Pablo Cuello: “Fui locutor por accidente”

Por Carla Otero
Locutor, actualmente una de las voces del programa “El libro leído para usted”, que se emite por Radio Nacional Rosario, Pablo Cuello cuenta sus comienzos, experiencias en la Radio y brinda una mirada reflexiva sobre los Medios de Comunicación desde el conocimiento que posee siendo un trabajador del mismo.


En su oficina de Radio Nacional, íntima y serena y dispuesto a comunicar, pero esta vez sobre él, comienza la nota contando lo dificultoso que le fue recibirse de Locutor.
¿Cuándo y dónde comenzó a estudiar locución?
Yo llegué aquí en 1982, cuando era un niño para conocer. Era otro tiempo de radio porque por aquel entonces no existía la FM por ejemplo, solo eran radios de AM y eran cuatro, LT 2, LT 3, LT 8 y Radio Nacional y me dieron la oportunidad de estar, de presenciar un programa, fueron muy cálidos, me invitaron para la otra semana, luego para la otra y acá estamos. También digo que era otra radio, porque la forma de estudiar locución por aquel entonces no estaba tan sistematizada como ahora que hay institutos federalizados acá en Rosario, todo se centraba en Buenos Aires, en lo que se llama ISER (Instituto Superior de Enseñanza de Radiodifusión o Radiofónica). Era muy difícil estudiar en el ISER por las exigencias que tenía por el tema del cupo, ya que ingresaban cuarenta alumnos por año.
Los que estábamos en el interior del país, debíamos justificar el trabajo en una emisora oficial AM, FM, canal de televisión, lo que fuese durante tres años para que recién pudiéramos rendir para locutores locales, había tres categorías: el locutor local, provincial y la máxima de locutor nacional. Yo rendí el local y se abolió el provincial. Para rendir el nacional a partir de la obtención del local, había que acreditar seis años mas, es decir nueve y recién ahí uno podía pedir siempre y cuando el director de la emisora quisiera y varias cosas más, mesa examinadora que constaba de varios días en Buenos Aires. Colorín colorado, era una preparación de alumno libre para el alumno del interior, con el mismo programa que los de capital obvio y bueno así obtuve yo…
Que meritorio para usted, porque era bastante complicado y con esfuerzo lo pudo lograr..
Y si.. fíjate si era muy complicado que nunca me olvido, allí para una materia sola eran nueve profesores, que es la materia más importante que se llama Práctica de Locución, estaba por supuesto el profesor de Alemán, Inglés, Francés e Italiano, Fonoaudiólogos, Locutores concretamente, todos tenían planillas e iban calificando el examen que era muy difícil, muy complicado.
¿Y qué lo motivo a estudiar locución?
Yo siempre digo que, por razones de fe, Díos ha dado una capacidad natural de comunicar en mi vida y yo creo que eso ha sido porque si vos me dijeses, ¿usted volvería a estudiar Locución si tuviese la posibilidad?, y yo te digo no. Y es sorpresivo, quizás porque no es mi vocación la de Locución, siempre digo en broma con mis colegas que fui Locutor por accidente, porque ya me quedé y después estudié. De todas formas tanto Díos, la vida, la Radio, mis compañeros, los directores incluso fueron muy generosos conmigo en el sentido que hoy me toca ser la voz que identifica la radio. Y motivó un poco quizás las personas, sinceramente tuve en mi haber excelentes Locutoras y Locutores, sobre todo Locutoras, dos que fueron mis pilares, mis guías, una de ellas ya no está entre nosotros y pudimos ahora que la sala mayor de esta Radio lleve su nombre y la otra vive en Cosquín.
¿Quiénes son las locutoras?
Aída Carmen Caruso y Orfa Allao, son Locutoras que brillaron por la década de 1940, cuando la Radio era esplendorosa. Ellas hicieron la Radio, Orfa fue la que más me dio clases, que esto se dice, esto no se dice, esto es acá, esto es allá… eran severas pero bien, yo agradezco eso.
