Literatura y periodismo. Una tradición de relaciones promiscuas. Albert CHILLON

UNIDAD 6
TEXTO FUENTE

Los dos primeros capítulos de esa obra se encuentran en la web bajo el título El «giro lingüístico» en periodismo y su incidencia en la comunicación periodística. En realidad, hay una introducción y, luego, se desarrollan los dos primeros capítulos de su libro Literatura y periodismo. Una tradición de relaciones promiscuas.
Sobre Literatura y periodismo, encontrarán la siguiente reseña:
– de José Julio Perlado: El arte del relato: entre la ficción y la realidad, siempre
Pueden consultar a los siguientes autores que trabajan desde la perspectiva de Chillón.
Maricarmen Fernández Chapou – Las letras del Nuevo Periodismo
Alejandro Simón Carpintero – La Escritura Flotante de Antonio Gala y Marguerite Duras Relaciones entre literatura y periodismo
Pueden leer, por último, la reproducción de una conversación (¿?) en la que uno de los interlocutores critica a Chillón: La prensa es adolescente – Daniel Viglione / Carlos Franz
Resumen del Capítulo 1- María Elena SÁNCHEZ
Ya en el prólogo de Literatura y Periodismo, redactado por Manuel Vázquez Montalbán, y en el prefacio, que Chillón hace a su obra, surgen dos definiciones la mar de interesantes que sintetizan la mirada de este académico español.
Dice Vázquez Montalbán: “Chillón se atreve a proponer una definición de literatura: es un modo de conocimiento de naturaleza estética que busca aprehender y expresar lingüísticamente la calidad de la experiencia”.
Más adelante, Chillón define poéticamente: “El periodista es, ante todo, sujeto empalabrador de una “realidad” no única y unívoca sino polifacética y plurívoca, previamente empalabrada por otros: tales son su responsabilidad, su gozo, su vértigo y su misión”.
En el primer capítulo, el autor hace un recorrido desde las teorías formalista-estructuralista que visualizan un pensamiento previo y autónomamente formado en la mente, por un lado, y el lenguaje como instrumento de la expresión, por el otro.
Frente a ellas, encuentra las teorías de toma de conciencia lingüística que consideran al pensamiento igual que el lenguaje; el conocimiento igual que la expresión y para las que las ideas se forman sólo en la medida en que son verbalizadas.
“Según esta perspectiva, conocemos el mundo a medida que y en la medida en que lo empalabramos. El mundo, entonces, adquiere sentido sólo en la medida en que lo traducimos lingüísticamente. Pensar, comprender, comunicar, quiere decir abstraer y categorizar lingüísticamente”.
Según estas teorías, existe una realidad objetiva, afuera y una realidad subjetiva, adentro. La realidad es un lugar común resultado intersubjetivo de un pacto entre las realidades subjetivas.
Para Chillón no existe una realidad objetiva sino múltiples realidades particulares, múltiples experiencias, cada una de ellas hecha en palabras, vivida con y en palabras que permiten hacer inteligibles las imágenes recordadas o imaginadas, sensaciones e instintos.
Esas realidades subjetivas adquieren sentido y son comunicables para los demás en la medida en que son verbalizadas, puestas en palabras y organizadas en enunciados lingüísticos: “La comunicación, pues, es el acto de poner en común las experiencias particulares mediante enunciados, con el fin de establecer acuerdos intersubjetivos sobre el mundo de todos, el conjunto de mapas que conforman la cartografía que por convención cultural llamamos realidad”.
Por otra parte, no podemos considerar al lenguaje sólo como el que nombra y designa, es decir, da significado, sino que debemos pensar en el sentido.
Debemos ver el enunciado lingüístico en un contexto determinado ya que es un enunciado concreto que se produce en circunstancias precisas y con un interlocutor preciso y concreto, que se produce cooperativamente.
Según Chillón, se piensa en un sentido de naturaleza logomítica:
Razón y representación;
Denotación y connotación;
Efectividad y afectividad;
Referencia analítica y alusión sintética.
Al afirmar que el lenguaje es al mismo tiempo lógico y logomítico, abstractiva y figurativa, se reinvindica al lenguaje como de una naturaleza audiovisual. Quiere decir que se construye el concepto de imágenes mentales.
Las palabras por su naturaleza logomítica por su tensión entre abstracción y sensorialidad tienen una dimensión imaginativa.
Al empalabrar la realidad, los sujetos la imaginan.
Al hablar, los sujetos ideamos, imaginamos la realidad que vivimos, observamos, evocamos o anticipamos.
Entonces, toda dicción humana es, siempre y en alguna medida, ficción por cuanto ambas, dicción y ficción, son una misma cosa.
La tarea es reflexionar sobre los grados y modalidades en que la ficción constitutiva de toda dicción se da en los intercambios comunicativos.
Sintetizando:
1) Todo acto de dicción es también un acto de ficción.
2) Los actos de ficción en que incursionamos al hablar nos permiten aprehender y expresar de modo figural (imaginativo y retórico) todas esas cosas que llamamos realidad.
3) Debemos distinguir los grados y maneras en que la ficción empapa nuestros actos de habla.
De acuerdo con todo ello, Chillón considera que se pueden clasificar los enunciados desde la mayor referencialidad a la mayor fabulación. Y al mismo tiempo, cruzar esa clasificación con otra que mire a los enunciados según su índole formal y expresiva considerando su estatuto estético.
Establece, entonces, la siguiente clasificación:
a) Enunciación facticia o ficción tácita: ficción implícita y no intencional
1) de tenor documental: veracidad y alta verificabilidad. Crónica, reportaje, documental, informativa.
2) de tenor testimonial: veracidad y escasa verificabilidad. Libros de memorias, epistolarios, relatos de viajes, retratos, semblanzas.
b) Enunciación ficticia o ficción explícita: ficción explícita e intencional. Vocación fabuladora.
1) de tenor realista: verdad esencial en búsqueda, verosimilitud referencial, mundo posible reconocible. Relato, novela y cine realistas.
2) de tenor fabulador o mitopoético: búsqueda de la verdad esencial desde la verosimilitud autorreferencial con apelación a realidades interiores como fantasías y sueños. Relato, novela, cine fantásticos. Mitos y leyendas.
3) de tenor falaz: búsqueda de la mentira, el engaño.