¿Qué clases de textos existen? – Hans AEBLI

UNIDAD 3
TEXTO FUENTE
/ Ir a Aproximación a una tipología de textos
AEBLI, Hans, 12 formas básicas de enseñar, Narcea, S.A. de ediciones, Madrid, 1988, pág. 129 y 130.
“(…)Efectos de los textos en los lectores: sobre la teoría de las clases de textos
Si nos desprendemos de la idea de que los alumnos en la escuela han de aprender, sobre todo, a hacer ejercicios de redacción y en lugar de ello comprobamos que de lo que se trata es de la creación de textos, se plantea inmediatamente la pregunta sobre qué tipos o – como dicen los lingüistas – qué clases de textos existen.
Una ojeada a los textos que las personas adultas redactan en su profesión y fuera de ella, ofrece un cuadro sorprendentemente variado: los periodistas y redactores de diarios formulan noticias, artículos, editoriales; los no periodistas redactan anuncios, formulan avisos oficiales, informes meteorológicos.
Los técnicos escriben instrucciones de uso, los comerciantes, declaraciones de garantías. Una gigantesca industria publicitaria produce textos para reclamos de todo tipo. En los tribunales se pronuncian discursos de acusación y de defensa, se formulan y dan a conocer juicios. En las bodas se despliegan liturgias, se pronuncian discursos de felicitación.
Los profesores escriben conferencias y libros, los estudiantes trabajos de seminarios y examen. En las empresas industriales se escriben ofertas, se formulan contratos, se anuncian envíos, se hacen estados de cuentas, se remiten avisos. Algunas personas escriben poesías, obras teatrales y novelas.
¿Cómo ordenar y dividir en categorías esta multiplicidad de textos? Grimm y Engelkamp (1981) afirman: “No existe aún una tipología de textos universalmente reconocida”. Y seguramente seguirá siendo así en el futuro, pues la multiplicidad de los textos es como la de las plantas de un prado en verano y su ordenación depende del punto de vista desde el que lo consideramos. Nosotros opinamos que preguntar qué efectos producen los textos en el lector proporcionaría una perspectiva más fecunda.
Con respecto al efecto que ejerce en el lector, no se puede pensar en el texto aisladamente; más bien lo consideramos como una mediación entre un autor y un lector. El texto transmite un “mensaje”, el mensaje es el contenido transmitido.
Redactar significa formular por escrito un mensaje para un lector, de modo que lo comprenda. Llamamos lectura del texto al proceso de comprensión. Si este proceso se consigue, decimos que el mensaje ha cumplido su misión, en inglés : “The message gest across”.
Así, al menos, lo considera la teoría de la comunicación. Tiene logros y límites. Su misión consiste en incluir al autor y al lector en la investigación y esto es lo único que tiene sentido en la creación de textos. El texto en sí, aislado, deja indiferentes al científico, al profesor y a los alumnos.
Según este enfoque no se puede obtener ninguna teoría de las clases de textos: todo texto tiene un autor y cada texto ha de ser transmitido a un lector. ¿Cómo derivar de aquí las diferencias?
Para ello es necesaria una teoría de la acción. Una acción desea ejercer algún efecto sobre lo que tiene delante. Surge de una intención y apunta a convertirla en realidad. El que está “delante” es el lector del texto y el efecto se desarrolla en su pensamiento, su conducta y su vivencia. Las diversas intencionalidades definen las diversas clases de textos.”