¿Trabajó en otros lugares como locutor o solamente aquí en Radio Nacional?
No, no. Trabajé en LT 8, en Canal 5, en Radio Continental de Buenos Aires, en Radiofónica aquí en Rosario, en la FM Tango, en la FM del Arzobispado, por supuesto que acá en Radio Nacional obviamente, en dos FM más, en La Red y después grabaciones que Dios sabe por donde andan, pero si en varios medios.
Y actualmente en Radio Nacional, ¿qué tarea desempeña?
Acá en la Radio estoy haciendo una función de Secretaría de Dirección, acompañando al Director en las labores administrativas. Y en el micrófono por un lado soy la voz de la Radio, grabo todo lo que es institucional, lo que es la sigla, identificar la Radio, prensas, promos, copetes, separadores, ¡ya estoy cansado de escucharme!. Y lo que ha quedado es un programa que lo hacían estas locutoras maestras mías allá por la década del `60, un programa bellísimo, porque lo hacían ellas, ¡ojo!. El programa se llama “El libro leído para usted”, nada más y nada menos es eso, el título es lo que se hace, se lee un libro al aire.
Pablo, describe con mayor amplitud el bello programa que realiza en la actualidad y que se emite diariamente por Radio Nacional.
Va grabado y tengo el enorme placer de hacerlo, digo enorme placer porque es proseguir la obra de ellas. Tanto Aída como Orfa fueron las pioneras y bueno es un programa no comercializado, bien de la Radio, que tiene el auspicio del Ministerio de Educación de la Nación y de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación, en orden al interés cultural que eccema. Ahí donde yo digo que hacer Radio place, porque uno a través de ese programa por ejemplo acompaña mucho a los hermanos no videntes, a gente que está enferma, sola o gente que simplemente le gusta que le lean, el placer aquel de “leeme un libro, un cuento”. El leer es muy bonito.
¿Y qué tipos de libros se leen en el programa?
Tenemos un problema porque como son 25 minutos diarios, es complicado llevar el hilo por ahí nos hemos atrevido y hemos hecho “El nombre de la rosa” de Humberto Eco, que son 564 páginas, nos llevó varios meses, pero hicimos distintos autores, de García Márquez “Crónicas de una muerte anunciada”, de Bioy Casares “La invención de Morel”, de Borges “El Aleph”, de Cortázar, de Benedetti, por ejemplo de Chesterton “El candor del Padre Brown”, de Oscar Wilde; un montón de libros. Por supuesto también selección de poesías, mucho de García Lorca. Por ahí además algún libro religioso, “Sabiduría de un pobre” de Eloi Leclerc, un libro muy bonito. Algunas cosas muy interesantes.
Un programa muy lindo y sobre todo que incentiva a la lectura y al conocimiento por lo que cuenta, cuestiones que en la actualidad están bastante abandonadas, ¿qué días se emite?
De lunes a jueves de 23 a 23:30 horas. Hay una apertura grabada, con toda música de cine. La misma es con el tema de la película “El cartero de Neruda”, después de “Los puentes de Madison”, una breve descripción de que trata la obra y luego la lectura acompañada con el tema de la banda sonora de la película “La lección de piano”, que es para acompañar para que no sea quizás “pesada” la lectura. Pero me equivoco, se escuchan las páginas, sino no sería un libro leído, eso le da la frescura de decir me siento y te estoy leyendo. Además está bueno porque lo que tiene el libro para ser leído en la Radio es despertar la función propia de la Radio, que es la imaginación del otro, entonces uno está allí y vuela la imaginación.
Relacionado con lo que contó anteriormente, ¿le fue difícil encontrar un lugar para desenvolverse en el ámbito de la radio?
Sinceramente no. Yo vi luz, subí y ahí me quedé. Evidentemente yo digo, recurriendo siempre a mi Fe que Díos me fue llevando, ¡vos tenés que ser Locutor por accidente pero quedate acá! (risas).
Para distender aún más la entrevista, Pablo, recordando muchas anécdotas, contó una en particular muy graciosa.
