Estrategias interactivas y pragmáticas (T. Base 10)

UNIDAD 1
TEXTO BASE 10
Estrategias interactivas y pragmáticas. Relevancia de los actos de habla en las estrategias de producción interactivas y pragmáticas
Ya han visto que hay distintas estrategias de producción de los discursos:
– interactivas y pragmáticas
– de producción semántica y
– para establecer la coherencia local de un pasaje.


A estas estrategias por medio de las cuales los escritores controlan los textos que producen, podemos reconocerlas fácilmente apelando a la división tradicional del estudio de los signos, es decir:
1 Pragmática: que estudia la relación entre el signo y el sujeto que lo utiliza.
2.Semántica: que estudia la relación que se establece entre el signo y el objeto designado.
3.Sintáctica: que estudia las relaciones de los signos entre sí y la relación de los signos unos con otros.
El primer grupo de estrategias, las interactivas y pragmáticas son las que tienden a lograr el uso del lenguaje apropiado para la situación determinada en que se encuentra el usuario. El eje central alrededor del cual se desarrollan estas estrategias está constituido por el uso de los actos de habla.

¿Qué son los actos de habla?
Para comenzar a contestar esta pregunta debemos primero diferenciar los hechos de las acciones. “Las acciones se diferencian de los hechos porque suponen conciencia y control por parte de la persona que las ejecuta, es decir intención de que algo ocurra”.(Marro y Dellamea, 1993: 31)
Por tanto, los hechos, simplemente ocurren, las acciones, en cambio, son ejecutadas por las personas con el objetivo de producir determinados efectos de sentido.
“Así por ejemplo, “tropezar” es un hecho porque por regla general nadie tiene la intención de tropezar. En cambio, “comprar un libro” es una acción, porque incluye una intención y un hacer. Somos responsables de las acciones que ejecutamos, precisamente porque son conscientes, controlables e intencionales”. (Marro y Dellamea, 1993: 31)
Realizar una acción significa tomar una decisión y suponer las consecuencias que esta traerá aparejada. Cuando las acciones fruto de una decisión volitiva, intencional, se producen por medio del lenguaje, se denominan Actos de Habla.
Según van Dijk: “Los actos de habla son realmente acciones ya que hacemos algo, producimos una emisión oral o escrita con una intención. Los destinatarios o lectores saben que no nos pronunciamos en contra de nuestra voluntad; de allí que debemos controlar no sólo lo que decimos sino también la intención con que lo decimos”.(cita de Marro y Delllamea, 1993: 32)

