Reformulación del modelo de escritura

“La escritura, si es que quiere acontecer, depende, realmente, de una combinación apropiada de condiciones cognitivas, afectivas, sociales y físicas. La escritura es un acto comunicativo que requiere de un contexto social y de un medio”.
John Hayes

Después de dieciséis años de la construcción del modelo de producción de Hayes y Flowers (1980) que proponemos en el texto base, John Hayes trabajó en una reformulación de aquel modelo, planteando las limitaciones del anterior y construyendo uno superador que da cuenta con mayor precisión e integralidad de los procesos de redacción de textos.

Organización general Modelo Hayes

Principales diferencias con el modelo anterior, según su autor
Analicemos los puntos centrales de esta nueva perspectiva. En primer lugar, vemos que tiene dos componentes importantes: el entorno de la tarea y el individuo. El entorno de la tarea, si bien ya estaba presente en el modelo anterior, en este caso, tiene la particularidad de estar dividido en entorno social y entorno físico. “Lo individual incorpora motivación y emoción, procesos cognitivos, memoria activa y memoria a largo plazo (…). El nuevo modelo podría ser descrito como un modelo individual-medioambiental” (Hayes, 1998)*

Hayes señala algunas diferencias centrales entre los dos modelos:
1) énfasis en el papel central de la memoria activa en la escritura
2) inclusión de representaciones espaciales-visuales y lingüísticas
3) lugar significativo para la motivación y la emoción
4) reemplazo de la revisión por la interpretación del texto
5) inclusión de la planificación en la categoría de reflexión
6) inclusión de la traducción en un proceso de producción de textos más general

El entorno de la tarea
El entorno social
“Escribir es, en primer lugar, una actividad social. Escribimos, sobre todo para comunicarnos con otros seres humanos, pero el acto de escribir no es social tan solo por su propósito comunicativo. Es social, también, porque es un artefacto social y es desarrollado en un medio social, lo que escribimos, cómo lo escribimos y a quién escribimos está modelado por convenciones sociales y por nuestra historia de interacciones sociales. Nuestras escuelas y nuestros amigos nos instan a escribir. Escribimos de manera diferente cuando se trata de una audiencia familiar que cuando se trata de un público desconocido. Los géneros en los que escribimos fueron inventados por otros escritores y las frases que escribimos reflejan, a manudo, frases que otros escritores escribieron antes. De esa manera, nuestra cultura nos proporciona las palabras, las imágenes y las formas con las que hacemos el texto”.

El entorno físico
“Durante la composición de cualquiera de las páginas, pero especialmente de los pasajes más breves, lo escritores releerán lo que han escrito con la intención aparentemente de ayudar a dar forma a lo que van a escribir a continuación. De esta manera, escribir modifica su propio entorno de la tarea. Escribir, sin embargo, no es la única actividad que reforma su entorno de la tarea. Otras actividades creativas que originan acumulativamente un producto integrado, tales como el diseño gráfico, la programación de ordenadores y la pintura, poseen también esta propiedad.”
Por otro lado, afirma –basado en investigaciones– que el medio de la escritura condiciona la tarea, modificándola. No es lo mismo el proceso cuando se escribe en papel que cuando se escribe en computadora y si bien advierte que no se trata de encontrar medios mejores que otros, sostiene que es necesario “ser conscientes de que los procesos de escritura están influidos, y, algunas veces, extremadamente influidos, por el medio con el que se escribe”.

El individuo
Dentro del segundo componente de la nueva versión del modelo, Hayes reconoce diversos aspectos del escritor individual: la memoria activa, la motivación y la emoción, los procesos cognitivos y la memoria a largo plazo.
La memoria activa
En este modelo, la memoria activa tiene un lugar central ya que todos los procesos se vinculan con ella. La noción de memoria activa es recuperada por Hayes de Baddeley (1986) quien la define como “un recurso limitado que es utilizado tanto para almacenar información como para desarrollar los procesos cognitivos. Estructuralmente, la memoria activa consiste en un centro ejecutivo con un bucle fonológico y un cuaderno visual-espacial. El bucle fonológico almacena información fonológicamente codificada y el cuaderno almacena información visual y espacialmente codificada”.
Esta memoria también recupera información desde la memoria a largo plazo y administra tareas que requieren la resolución de problemas y la toma de decisiones. Sin embargo, en el modelo propuesto por Hayes, la planificación y la toma de decisiones son parte del proceso de reflexión más que de la memoria activa.