Hay una anécdota que me quedó muy marcada cuando eran mis comienzos, yo tenía que leer, una noticia de box, entonces comencé a decir todo y en estas cuestiones era un quinceañero, y en vez de decir “púgil” yo decía “pugil”, entonces leía va a estar fulano de tal pugil que se va a enfrentar con el otro pugil. Y muy bien el conductor del programa me dice Pablo podemos reiterar los púgiles y me lo dijo fuerte para que quede bien claro y en mi desesperación, seguí leyendo más abajo, entonces reitere los pugiles, pero en vez de decir los que iban a boxear dije los pugiles van a ser el Senador fulano de tal y el presidente… ¡que vergüenza por Dios, doble brutalidad!. El vivo tiene eso. Y bueno de esas miles, pero esa me quedó para siempre.
Siendo que usted considera que ser locutor no es su vocación, ¿qué encuentra de positivo y de negativo en ella?. ¿Le trajo satisfacciones?
No es fácil. De positivo que siempre me maravillo ante la magia de la radio, creo que es uno de los inventos más célebres que ha hecho el hombre. La radio como medio de comunicación, el que uno pueda viajar y escuchar, trabajar y escuchar, estar enfermo, estar bien, y siempre esta esa voz que acompaña, que por ahí despierta una sonrisa, por ahí ¡qué bueno el tema que están hablando! incluso y como Orfa me decía siempre, “vos nunca vas a poder saber quién te escucha” y eso está muy bueno porque te hace bajar del caballo, por eso mucho respeto hay que tener al aire.
Me ha tocado por ejemplo muchas veces trabajar una navidad, un año nuevo, aquí dentro de la Radio, y me decían ¿no le produjo tristeza?, y no, lo vale el saber que uno acompaña, esto es lo veo de positivo, el acompañamiento, en todo aspecto. Uno está en una cabina, en un estudio con el micrófono, parece fría la situación, pero el tono, la calidez, o cómo lo digas, de la manera en que lo digas. Y de negativo como todo medio de comunicación tiene estas trabas internas. Yo pudiera denotar dos cosas, como negativo hacia el oyente. En principio que haya programas vacíos de contenido, es muy grave eso. También la famosa competencia, desesperación por salir al aire, va en detrimento a veces eso. No es fácil, eso es lo que tiene, mucho como una suerte de sueño de estrella y eso no hace bien, al oyente no le importa si vos querés ser estrella, le interesa que vos transmitas.
¿Tiene alguna meta o sueño por cumplir en lo que respecta a su profesión?
No. Ya no. Díos me ha dado todo lo que a lo mejor un locutor puede en su corazón aspirar o soñar. Ya está y agradecido estoy por eso.
¿Qué opinión le merecen los medios de comunicación en la actualidad?
Los medios son benditos para comunicar. Y en relación con algo que a mi me apasiona que es la filosofía, creo que tiene que ver con el horizonte filosófico que se vive hoy en la posmodernindad, hay una vaciedad de contenido, de que el hombre no piense, entonces cuanto más chabacana sea la cosa, más la grosería, lo bizarro, es como que tiene una mayor entidad. Evidentemente prefieren eso, esta bien esto, ¡ojo!, tiene que ver con el ritmo de vida, por ahí la gente quiere llegar a su casa y distenderse, pero hay otras formas de hacerlo. Cuando a veces se manipula un medio, en orden político, publicitario o campañas en detrimento de alguien, es muy triste.
Es innegable que con el correr de los años, los medios de comunicación se han modificado… ¿usted dónde encuentra o ve reflejadas esas diferencias?
En la inmediatez. Creo que ahora es todo rápido. Y no digo que esté mal esa dinámica, lo que a mi me parece es que cuando esta se vuelve torpe, cuando ya es apuro por el apuro mismo no está bueno. Y a veces pasa en los mensajes, cuando decís veinte millones de cosas seguidas, ¿y en realidad informé o fui un disparador de cosas?, ¿dije lo que tenía que decir o como venga?, y ese es un problema. A veces pasa que este tema por ejemplo que siempre se habla de andar midiéndose la audiencia, porque ahí el roce, la vieja relación de amantes crueles, del dinero y lo que hay que hacer, entonces es complicado porque es una presión tan grande. Para mi esa manipulación realmente es detestable. Perdón por el adjetivo, pero es detestable porque se pierde la originalidad del medio y la gente no se si quiere tanto que no sea original.
