Por Jeremías Walter
Pronto, Rosario comenzará a escribir un capítulo más en la historia de su cultura. Se trata del Puerto de la Música, un emprendimiento de la provincia basado en el diseño del arquitecto brasileño Oscar Niemeyer.
La obra: Un complejo cultural que se ubicará en la calle Pellegrini y el río, entre el Parque a la Bandera y el puerto. Con un diseño impactante basado en curvas y concavidades, el teatro tendrá plateas con capacidad para 2500 personas. Pero eso no es todo, el espectáculo podrá ser visto al mismo tiempo por unas 25 mil personas desde una explanada exterior. Y por si eso no bastara, el proyecto también comprende una sala de exposiciones y una escuela de música.
El autor: Oscar Niemeyer. Uno de los mejores arquitectos del mundo que el próximo mes cumplirá 101 años (ver aparte). Diseñador de, entre otras cosas, los edificios más importantes de la ciudad de Brasilia. La elección de la ciudad de Rosario para su primer proyecto en Argentina no es arbitraria. Niemeyer quiso plasmar su obra en la ciudad natal del Che Guevara, de quien se considera gran admirador.
El proyecto tomó forma cuando, luego de ganar las elecciones provinciales, Hermes Binner viajó a Brasil y allí Niemeyer lo invitó a su estudio y le confesó el deseo de hacer una obra para la ciudad natal del Che. El gobernador, para saldar una deuda que tenía con el plan estratégico aprobado en 1997, pidió la construcción de un auditorio.
El extraordinario diseño tampoco es arbitrario ni un capricho del autor, más allá de que es fiel reflejo de su estilo basado en las curvas. Según las palabras del creador: “La curva sobre la platea pedía una solución más favorable a la acústica; al contrario que en el escenario, donde se necesita justamente mayor altura”.
Pero más allá de su impactante arquitectura, lo destacable del diseño es la capacidad que tiene de que los espectáculos puedan ser vistos por unas 25 mil personas ubicadas en una gran explanada, además del público de las plateas. Esto será posible ya que en el fondo del escenario habrá un gran portón que, al abrirse, permitirá disfrutar del espectáculo a las personas ubicadas al aire libre. Sobre este punto Niemeyer dijo: “Serán funciones mucho más humanas, más inteligentes, donde todos podrán participar”, y agrega que la idea es que la arquitectura llegue al pueblo, que se asiente en la base de que todos tenemos iguales oportunidades.
Además del auditorio y de la gran plaza pública, el proyecto comprende otros dos edificios, en el primero se hará una sala de exposiciones y comprenderá un restaurante.
El segundo albergará las boleterías y la administración. A ellos se agrega un estacionamiento con capacidad para 1000 vehículos.
El proyecto se calculó en un principio para ser inaugurado conjuntamente con los festejos del bicentenario de la patria. Rubén Galassi, Secretario de Información Pública del gobierno provincial, dijo que “el plazo de construcción es en principio indeterminado, más aún en la situación actual en que se encuentra la economía mundial, se hace difícil especular. Dependiendo del dinero puede terminarse en dos, cuatro o más años.” Sobre la puesta en marcha de la construcción, el funcionario afirmó que “el proyecto ya comenzó a ejecutarse, faltan pulir ciertos detalles, se está trabajando en lo respectivo al diseño, lo que ya significa mucho trabajo”.
Desde el gobierno de la provincia destacan, además del innegable impacto cultural que significará para la ciudad, la provincia e incluso el país, un significativo avance económico. Se quiere lograr en la región un impulso similar al denominado “Efecto Bilbao” (ver aparte). Afirman que la industria de la cultura y el conocimiento acelerarán su predominio en este siglo, y que para “democratizar la economía” entonces es necesario “democratizar el conocimiento, incluyendo la cultura”, lo que se logra con la formación y la exposición de todas las expresiones del arte. Como parte de ese propósito nace el Puerto de la Música.
El “Efecto Bilbao”
Se denomina así al impacto económico que generó la construcción del Museo Guggenheim en el País Vasco. Bilbao era a comienzos de los noventa una ciudad industrial de la periferia que se encontraba en atrasada económicamente y en crisis social. Hoy en día es famosa por su intensa actividad cultural y su bienestar social. La mayor parte de la transformación se debe a la construcción del Museo Guggenheim, un espectacular diseño que impacta por sus formas y por superficie de titanio. Gracias al museo el estado vasco recibe anualmente cerca de un millón de turistas del país y el mundo. Este fenómeno trajo aparejado el desarrollo de nuevos hoteles, sistema de transportes y otras tantas instalaciones y transformaciones de la ciudad y la región.