La motivación
Respecto de este tema, el autor identifica cuatro áreas de importancia:
1.- La naturaleza de la motivación en la escritura: “La motivación es manifiesta no solo en las respuestas relativamente a corto plazo a fines inmediatos sino también en la predisposición a comprometerse a largo plazo en ciertos tipos de actividades”.
2.- Interacción entre fines: “Las actividades que son caracterizadas acertadamente por el análisis de medios-fines tienen, inconfundiblemente, un único fin dominante. En la escritura existen muchas situaciones, sin embargo, que implican fines múltiples que interactúan entre sí para determinar el curso de la acción”.
3.- La elección entre métodos: Los factores motivacionales influyen complementariamente en la acción a través de la influencia en la estrategia de selección. “La motivación puede ser entendida como si moldeara el curso de la acción a través de un mecanismo de coste-beneficio. Incluso, cuando el objetivo de una actividad está terminantemente fijado, los individuos elegirán el medio que, en el entorno presente sea menos costoso o conduzca, menos probablemente, a un error”.
4.- Respuestas emocionales en la lectura y la escritura

Procesos cognitivos
Hayes propone tres funciones cognitivas primarias implicadas en la escritura:
1.- La interpretación de textos, que hace posible la lectura, la escucha y la observación;
2.- La reflexión que opera sobre las representaciones internas para producir otras y que permite la resolución de problemas, la toma de decisiones y la inferencia; y
3.- La producción de textos que lleva las representaciones internas al contexto del entorno de las tareas y produce resultados escritos, hablados y gráficos.

La lectura
En este modelo, la revisión está pensada desde el concepto más englobador de lectura, pero de una lectura particular. Dice el autor: “En la tarea de revisión la gente no lee tan solo para representar el significado del texto, sino para algo más importante, para identificar los problemas del texto (…), [y] también oportunidades para mejorar que no son consecuencia, necesariamente, de los problemas”.
Para la revisión, Hayes propone un esquema de tarea con los siguientes puntos posibles:
• un objetivo: mejorar el texto;
• un conjunto de actividades que, se presume, han de realizarse: lectura evaluativa, resolución de problemas, producción de textos;
• subobjetivos de la atención: a qué prestar atención en el texto que se revisa y qué errores evitar;
• plantillas y proyectos para la calidad: criterios para el paralelismo, la dicción y otros;
• estrategias para fijar las clases específicas de problemas textuales.

De la planificación a la reflexión
Hayes incluye en el modelo otros procesos reflexivos: la resolución de problemas, la toma de decisiones y las inferencias.
1.- Resolución de problemas: “actividad que consiste en articular una secuencia de pasos para alcanzar un objetivo”.
2.- Toma de decisiones: “Se habla de toma de decisiones cuando se evalúa entre varias alternativas para elegir de entre ellas”.
3.- Inferencia: “Es un proceso por medio del cual se deriva nueva información de la antigua. Podría estar o no dirigida hacia un objetivo y podría ser consciente o inconsciente. La inferencia es importante tanto en la lectura como en la escritura”.

La producción de textos
“El texto es producido de la manera que sigue: las pautas del plan de escritura y del texto producido hasta ese momento son utilizadas para activar determinado contenido semántico. Este contenido es almacenado en la memoria activa pero sin articularse de forma inmediata. Más tarde se construye y almacena una primera articulación, una forma superficial del expresar ese contenido”.

La memoria a largo plazo
“Escribir no sería posible, simplemente, si los escritores no tuvieran memoria a largo plazo en la que almacenar su conocimiento del vocabulario, la gramática, el género, los temas, la audiencia, etc.”
El autor destaca tres asuntos vinculados con la memoria a largo plazo:
1.- Los esquemas de la tarea, almacenados en la memoria a largo plazo y que, como ya vimos, son paquetes de información que indican cómo realizar una tarea particular, son activados por estímulos del entorno o de la reflexión.
2.- Conocimiento de la audiencia
3.- El impacto de la prolongación de la práctica: “Tres estudios indican que, incluso los individuos con mucho talento, requieren de un largo período de práctica antes de que puedan producir una obra notable en la música, el arte o la poesía. Para alcanzar una práctica experta en cualquiera de los géneros de la escritura, también se requieren muchos años de experiencia”.

Conclusiones
“Los cambios principales de enfoque en el nuevo marco son: mayor atención al papel que la memoria activa tiene en la escritura, inclusión de la dimensión visual-espacial, la integración de motivación y emoción en los procesos cognitivos, y una reorganización de los procesos cognitivos que hace un mayor énfasis en los procesos de interpretación de los textos en la escritura”.

Respecto de la cuestión de los procesos de interpretación que son parte del nuevo modelo, en la unidad dos retomaremos el planteo que Hayes realiza al respecto, para profundizar en una idea que sostenemos desde los primeros textos que abordamos: la escritura y la lectura, procesos inseparables.

* Todas las citas encomilladas refieren al trabajo de John Hayes (1996) “Un nuevo marco para la comprensión de lo cognitivo y lo emocional en la escritura”, en The science of writing, Lawrence Erlbaum Associates, New Jersey, 1, 1-27, base al cual se ha construido este texto.