Por Rocío Iturriaga
Situación: La conoces desde el jardín de infantes, sabes cómo se conocieron sus padres, los padres de sus padres, los padres de los padres de sus padres. Si tuvieras que enumerar los momentos vividos, los viajes, las aventuras, las salidas, y demás actividades con ella, llenarías unos cuantos libros tipo Biblia.
Juraron más de una vez que esa amistad tan maravillosa no se rompería por nada y POR NADIE (escríbase en mayúscula porque parece que siempre hay que destacar que ninguna persona que intente separarlas lo va a lograr, como si existiera alguien que sin tener nada más que hacer, se propusiera separarlas), y ahora llega el momento, en que tenés que confesarle, que después de haberlo pensado mucho tiempo, aceptaste empezar una relación con su ex. ¡No desesperes!, aunque exista una gran posibilidad de que su reacción sea negativa, podes utilizar una serie de estrategias para que lo tome de mejor manera.
Lugar
Algo muy importante, es elegir un buen lugar. Suele ocurrir, que solo al mencionar el nombre de su ex (ahora tu novio), de repente para ella el lugar se llene de recuerdos, de imágenes (entiéndase por esto, el banquito donde le ató los cordones de las zapatillas, el tacho de basura con el que se tropezó el día que la buscó en la escuela, bla bla bla), e instantáneamente, se acuerde, qué bien que la pasaba en aquellas épocas, qué tonta que fue al perder a su gran amor (por más que vos sepas que no lo era). Por estos motivos, hay que evitar tocar el tema en cualquier lugar que sepas que estuvo con él, así que trata de buscar una isla o una biblioteca o si no hay más opción, el baño de señoritas de algún lugar.
Hora
Aunque te parezca algo no muy esencial, la hora es uno de los factores que más influyen al momento de decir algo tan delicado. Es muy simple: si se lo decís a la noche, tenés un 90% de posibilidades de que se largue a llorar y te diga que cómo pudiste hacerle una cosa así, que ella está sola y que no va a poder confiarte más nada, y te va a decir muchas más cosas semejantes, ya que está comprobado científicamente que a la noche, las personas se vuelve más susceptibles, más melancólicas y aún peor, más dramáticas. Conclusión: ni se te ocurra hacerlo de noche.
Si se lo decís a la tarde, corres el riesgo de que ya esté lo suficientemente lúcida como para decirte que no te quiere ver nunca más en su vida, que te desea la mayor felicidad aunque duda que seas felíz con ese individuo que le hizo tan mal, y aunque no venga al caso, te va a recordar que ella fue la que lo dejó (por si, aunque te lo contó cientos de veces,no lo recordabas). Y se va a ir, haciéndote sentir la peor amiga del mundo, y dejándote con todos los argumentos que tenías planeado decirle y que habías practicado la noche anterior en el espejo (con tu mejor cara de víctima por supuesto).
Sin más remedio, y por conveniencia, tendrás que acudir a la mañana, tu fiel amiga, que te va a ayudar a que la noticia no caiga tan pesada. ¿Por qué?, muy fácil, teniendo en cuenta que nadie en su sano juicio se levanta a las siete de la mañana por el simple placer de tener que ir a colegio, tu amiga va a estar en una especie de transe, luchando consigo misma para mantenerse despierta, va a querer sentarse al lado tuyo así disimuladamente apoya la cabeza en el banco y se pega una linda siestita. Ese es el momento, se lo largas todo rapidito, casi sin respiro, que la maree a la vez de que le genere el deseo de que acabes lo más pronto posible. Te va a decir que cómo no le dijiste aaaaantes (el exceso de “a” se debe a que emitió un pequeño bostezo), y que está todo bien, con tal de que no sigas perturbando su sueño. Y no te preocupes que no va a pasar lo que antes aclaramos con respecto a las reacciones de la tarde y de la noche, porque palabra de amiga es palabra de amiga, y si ya te dijo que estaba todo bien, por más que se arrepienta de haberlo hecho, no tiene retorno.
Frases
En el punto anterior te recomendamos una hora, y te dijimos que lo mejor era decirlo rapidito bien temprano. Pero antes de mandarte, tené en cuenta que en esos minutos que vas a hablar sin parar, no podes decir cualquier cosa. Punto uno: no menciones frases como “yo se que no te importó mucho, por eso acepte”, o “como ahora te gusta Pablo, yo pensé que no te iba a molestar”, ni nada parecido. Es el balde de agua fría que tu amiga necesita para despertarse y decirte a los gritos que Matías, Jerónimo, Pedro, o como se llame el susodicho, fue siempre el amor de su vida, y que Pablo no le interesaba en lo más mínimo y solo esta con él para olvidarse, y ¡puede ser mucho peor! Así que no uses ese tipo de frases, más bien hace comentarios de lo mal que te sentís, porque sabes lo que significó en su vida, y que si a ella le molesta aunque sea un poco, vos lo dejas sin pensarlo, porque su amistad es lo más importante que tenés. Y con respecto a eso último, es obvio que es verdad, porque sino no estarías preocupada por como decirle algo tan simple, así que para cerrar, estos son detalles a tener en cuenta, pero lo principal, es tarde o temprano, de día o de noche, decirle la verdad.
Este texto pertenece al trabajo práctico “Algo de lo que sabés hacer”