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UNIDAD 7
TRABAJO PRÁCTICO / Ir a La argumentación como espacio creativo en el campo de la comunicación
La solvencia en el manejo del lenguaje se consigue ejercitándose, trabajando, corrigiendo y volviendo a hacer. Ese es el motivo por el cual les planteamos este nuevo práctico. Sigamos ejercitándonos en el difícil pero apasionante juego de la argumentación.
1. Leer el artículo “Demasiado Rubio para un apellido árabe”.
2. Fijar una posición a favor o en contra, con respecto a la problemática planteada.
3. Planificar un texto argumentativo de acuerdo con todos los elementos que te hemos brindado al comienzo de este curso.
4. Escribir el texto argumentativo. Extensión mínima: 20 líneas.
5. Revisar el borrador con los instrumentos brindados por el cuestionario de autoevaluación.
6. Entregar todo el material trabajado.
DEMASIADO RUBIO PARA UN APELLIDO ÁRABE
La Corte de Apelaciones de la ciudad francesa de Belfort determinó que un niño no puede llevar el apellido de su padre, de origen argelino, porque es demasiado rubio y con la piel clara. El niño, conocido por la inicial V., “tiene la piel demasiado clara, los cabellos rubios y los ojos azules, como la madre, y sería para él un shock llevar un apellido argelino”, determinó el tribunal.
La sentencia parece hija de un nuevo tipo de racismo, con el cual la Corte inventó el criterio de la adecuación física de un niño a su apellido, y sobre todo provocó estremecimientos al revivir viejos y malos recuerdos.
El padre se llama Abdelnacer Ahmed Fouatih, trabaja en Belfort y pasa con su hijo, dos fines de semana por mes.
El niño lleva el apellido de la madre, que lo reconoció al nacer, pero en 1998 el hombre se dirigió a la Justicia para poder darle el suyo, como lo prevé el Código Civil. Ese año, en Belfort, se presentaron más de 8.000 demandas similares. Sucede a menudo que parejas no casadas desean cambiar el apellido, si es extranjero, para no crear problemas futuros al niño.
La jurisprudencia, por su parte, es favorable a los padres naturales que quieren dar su apellido a los hijos, porque así “ se da apariencia de hijo legítimo, siempre preferible para el niño”.
En este caso, en cambio, la Corte le hizo caso a la rubia y etérea madre, con un estridente aire de racismo.
“Reemplazar el apellido de la madre por el del padre – sentenciaron los tres jueces – sería perjudicial para el niño, en la medida en que no tiene las características físicas de tipo mediterráneo”.
La Capital, sábado 7 de julio de 2001, pág. 25.
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