¿Le parece que son positivos o negativos esos cambios?
Todo lo anterior lo veo como negativo. Y como positivo creo que la amplitud de los medios de comunicación fundamentalmente dieron lugar a que haya profesionales de comunicación que necesariamente se formen, que tengan el lugar de desarrollo de trabajo. Antes era muy difícil. Creo que los medios han posibilitado el trabajo, el tema de la producción. Y la variedad también. A la gente le da la posibilidad de elegir y eso no es poco. El control remoto lo hacen valer, bueno esto ya no me gusta, click y cambio. Mi profesora de Locución me decía una cosa muy dura pero para quienes se forman en la profesión de la comunicación vale decirlo, “nunca olvides que la Radio no tiene ni dueños ni directores, tiene amos”.
El oyente es quién ejerce la función de amo para con la radio y tiene el derecho de vida y muerte que lo concede el dial, si no lo gusta lo que estás haciendo, cambia y ahí ya está, es la muerte de esa misma Radio. Es un amo severo, al que le gusta el respeto y que vos cumplas. Si vos tenés algún problema, lo lamento, lo dejás en la puerta de la Radio. Lo que yo acabo de contar es durísimo, pero es una realidad. La Radio es porque alguien escucha. No solamente porque nosotros lo hacemos. Yo hago Radio, pero ¿para quiénes?, esa es la gran pregunta ¿no?.
¿Qué opina de la Ley actual de Radiodifusión?
Es una ley perimida, necesariamente por el tiempo, más allá de las cuestiones políticas. Seguimos rigiéndonos por una ley muy antigua. De todas maneras hay que introducir reformas, pero esas reformas es bueno que sea analizadas por gente, permítaseme la comparación, del intestino de la comunicación, es decir que conozca verdaderamente. Porque no es un tema común, es muy importante, que rija los destinos comunicacionales de un país, de los medios, es lo que transmite, es lo que forma opinión, no estamos hablando de cualquier cosa. Entonces por eso hay que estar formado para opinar, sino mas vale no opinar, si uno no sabe.
Para finalizar esta interesante entrevista, basándose en su experiencia o en lo que le parezca a usted, ¿le gustaría recomendarle algo a las personas que se encuentran estudiando Locución o alguna carrera relacionada con los medios o quisieran hacerlo en un futuro?
Muchísimo para decirles. Pero voy a tratar de enumerar en términos: perseverancia, respeto, paciencia, humildad, formación integral, ocuparse; estar a la altura de las circunstancias, guardar esa sobriedad, ese gesto digno para con el aire y una formación total de la persona que haga que realmente si es una locutora sea indudablemente una Dama Locutora y si es un locutor sea un Caballero Locutor o periodista o comunicador. Que nunca pierda ese Don, ese gestarse interiormente porque es lo que vale. A la gente no le gusta lo superfluo aunque parezca y siempre instruirse, siempre leer. Un comunicador que no lea está en un peligro tremendo de extinción. Tomar un buen libro e imbuirse de las letras sabias porque eso genera, no solamente pensamiento sino elemento discursivo y saber qué decir después y cómo. Y por supuesto mucho ánimo, fuerza, ganas y enamorarse perdidamente de esto.
Vaya si no son acertados los conejos que puntualizó. Seguramente servirán de mucho a los jóvenes y a los no tanto también, que están relacionados de alguna manera con los Medios o desean en algún momento estarlo; no solo los consejos sino la entrevista en general, ya que la experiencia y la humildad con la que Pablo se expresó es importante para destacar y por qué no si alguien lo desea para tomar en cuenta en la vida.
Este texto pertenece al trabajo práctico “Entrevista”