Adaptación de material de Lengua y Literatura I de Editorial AZ, 2000. Págs. 132 – 154.
Quién habla en las narraciones ficcionales: El narrador es la voz que realiza el acto de contar la historia. Puede narrar en primera, segunda o tercera persona y, como personaje, puede o no participar de los hechos que relata.
Quién lee o escucha lo que el narrador cuenta en un relato ficcional: El narratario es el personaje destinatario, oyente o lector, que puede estar explícito o implícito en el discurso del narrador.


Realidad y ficción en la comunicación: El relato ficcional es un acto verbal y como tal comporta los rasgos de cualquier situación comunicativa: un sujeto (el narrador) se instala como locutor y elabora un mensaje lingüístico para un destinatario (el narratario). En la enunciación ficcional, el narrador, el narratario y el mensaje que los relaciona constituyen los componentes de un circuito ficcional de comunicación.
Sin embargo, el circuito ficcional de comunicación está enmarcado en otro circuito de comunicación formado por el autor real, el lector real y la obra que se denomina circuito real de comunicación.
Gráficamente podemos representar ambos circuitos de la siguiente manera:

Circuito real de comunicación:————— Enunciación literaria
Autor real: José Hernández Obra: Martín Fierro Lector real: Público lector
Circuito ficcional de comunicación:——– Enunciación ficcional
Narrador: Martín Fierro Relato de sus penas Narratario: oyentes en la pulpería

