De toda dicción considerada como inevitable ficción – Juan Ignacio DELLEPIANE

UNIDAD 6
TEXTO FUENTE

Albert Chillón plantea, en su libro “Literatura y periodismo”, la presencia constante de la ficción, en grados y maneras variables, en cada una de las enunciaciones (facticia y ficticia).
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El autor parte de la idea de que la acción de hablar, de decir y también de escribir, lleva implícito el hecho de que, como seres humanos, inevitablemente, ideamos, imaginamos la realidad que vivimos, observamos, evocamos o anticipamos.
Por lo tanto, toda dicción humana se convierte en sinónimo de ficción y no es que uno de los modos posibles de la dicción sea la ficción sino que dicción y ficción son constitutivamente una y la misma cosa.
Teniendo presente esta idea, él propone como corolarios, antes de exponer su caracterización de enunciaciones, que:
• todo acto de dicción es también un acto de ficción;
• los actos de ficción en los que incesantemente incurrimos al hablar nos permiten incorporar y expresar de un modo imaginativo, retórico o figurativo todas esas cosas que damos en llamar realidad;
• estas afirmaciones deben llevarnos a distinguir los grados y las maneras en los que la ficción afecta las diferentes modalidades de enunciación.
Con respecto a la clasificación de enunciaciones, en primer lugar, Chillón distingue una enunciación facticia o ficción tácita que se constituye de enunciados de vocación veridicente, en los que la cuota de ficción se encuentra reducida al mínimo (es implícita y prácticamente no intencional) y que exige, como condición necesaria, un pacto de veridicción entre los interlocutores.
En este tipo de enunciados podemos distinguir:
• La enunciación facticia de tenor documental: caracterizada por su veracidad y su alta verificabilidad. Ejemplos: géneros periodísticos y mediáticos como la información, la crónica, el reportaje y el documental.
• La enunciación facticia de tenor testimonial caracterizada por su veracidad y su escasa verificabilidad. A modo de ejemplo encontramos el tipo de la llamada “literatura del yo” (libros de memorias, epistolarios, dietarios, relatos de viaje, retratos y semblanzas).
Por último, nos encontramos con la enunciación ficticia o ficción explícita, característica de los enunciados de vocación fabuladora, en los que la dosis de ficción es explícita e intencional y estaría presente en grados y maneras variables.
La enunciación ficticia exige un pacto de suspensión de la incredulidad.
En este tipo de enunciados cabría distinguir al menos tres tipos:
• La enunciación ficticia de tenor realista, caracterizada por la búsqueda de una verdad esencial destilada por medio del cultivo de la verosimilitud referencial, esto es, por su carácter representativo y mimético respecto de un mundo posible reconocible por el autor. Ejemplos: relatos, novela y cine realista.
• La enunciación ficticia de tenor fabulador o mitopoético, caracterizada por la búsqueda de una verdad esencial por medio del cultivo de la verosimilitud autorreferencial. Es decir, no por su carácter representativo respecto de un mundo posible concreto y reconocible, sino por su apelación a otras realidades interiores, propias de la imaginación, la fantasía, el sueño. Ejemplos: mito, leyenda, relato, novela y cine fantástico.
• La enunciación ficticia de tenor falaz, caracterizada por la búsqueda de la mentira, el engaño, la tergiversación, el encubrimiento. Ejemplos: discurso político.
Dichas caracterizaciones, sostiene Chillón, nos llevan a superar dicotomías obsoletas y oscurecedoras, como la que se da entre ficción y no ficción o entre ficción y realidad: “No nos es dado hablar de la realidad más que a través de sus representaciones y expresiones”.

* Juan Igncio Dellepiane. Alumno de Cuarto año de la Carrera de Comunicación Social de la Facultad de Ciencia Política y RRII. Auxiliar alumno de Redacción 1.