¿Cómo se producen los actos de habla?
Los actos de habla se producen a través de aquellos enunciados que expresan las acciones y las intenciones de quienes los realizan.
Por ejemplo:
-¿Vamos al cine?
Es una pregunta, pero también una invitación, es decir, el acto de habla que se expresa en esta pregunta es: invitar.
Pero también podríamos decir:
-Con este frío no da para caminar, está lindo para ir al cine.
Con tal emisión estamos sugiriendo la invitación.
La intención del hablante es ir juntos al cine, su propósito es lograr que el otro lo acompañe, y para lograrlo hace más que una pregunta o una sugerencia, realiza una invitación y espera con esto obtener algo más que una respuesta, espera una aceptación.
Si el otro contesta con emisiones tales como:
-Si.
-Bueno.
-Me gustaría.
-Dale, vamos.
Entonces realiza a su vez otro acto de habla: aceptar. Más allá de la forma lingüística que le de a su respuesta, de las palabras que elija para responder, el acto de habla será siempre el mismo: aceptar o no la invitación.
Como productores, debemos reconocer cuáles son los actos de habla más apropiados para lograr nuestros propósitos y obtener en los demás el efecto deseado.
Como destinatarios de estos actos, debemos reconocerlos e interpretarlos dentro del mismo contexto de sentido en el que fueron producidos, para decidir qué hacer con ellos.
Esto es así, porque la mayoría de los enunciados, y más específicamente las proposiciones, no son necesariamente verdaderas o falsas, sino que su interpretación depende del contexto en el que se producen y de la situación comunicativa. Por ejemplo, ante la orden de realizar determinado trabajo práctico o tarea de lectura en clase, este acto de habla, no tendrá el mismo efecto, si la indicación la realiza el docente o un alumno del grupo. Es decir, no será el mismo acto de habla, sino probablemente, solo un acto de tipo descriptivo:
-El profesor dejó dicho que hiciéramos el práctico en clase.
Debemos entonces, primero, distinguir entre aquellos enunciados descriptivos y los realizativos. Solo en estos últimos estamos realizando efectivamente la acción fruto de nuestra intención. Por ejemplo, si decimos:
-Perdoname, no te quise ofender.
Además de informarle al otro que estamos arrepentidos y queremos pedirle disculpas, realmente estamos realizando la acción de pedir disculpas.
Ahora bien, decíamos que estas acciones no responden a las categorías de verdaderas o falsas, ya que, el hecho de pedir disculpas, por ejemplo, no implica sinceridad por parte de la persona que se disculpa. Solamente produce el efecto esperado, es decir la disculpa, porque lleva consigo el propósito de que así ocurra. Pero bien podemos también, mentir, para lograrlo. Es decir, la mayoría de estas proposiciones no pueden evaluarse con criterios rígidos de correspondencia o no con la realidad.
Por ejemplo, el hecho de realizar un acto de habla que conlleva una promesa, no implica necesariamente, su cumplimiento, sino el propósito de cumplirla, y en ocasiones, ni siquiera esto.
Además, debemos tener en cuenta que los actos de habla tienen propósitos que van más allá que la simple enunciación de los mismos, y que responden a circunstancias de tipo pragmáticas. Por ejemplo, ante una aseveración como “Perdoname, no quise ofenderte”, el oyente, también tiene la libertad de creernos o no. Para que el acto de habla dé resultado, el oyente, también tiene que realizar una acción, en este caso, “perdonar”.
El filósofo inglés John Austin, considera que todo acto de habla contiene en sí mismo tres actos:
-el acto locucionario o locutivo, que está constituido por el acto de decir algo, de producir determinados sonidos;
-el acto ilocucionario o ilocutivo, que está constituido por la fuerza al decir algo, esa fuerza se manifiesta por medio de verbos;
-el acto perlocucionario o perlocutivo que está constituido por el efecto que se pretende alcanzar por medio del decir algo.
El hablante deberá valorar, entonces, el impacto de sus actos de habla en el contexto y el interlocutor, tanto en términos de ilocución como de perlocución.
Por otra parte, también se debe tener en cuenta aquellos casos, donde el acto de habla no es directo sino indirecto.
Volvamos al ejemplo de la realización del trabajo práctico. El profesor puede decir:
-Tienen que hacer el trabajo práctico en clase
Con esta emisión, el acto ilocutivo puede interpretarse como una orden; o bien decir:
-Les conviene hacer el trabajo ahora, en clase
En este caso, el acto que puede interpretarse como un consejo, pero también podría inferirse contextualmente, es decir, indirectamente, como una amenaza. Incluso, si como todos los actos ilocutivos posee una determinada fuerza, también como acto perlocutivo logra efectos: intimidar a los alumnos, por ejemplo.