En la enunciación literaria, autor y lector reales no mantienen, estrictamente hablando, una comunicación directa por medio del texto. La obra, en realidad, no expresa al autor sino que tiene una existencia autónoma. No es necesario conocer al autor o lector efectivos del texto. El relato se ha desprendido del circuito de comunicación y sobrevive en forma independiente.
Por otra parte, la noción de autor no se asocia directamente con la persona física a la que representa. El concepto de autor podría ser situado en la intersección entre hombre de carne y hueso y obra. En efecto, un grupo de textos y un conjunto de rasgos estilísticos sirven para designar la función autor. Es decir, cuando se habla de José Hernández como autor, no se hace referencia directamente al hombre que fue literato y político en la Argentina de fines del siglo XIX y que tuvo una vida particular, sino que la palabra autor designa un conjunto de textos escritos por él que tienen un determinado estilo.
Recordemos el cuadro de competencias:
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De acuerdo con esta perspectiva, debemos tener en cuenta tanto las circunstancias de construcción del texto, en las que se inscribe el autor, cuanto las circunstancias de construcción de sentido que provoca la reescritura de ese texto por parte del lector.
Historia y relato: Las narraciones, tanto las que refieren hechos reales (crónicas, biografías, anécdotas) o las que relatan hechos ficcionales (cuentos, películas, parábolas, leyendas) se relacionan siempre con dos preguntas: ¿qué pasó? Y ¿cómo se cuenta lo que pasó?
La primera pregunta se responde precisando los hechos, el lugar y el momento en que transcurrieron y sus protagonistas. Este nivel en que se contemplan los acontecimientos ocurridos en el tiempo se denomina historia.
La segunda pregunta alude a la relación que hay entre quien cuenta y lo que se cuenta, es decir, entre el narrador y lo narrado. Se observará, en este caso, si el narrador cuenta algo que le pasó a él mismo, a un amigo o a un desconocido; si lo vio, lo escuchó o lo imaginó; también se pondrá en cuestión si ocurrió mucho tiempo antes o próximo al momento en que el narrador cuenta. Este nivel en el que se contempla el modo en que se exponen los hechos ocurridos se denomina relato.
La elección de una historia: Los textos narrativos se caracterizan por referirse a hechos ocurridos que involucran a personas. Aunque también se describen circunstancias u objetos estos quedan subordinados a los hechos. Pero no todos los hechos merecen ser contados, es común que sólo se cuenten aquellos que se distinguen del resto porque constituyen un suceso o acontecimiento que resulta interesante. Las narraciones se refieren a hechos cuya existencia es anterior al acto de contar y que, por alguna razón interesante, motivan el acto de narrar.
La estructura narrativa: Los cuentos, en tanto formas narrativas en las que se relatan hechos que ocurrieron en el tiempo, se articulan en tres momentos:
• La situación inicial que establece un cierto orden o equilibrio
• La complicación que atenta contra el orden primero
• La resolución que devolverá el equilibrio inicial o lo reemplazará por otro.
Los tres momentos describen el proceso que deben llevar adelante las acciones para pasar de la situación inicial a la situación final.
La situación inicial presenta el conjunto de condiciones en las que comienza una narración: el momento en que suceden los hechos, el lugar y los partícipes.
Pero no todas las narraciones comienzan con la presentación del espacio, tiempo y participantes. A veces se da el caso de que se inician en cualquier momento, modalidad que se denomina “en medio de la situación”. O por el final, como en los cuentos policiales, donde lo primero que se cuenta es el hecho criminal y después lo relativo al quién, por qué y cómo.
La complicación puede presentarse como una acción humana, una acción no humana, como una amenaza climática, la aparición de un animal, un fenómeno paranormal, etc. También, como una acción interior como la culpa, el remordimiento, la desconfianza, etc. Siempre se trata de una situación que se opone y entra en tensión con la situación inicial. Es decir, aparece un conflicto toda vez que algo interviene y hace que el momento de equilibrio entre en vacilación.
La resolución es el proceso que tiende a eliminar el conflicto. Puede ser positiva, cuando los involucrados se benefician. O negativa, cuando salen perjudicados.
Al mismo tiempo que se da solución a un problema, se restablece otra vez un orden. Este nuevo equilibrio constituye la situación final, la que puede ser explícita en el cuento o estar sugerida.
Acciones principales o núcleo: En el nivel de la historia, importa qué fue lo que pasó, es decir, las acciones.
Hay distintos tipos de acciones. Las acciones principales o núcleo son acciones que no pueden suprimirse sin que se altere la historia y se ligan entre sí por una relación causa-consecuencia. Los núcleos son momentos de riesgo en la historia porque suponen la elección de un camino y las consecuencias que ésta puede traer.
Las acciones principales encadenadas por la relación causa-consecuencia constituyen una secuencia. La secuencia tiene lugar en un momento, en un espacio y de un modo determinado; este conjunto de circunstancias que rodean a los sucesos se denomina marco.
Acciones secundarias: En las narraciones, no todas las acciones son núcleo. También existen acciones secundarias que acompañan a las principales o que permiten que estas últimas se lleven a cabo. Estas acciones son subsidiarias de los núcleos: no existen sin la presencia de los núcleos.
Aunque, a primera vista, las acciones secundarias parecen de menor importancia, tienen su utilidad: ofrecen al relato zonas de descanso entre los momentos de riesgo u opción y amplían la información sobre ellos.
El narrador, una voz de papel: El narrador es una voz ficcional que asume la función de contar los hechos de una historia. Es una figura de papel que sólo existe en la narración y por la narración ya que únicamente es posible encontrarlo mediante sus palabras.
En los cuentos, las formas pronominales indican la persona que narra. La primera persona narrativa puede ser protagonista de los hechos o testigo de hechos que protagonizan otros.
El narrador también se pone de manifiesto por medio de marcadores de espacio, como “acá”, “en ese lugar”, y de tiempo, como “había una vez”, “en aquel momento”. Estos marcadores de espacio y tiempo están en relación con el nivel del relato y no deben confundirse con las circunstancias que rodean a los hechos contemplados en la historia y que constituyen el marco.
La articulación de las voces del narrador y de los personajes: En los cuentos, se escucha la voz del narrador. Él es quien organiza la historia en un relato, da protagonismo a los personajes y los deja hablar cuando lo considera conveniente.
Entre sus palabras y las de los personajes puede haber una mayor o menor distancia. Es decir, el narrador puede reproducir textualmente las palabras de los personajes para distanciarse de ellos y lograr una mayor objetividad, o puede acercarse a ellos incluyendo su discurso dentro del propio.
Para referir las voces de los personajes:
• Estilo directo: es la forma que usa el narrador para reproducir textualmente las palabras de los personajes. Se usan marcas gráficas como el guión de diálogo, comillas o dos puntos para introducirlas.
• Estilo indirecto: es la forma que usa el narrador cuando en lugar de dejar que los personajes hablen directamente, refiere en su propio enunciado lo que ellos dijeron. En la mayoría de los casos, el narrador mantiene su lecto y su registro sin que se contamine con los correspondientes al personaje.
• Estilo indirecto libre: Por lo general, es posible distinguir en los cuentos a quién pertenece cada palabra, pero existen formas que son ambiguas porque el narrador no reproduce ni narra las palabras del personaje sino que adopta su perspectiva; también puede verse influido momentáneamente por la subjetividad de alguno de ellos. Esta forma en que el narrador ve como vería el personaje y habla como hablaría el personaje, es decir que adopta su perspectiva, se denomina estilo indirecto libre. En este caso, no se usan marcas gráficas para introducir el discurso ajeno pero sí signos de exclamación y de interrogación; los tiempos verbales se corresponden con el estilo indirecto pero faltan los verbos realizativos y se conserva el lecto y el registro del personaje.
La perspectiva de los hechos: En un cuento, la historia es un bloque invariable mientras que el relato cambia en tanto se modifiquen el punto de observación o el conocimiento que tenga el narrador sobre los hechos.
La palabra perspectiva aparece generalmente asociada con el sentido de la vista. Pero en un relato, el narrador no sólo ve sino que escucha, huele, palpa, en fin, percibe por medio de todos los sentidos. Por eso, el término focalización o foco de percepción parece ser más amplio que perspectiva para designar el lugar desde donde el narrador percibe según todos los sentidos externos.
El narrador puede focalizar el relato según tres alternativas:
• Se dice que un relato no está focalizado o que tiene focalización cero cuando el narrador sabe más que los personajes y no explica cómo obtuvo la información. Este tipo de narrador se conoce también con el nombre de omnisciente porque puede ver a través de las paredes, en el interior de la mente de los personajes e incluso puede referir lo que ningún personaje percibió. Este tipo de narrador utiliza la tercera persona, que lo distancia de los hechos.
• Se dice que un relato tiene focalización interna cuando el foco de percepción recae sobre alguno o algunos de los personajes. Se puede dar de dos maneras: o bien el narrador es el protagonista de la historia o bien sigue a los protagonistas de los hechos. Este tipo de narrador tiene el mismo conocimiento respecto de los hechos que los personajes y no puede explicar ni prever ningún acontecimiento antes de que lo haya hecho alguno de ellos. Puede adoptar la primera persona o asociarse a uno o varios personajes y entonces presentarse en tercera persona.
• Por último, se dice que un relato tiene focalización externa cuando el foco de percepción se ubica fuera de todo personaje; en consecuencia, queda excluida cualquier información sobre su pensamiento o deseos. Este tipo de narrador sabe menos que cualquiera de los personajes. Sólo puede describir lo que ve, oye, pero no tiene posibilidad de acceso a ninguna conciencia. Se presenta en tercera persona.