia. Esta afirmación no es tan descabellada como puede sonar tomando en cuenta que vivimos en una sociedad predominantemente heterosexual, machista y represiva. En este caso, el centro del conflicto está en el aparato moral que se instaló en su ideología, y no en su hijo, quien sólo podría sufrir si le instala el mismo aparato moral que no le permitiría tolerarse a sí mismo (lo que se llama un conflicto egodistónico, en oposición a una persona egosintónica que está en sintonía consigo misma y se siente bien). Si este es el caso, es recomendable que no envíe a su hijo al psicólogo como muchos padres hacen con esperanzas de lograr una “cura” para la homosexualidad (que no existe ya que no se trata de una patología), y en lugar de eso quizás sería más provechoso usar el tratamiento psicológico en usted mismo/a, para analizar su propia homofobia y ver por qué le pesa tanto que su hijo/a quiera ser quien es.
Finalmente, su inquietud puede ser la de que su hijo pueda formar una familia, o la repentina situación de tener que descartar la fantasía que había construido sobre la familia y el futuro que su hijo tendría. Este es un proceso que todo padre/madre de hijo/a homosexual deberá experimentar, ya que cualquier fantasía estaría lógicamente determinada por las características de la sociedad (predominantemente heterosexual y machista). Sin embargo, la sociedad está cambiando, y hoy en día se habla del derecho de matrimonio y adopción para parejas del mismo sexo, junto a otros derechos que cada vez están más cerca de ser reconocidos y ejercidos, por lo tanto, formar una familia homosexual no sería algo impensable o imposible para su hijo, porque de hecho ya existen parejas del mismo sexo legalmente reconocidas en muchas partes del mundo.
Es necesario entonces que usted, como padre/madre, y que todos, como miembros de una sociedad cambiante, nos hagamos de un conocimiento más enriquecido de lo que es y significa la sexualidad y la diversidad sexual, para que así, eliminando interrogantes que hoy ya parecen estar pasados de moda, podamos finalmente salir del closet.