MATECOCIDO1.jpg
UNIDAD 2
TEXTO COMPLEMENTARIO
Fragmento de Editorial

Hojeando La Nación, un titular nos saltó a la cara como un gato enloquecido: “Víctor Laplace encarna al bandolero Mate Cosido – El film se está rodando en el Chaco”.
Indagamos en el primer párrafo y leímos (leemos): “RESISTENCIA (De nuestra corresponsalía en el Chaco).- Con Víctor Laplace en el papel protagónico, el rodaje de la película Mate Cosido ingresó en sus últimas jornadas, en las afueras de la ciudad de Presidencia Roque Sáenz Peña, ubicada a 170 kilómetros de esta capital.
matecosido2.jpg La directora del film, Michelina Oviedo, adelantó que habrá revelaciones históricas sobre la vida del bandolero chaqueño que obligó, en la década del 40, a la creación de Gendarmería Nacional que tuvo su estreno en la persecución del enigmático personaje”. Y seguimos (seguimos) con el segundo: «Segundo David Peralta, alias “Mate Cosido” (no se sabe a ciencia cierta por qué le pusieron ese apodo, si por una cicatriz en su cabeza o por la infusión que se bebe profusamente en esta región) formó una banda bien organizada y se convirtió en una especie de Robin Hood local. Tenía una muy buena red de informantes y por eso era preciso en sus asaltos y robos donde el monte y la gente, a la que ayudaba económicamente, se convirtieron en sus principales aliados».
Epistolario I
Otro paréntesis (“no se sabe a ciencia cierta por qué le pusieron ese apodo…”), abrió una polémica en la sección “Cartas al Director” del diario de los Mitre que vale la pena transcribir. La primera carta, fechada el 17/11/02, dice: «Me he enterado por LA NACIÓN que se está filmando en Resistencia una película sobre el bandolero tucumano Segundo David Peralta, famoso por las historias que él y sus bandas protagonizaron en el entonces Territorio Nacional del Chaco en los años 30. Lo que me preocupa es que, según la crónica, dudan entre llamarlo “Mate Cocido” o “Mate Cosido”. «Tengo ante mi vista los recortes de una serie de notas sobre aquel encuadernador devenido en bandido, publicadas por el desaparecido matutino El Sol, a partir del 12 de febrero de 1940, debidas al notable periodista Roberto Caminos y enviadas desde los mismos escenarios en los que transcurrieron las aventuras del bandolero, que no arrojan duda alguna de que a Peralta se lo llamaba “Mate Cocido”, con “c” (y no con “s”, por una presunta herida en su cabeza). Es más, las razones por las que así se lo conoció fueron éstas (y cito textualmente a Caminos): “Tiene su origen en la infusión que durante los años de cárcel ha saboreado como desayuno y merienda, y por la cual el ex encuadernador tiene una extraordinaria predilección”. “Peralta -dice uno de sus compañeros de aquella época- podía quedarse sin comer, pero se enfermaba si le faltaba el mate cocido”. «Daniel Della Costa «elreodelacortada@hotmail.com»
Epistolario II
Para usar una frase cara al lenguaje de los medios, la respuesta no se hizo esperar. Llegó el 21/11/02 y nada menos que desde los ámbitos académicos. Reza: “El tema planteado por el lector Daniel Della Costa (LA NACIÓN, 17-11), sobre el apodo del bandolero Peralta, tiene otro fundamento. “Amaro Villanueva, en su clásico libro El mate. El arte de cebar y su lenguaje (edición y prólogo de Félix Coluccio para Ediciones Nuevo Siglo, Buenos Aires, 1995), refiere los recursos artesanales de nuestros ingeniosos paisanos: «para salvar y mantener un mate curado, roto por accidente, fuese golpe o caída; se procede a la costura de la calabaza». Describe la operación de lo que se llamaba «mate cosido», y luego comenta: «De este singular tipo de mate derivó el apodo de Segundo David Peralta, aquel tucumano bandido que tanto dio que hacer a la gendarmería nacional en el Chaco. La crónica policial registró sus andanzas durante algún tiempo, llamándolo erróneamente ‘Mate Cocido’, y agrega que en enero de 1940 escribió un artículo en la revista Columna, dirigida por César Tiempo, en el que recordaba que en el prontuario de Peralta figura, entre sus señas particulares visibles: «cicatriz cortante oblicua interna, un centímetro, región frontal, lado derecho». “Poco después, Villanueva pudo leer en una crónica policial (LA NACIÓN, 11-4-1940), la siguiente rectificación del apodo: «La Gendarmería nacional destacada en el Chaco ha conseguido apresar a una de las bandas de delincuentes que, como la del conocido bandolero ‘Mate Cosido’ -el prontuario lo denominaba hasta ahora ‘Mate Cocido’-, ha perpetrado numerosos salteamientos». “Jorge Enrique Martí “Asesor ad honorem del Rectorado de la Universidad Nacional de Entre Ríos “Eva Perón 24 “Concepción del Uruguay (ER)”
Epistolario III
Pero lo que ninguno de nosotros esperaba era el tenor de la tercera carta, del 26/11/02, donde la historia se hace carne (en todo sentido): «Dos cartas recientes, de los lectores Daniel Dalla [sic] Costa (17/11) y José Enrique Martí (21/11), se refieren al origen del apodo de Segundo David Peralta, alias Mate Cosido. «A quien le interese el tema, encontrará aquí la punta del ovillo. «Mi padre, Venancio B. Hadis, se graduó de médico en la UBA en diciembre de 1930, y entre 1931 y 1933 vivió en Villa Berthet, Territorio Nacional del Chaco, sus primeras experiencias profesionales. «Cierta madrugada de entonces, varios hombres golpearon con insistencia la puerta de la casa de mi padre. «Uno de ellos tenía un corte en la cabeza. “¡Rápido, doctor, que se desangra!” Los hizo pasar a su consultorio, limpió y cosió la herida, un largo tajo desde la frente hasta casi el occipital. «Por los rostros de sus visitantes, imaginó sus quehaceres, por lo que prefirió ignorar nombres y circunstancias. «A la mañana siguiente, el jefe de policía de Villa Ángela le informó a mi padre que en el bar cercano habían peleado “de a cuchillo, por unos naipes”, y que el herido en el cuero cabelludo no era otro que “el bandolero Peralta”. «Ing. Ricardo Hadis»
Hasta aquí, la realidad real. Que cada lector o lectora saque sus conclusiones.
En Revista de Divulgación – Grupo HISTORIA Y FICCIÓN – Facultad de Humanidades –
Universidad Nacional de Mar del Plata – ARGENTINA