El miedo y la impunidad: dos formas de hacer política – Franco TROVATO FUOCO

UNIDAD 7
TEXTO COMPLEMENTARIO / Ir a Trabajo Práctico Contra el miedo
1999
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Don Miguel de Unamuno, en “Del sentimiento trágico de la vida”, nos dice que todo, absolutamente todo, lo que mueve al hombre se deriva, en forma directa o no, en forma consciente o no, del miedo a una certeza: la certeza de la muerte. Entonces, nos sigue diciendo, todo lo que el hombre hace es por miedo. Puede discutirse, si se quiere, la veracidad del pensamiento de Unamuno con respecto a la muerte, pero, hay algo que no admite discusión: el miedo moviliza nuestras acciones, el miedo es coercitivo.
Así, cuando niños, el miedo al “cuco” nos hace comer con avidez esas verduras que tanto despreciamos, o nos hace dormir, o nos hace “portarnos bien”.
Luego, cuando adolescentes, el miedo a ser iguales que el resto del mundo nos hace rebeldes; y, al mismo tiempo, el miedo a no ser aceptado por nuestros pares, los otros adolescentes, nos hace sumisos a esa rebeldía.
Seguimos carreras universitarias, obtenemos trabajos, nos casamos, nos afiliamos a una A.F.J.P, contratamos seguros de vida, acumulamos bienes, cuidamos nuestra salud, hacemos dieta, tratamos de dejar el cigarrillo, cumplimos los diez mandamientos; y más tarde o más temprano les imponemos estos preceptos, y muchos más, a nuestros hijos y les decimos: “Es por tu bien”. A su vez, nuestros hijos repetirán, con pequeñas variaciones de puesta en escena y reparto de personajes, estas acciones, ¿Por qué? : por miedo. Detrás de todas las acciones está, con una fusta de mango corto el miedo, obligándonos a caminar.
Alejándonos del plano individual, la conciencia social se impone al individuo, de la misma manera que los padres a los hijos. Así, por miedo, los egipcios construyeron las pirámides, los hebreos mataron a Jesús, se levantó la Muralla China, se llevó a cabo la inquisición, se destruyó la cultura indígena, se dividió Alemania, se produjo la guerra fría, se montó el “Operativo Cóndor”; los ejemplos parecen caprichosos pero no lo son, ya que todo hecho histórico, toda acción llevada a cabo por la civilización, luego de cierto examen nos conduce, invariablemente, al miedo.
Examinemos un ejemplo con brevedad.
La Muralla China, según los historiadores fue construida a los fines de impedir el ataque de los pueblos nómadas del norte de China. Borges, en “Otras inquisiciones”, opina que Qin Shi Huangdi, la mandó a construir por miedo al tiempo, para matar al pasado y para detener al futuro. Uno puede quedarse con una u otra explicación, pero lo cierto es que 6000 Km, de tierra y piedra formaron una muralla que se ve desde la luna, ¿y todo por que? : Por miedo. Elija el que más le guste, miedo a los invasores, miedo al tiempo, o cualquier otro; lo cierto es que el miedo movilizó durante muchísimos años a toda una nación con un solo objetivo: levantar una inmensa pared.
Lo anterior nos permite afirmar que el miedo es el mejor combustible, tiene todas las cualidades necesarias para serlo: una pequeña chispa lo enciende de manera asombrosa; su rendimiento, una vez encendido, es muy prolongado; y por último vemos que su fuerza de propagación es tan asombrosa como su empuje.
Hoy día se habla de inseguridad, que no es más que una de las tantas expresiones del miedo. ¿A quién beneficia la inseguridad? ¿Quién nos carga ese poderoso combustible? ¿Para quién y para qué estamos levantando qué muralla?.
La respuesta no la sabemos, o mejor: ¿No la sabemos?.
Imaginemos lo siguiente: Shi Huangti, advirtió que el tiempo inevitablemente no solo lo mataría a él, sino que también mataría su recuerdo, siglos y siglos de historia terminarían por borrar su imagen. Sigamos imaginando, este emperador advirtió que el miedo puede movilizar a todo un pueblo y encontró así la solución a su problema. De aquí en más sólo le quedaba encender el miedo y esperar que el pueblo construya la obra que lo inmortalice.
Volvamos a nuestro tiempo y pensemos quién es ahora la reencarnación de nuestro imaginario Shi Huangti y qué propósitos tiene.
Nuevamente, la respuesta no la sabemos, o, mejor dicho: ¿No la sabemos?.
Lo cierto es que nos han cargado hasta el tope de ese combustible, entonces, compramos alarmas, contratamos seguridad privada, adquirimos armas, y nos olvidamos de todos los demás problemas cuando aparece la inseguridad.
Lo cierto es que mientras nosotros hacemos todo eso el poder permanece dónde está y es el único que parece no tener miedo.
Repito la pregunta: ¿A quién beneficia nuestra inseguridad?.
El miedo puede ser considerado como un sentimiento natural del espíritu humano, que le ayuda a permanecer vivo en ciertos casos.
Pero, ¿qué pasa cuando nos implantan el miedo?.
No podemos vivir con el miedo que nos imponen los sectores de poder para permanecer impunes, debemos informarnos, para poder saber a quién beneficiamos con nuestro miedo. Esta es la única forma de combatir la impunidad.
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