El hacedor, Oscar Niemeyer
El arquitecto brasileño, ubicado ente los más importantes del mundo, fue uno de los pioneros de la arquitectura moderna. Es todo un pedazo de historia de América Latina. Próximo a cumplir 101 años, Niemeyer se encuentra más coherente y activo que nunca, su capacidad creadora parece no tener fin ya que sigue involucrado en diversos proyectos. Hoy vive para contar su historia y la intensa actividad que significó su larga vida.
Mundialmente reconocido por sus siempre llamativas e innovadoras obras, adquirió renombre cuando formó parte del proyecto del diseño de la nueva capital brasileña elegida en 1956, Brasilia. Allí construyó la mayor cantidad de los edificios más importantes, entre ellos la Catedral de Brasilia y el palacio de Alborada.
En 1945, ya siendo un arquitecto de cierta reputación, se unió al Partido Comunista brasileño. Cuando en 1964 la junta miliar toma el gobierno, sus proyectos comienzan a ser rechazados por lo que se vio obligado a exiliarse en Europa, donde siguió diseñando gran parte de proyectos mundialmente famosos. Al finalizar la dictadura militar brasileña en los ochenta, Niemeyer volvió a su país y desde allí hizo edificios que se transformaron en íconos de las regiones donde se establecieron, entre ellos el singular Museo de Arte contemporáneo de Rio de Janeiro.
Las obras de Niemeyer se caracterizan por un particular uso de las curvas, edificios que resaltan a primera vista y generan impacto visual. El arquitecto brasileño cree que todo el poder de una obra reside en su capacidad de llegar a todo el público, que debe impresionar por su estética y llamar la atención, diferenciándose del resto de los edificios.
Niemeyer se reconoce a si mismo como gran admirador del Ernesto Guevara, y esta admiración es uno de los motivos que lo impulsaron a donar a la ciudad natal del Che, el Puerto de la Música. De este proyecto destaca la posibilidad de la inclusión de todos, de la igualdad de oportunidades. En un video donde presentó el diseño al público, Niemeyer dijo al respecto: “Mi preocupación fue garantizar que el espectáculo no se limite sólo a los que están en la platea, sino que también alcance a los de afuera, veinte o treinta mil, pudiendo participar del mismo. Solución que me espanta no haber adoptado hace más tiempo”.
Las repercusiones entre los artistas
Mercedes Sosa (Cantante)
“Hubiese querido mucho estar junto al doctor Binner, y al enviado de nuestro querido Oscar Niemeyer para compartir el orgullo del lanzamiento de este proyecto, el Puerto de la Música de Rosario, un espacio para la cultura que todos podremos disfrutar, les dejo mis saludos y mis mejores deseos antes de mi partida hacia Europa, un abrazo enorme y que todo sea para bien”.
Cristián Hernández Larguía (Músico, Director del Coro estable de Rosario)
“Lo único que se me ocurre en principio, para mi es el sueño del pibe, es un sueño hecho realidad. El proyecto va a ser un orgullo para la Argentina acá en Rosario, nunca más oportuno y más bienvenido, y creo que lo de Puerto de la Música es una denominación muy, muy ajustada, y muy bien encontrada para esta magnífica obra a realizarse en Rosario”.
Litto Nebbia (Músico, cantante y compositor)
“La idea del Puerto de la Música es una cosa que me parece muy noble, muy hermosa, primero que nada porque es otro espacio y otro lugar que se abre para el arte y la música concretamente en el puerto de Rosario que está relacionado con muchas cosas de mi infancia, de mis abuelos que llegaron ahí (…) Me parece que está hermoso, ojalá que en Rosario pudiera existir un lugar así como el Puerto de la Música”.
Juan Carlos Baglietto (Músico, cantante y compositor)
“Como rosarino sueño con que esta obra sea posible, ya que no sólo le va a dar a Rosario un espacio que le encantaría tener a otras ciudades, no sólo va a generar un icono de esta ciudad tan relacionada con el río, sino que además en esta idea de seguir abriendo las puertas y que la cultura sea parte de nuestra realidad cotidiana, esto es un espacio que va a albergar y le va a dar la posibilidad a muchísimos artistas y le va a dar trabajo a mucha gente. Ojalá se logre, y ojalá tenga la posibilidad de disfrutarlo al igual que tantos otros rosarinos. Brindo por que este Puerto de la Música sea una realidad pronto”.