Por esto, interpretar que todo acto locutivo va acompañado por actos ilocutivos y perlocutivos explica que las proposiciones tienen elementos que las acercarán a las acciones, es decir, contienen actos de habla.
Siguiendo con nuestro tema, debe quedar claro, también, que los actos de habla precisamente porque devienen del aspecto pragmático e interactivo del lenguaje, tienen una finalidad social. El uso que hagamos de los signos del lenguaje estará en función de los fines que queramos obtener.
¿Cuáles son algunos de esos fines?
Podrían ser, entre muchos otros:
1. Argumentar: mediante hechos y razonamientos verosímiles.
2. Informar, con datos, hechos, situaciones reales.
3. Exhortar, usando actos de habla de carácter imperativo, para así provocar determinadas conductas.
4. Denunciar, mediante evidencias, datos, reclamos.
Estos actos de habla que originan nuestro discurso y que se constituyen en su principal eje, se denominan Macroactos. Este acto de habla general, está compuesto por una secuencia de otros pequeños actos o microactos de habla, que estructuran nuestro discurso, dándole sentido y soporte a nuestro acto de habla principal.
El acto global, motivador, origen de nuestro discurso, solo surte el efecto que buscamos, cuando:
– Utilizamos las palabras adecuadas para el tipo de discurso que se trate, es decir, si nuestra intención es persuadir a una persona para que acepte nuestro punto de vista, no lograremos mucho, seguramente, insultándola o descalificándola.
– Lo que nos lleva al segundo requisito: estos actos deben adecuarse a las personas y a las circunstancias. Así para solicitar un empleo administrativo a una persona desconocida, la estrategia interactiva indica que debe utilizarse un estilo formal de tratamiento y unos recursos idiomáticos provenientes del lenguaje general y no de uno marcadamente coloquial. Por ejemplo, decirle al empleador: “Vengo por el laburo que vos ofrecés. Si tenés mucho quilombo, yo te lo puedo arreglar” seguramente resultará inconveniente y garantizará el fracaso en la empresa de obtener empleo. (Marro y Dellamea, 1993: 31)
– Y, finalmente, debemos tener en cuenta el desarrollo de nuestros argumentos, es decir, hacer coincidir la secuencia de actos de habla con el principal.
Si no utilizamos adecuadamente estos elementos, el macroacto de habla, y por lo tanto, el acto comunicativo, falla.
¿Cómo podemos asegurarnos que esto último no suceda?
Para que esto no ocurra, es esencial considerar la realización de Planes discursivos. Es decir, planificar qué tipo de texto más nos conviene a nuestros propósitos, qué plan global de escritura utilizaremos, y qué estructuras convencionales conocemos para hacerlo.
Las autoras Marro y Dellamea dan un ejemplo de un plan discursivo para una carta de lectores de un diario, utilizando los pasos convencionalizados sobre cómo escribir una carta a un medio de comunicación:
El Plan global de este tipo de discurso comprende los pasos que siguen.
1) se deberá comenzar con un saludo al director del diario,
2) se seguirá con la presentación o actualización somera del problema,
3) luego vendrá el desarrollo e inmediatamente un espacio para pedir, exhortar, u otros actos de habla.
Con los saludos y la identificación del autor, profesión, domicilio y documento de identidad, el plan global estaría concluido. (Marro y Dellamea, 1993: 34)
Como pueden ver, entonces, los actos de habla son típicos de los diálogos y los usamos cotidianamente, pero no solo aparecen en estos. También los otros formatos textuales contienen actos de habla, porque ningún texto o discurso se produce para nadie o sin sentido alguno, y aún, un discurso sin sentido aparente, puede poseer una finalidad, o al menos, expresar una intención.
¿Existe alguna clasificación de los actos de habla que pueda servirnos de guía?
Algunos autores han realizado diferentes clasificaciones de verbos o categorías de verbos para lograr reconocer y utilizar correctamente los actos de habla. El primero en establecer una clasificación fue Austin. Es importante que conozcan los verbos que la constituyen con el fin de que ese repertorio les resulte útil en el momento de reconocimiento y producción.
Resumiendo, ¿para qué sirven los actos de habla?
Digamos que los actos de habla son importantes, no solamente para la interacción cotidiana, nuestras relaciones sociales y humanas, sino, también, porque forman parte fundamental de nuestro desempeño profesional y están íntimamente asociados al campo del periodismo y la comunicación.
Si realizan una lectura atenta, los verán, por ejemplo, a lo largo de las páginas de los diarios, formando parte de comentarios, columnas de opinión, críticas de espectáculos, crónicas deportivas, editoriales, reportajes, entrevistas, y por supuesto, en las cartas de lectores.

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