TEXTO DE OPINION
Puerto de la Música: un espacio necesario
Será el Puerto de la Música, quizás, para el siglo XXI, lo que fue el monumento a la bandera para el siglo XX. Este impactante proyecto representa muchas cosas, representa lo que Rosario y la región necesitan. Nuestras entrañas emanan cultura, entendiendo este término en su uso cotidiano, o sea un conjunto de conocimientos, costumbres, arte, etcétera. Este proyecto representa el núcleo junto al cual se desarrollarán las nuevas generaciones en sus más altas expresiones.
El Puerto de la Música ocupará un lugar necesario para la ciudad y la provincia. La rica y larga historia artística y cultural de la región, y el presente, más dinámico e indudablemente más rico aún, demandan la construcción de una obra semejante, para que no se estanquen todas nuestras expresiones artísticas, y en particular, una de las más representativas de nosotros los rosarinos: la música.
Y allí es donde el Puerto de la Música encarna la necesidad y el movimiento cultural santafecino. Nuestros artistas, nuestros músicos, son famosos en el país y en el mundo por su talento. Con la construcción de este mega-auditorio no quedan más posibilidades que expandir aún más el reconocimiento de la región. No existe en Argentina, ni en América Latina una obra que iguale este proyecto, por eso mismo no podemos dejar pasar una oportunidad así. Más aún, los amantes de la música, los amantes de la cultura, debemos festejarlo.
Pero no debemos detenernos en la espera o en la simple admiración, debemos construir entre todos este Puerto, trabajo que venimos haciendo, pero que siempre se puede mejorar. El Puerto de la Música en el que todos trabajamos, no es la obra material, es una obra abstracta, intangible, que siempre estuvo presente entre los rosarinos, entre los santafecinos, y esa es una de las cosas que nos hace únicos.
Este proyecto es hijo del gran Oscar Niemeyer, verdadero símbolo viviente de la arquitectura, de la obra que representa un rol social que abarca a todos, que posibilita la igualdad social. Y eso es el Puerto de la Música, un espacio donde el común de las personas podrá disfrutar con igualdad de oportunidades el espectáculo artístico, un espacio público. A este proyecto debemos sumarnos para que Rosario continúe su expansión como ciudad, para que alcancemos un nuevo “Efecto Bilbao”. Pero este efecto no se alcanza por si solo. Se alcanza como ya he dicho con el trabajo de todos, con visión y liderazgo, con el planeamiento y la vista siempre tanto en el hoy como en el mañana.
Otro necesario resultado de este Puerto es el salto que necesita el interior del país, como dicen desde el gobierno provincial: “Del país oculto que nunca tuvo su Teatro Colón, ni una voz en las más altas expresiones de la cultura”. Una expresión que siempre existió, pero que se hace material, se hace visible con el Puerto de la Música. La elección del nombre no es infundada, Rosario es sinónimo de puerto, sinónimo de trabajo y sinónimo de cultura.
Por supuesto que están, como siempre, los que nacieron para criticar, para ver el vaso medio vacío. Los pseudo-progresistas que con frases como “con esa plata se pueden construir calles en las villas, casas para los indigentes”, luchadores del pueblo que hablan, hablan mucho, no se si tanto como hacen. Seguidores tal vez del gobierno de las promesas, promesas que vuelan por el aire, que nunca tocan tierra. Sin duda que la región necesita de políticas que otorguen posibilidades de emerger a las clases olvidadas, a la periferia. Pero eso no niega la extremada necesidad de un ámbito donde nuestras máximas expresiones artísticas tengan su lugar, lugar que tanto necesitan y al que hasta ahora se vieron privados. Como dijo Hermes Binner: “La cultura también es una necesidad”.
Por todo esto el Puerto de la Música no es otro “Tren bala”. No es un proyecto elitista que excluya a las mayorías, que busque alcanzar fines superficiales, casi ornamentales. Es un emprendimiento que no sólo posibilita la participación de las mayorías, sino que la necesita, llama al pueblo a participar del arte.
Para finalizar, vuelvo a llamar a los interesados activos en el progreso y en la cultura: El trabajo nuestro no termina cuando se comience la obra ni cuando se inaugure. No termina cuando artistas locales, nacionales e internacionales brinden un espectáculo que podamos disfrutar todos. No termina cuando el Puerto sea un icono de la región, del país. Es que ahí está el asunto… El trabajo nuestro, por suerte, no termina.