La argumentación: otra de las dos grandes tendencias en la elaboración de los textos

UNIDAD 7
TEXTO BASE 1

En el comienzo de la unidad 6, “Contar, narrar”, hacemos mención a que la narrativa y la argumentación son consideradas las dos formas posibles que posee el pensamiento para construir y reconstruir la realidad. A partir de ese concepto se desprende que ellas son las dos grandes modalidades que nos permiten estructurar los discursos. Revisen el texto “Dos modalidades del pensamiento” de Brunner que se encuentra en la unidad 6.
En esa unidad anterior, hemos realizado análisis de narrativas y experimentado la escritura de textos narrativos. Vamos a abordar, ahora, la otra modalidad: la argumentación. También en este caso debemos explicitar que nuestro tarea es sólo introductoria ya que lo concerniente a este tema será profundizado en otras asignaturas de la licenciatura.
Pensemos: ¿Qué sabemos sobre argumentación?
Recordemos: Ya hemos hablado del tema en diferentes momentos de esta cursada.
En la Unidad 3 hemos hablado de argumentación.
Para Kaufman y Rodríguez la trama argumentativa se define de la siguiente forma: “A partir de un tema, proposición o hipótesis se organiza una demostración (en la que se explican o confrontan ideas, se acumulan pruebas, se ejemplifica) y se llega a determinadas conclusiones (explícitas o no)”.
Para María Teresa Serafín la argumentación es una de las cuatro prosas de base: es una prosa que presenta hechos, problemas y razonamientos de acuerdo con una opinión, que normalmente es la del autor. En general, es posible determinar los cuatro elementos siguientes:
a)análisis o, por lo menos, presentación de un problema;
b)presentación de hechos y discusiones que constituyen la base de la argumentación;
c)planteamiento de una solución o tesis y su desarrollo a través de la exposición de hechos y de argumentaciones lógicas;
d)crítica de otras soluciones o tesis alternativas.
En la Unidad 4, también, hemos hablado de argumentación.
En esta unidad se explica el concepto de superestructura según Teun van Dijk y se desarrolla brevemente el estudio de la superestructura argumentativa: “… La estructura argumentativa debe verse sobre todo si procede de manera histórica sobre el fondo del diálogo persuasivo. La tarea consiste en convencer al oyente de la corrección o verdad de la aseveración, aduciendo suposiciones que la confirman y la hagan plausible, o bien suposiciones a partir de las cuales pueda deducirse la aseveración.”
Recomendamos realizar una rápida revisión sobre estos temas.
Ya en esas unidades hemos visto que el estudio de la argumentación y las técnicas argumentativas sirve para ampliar la competencia en el intercambio de las ideas, para poder constatar cuándo hay información y cuándo opinión en los diferentes discursos que circulan socialmente, para poder recibir críticamente esos discursos y enfrentarse a ellos, para aprender a discutir, con argumentos sólidos pero, al mismo tiempo, respetando las razones del otro con la mente abierta y flexible como para que se pueda producir la adecuación o cambio de nuestras opiniones si se lo cree correcto. Para completar este aspecto lean el texto fuente “La argumentación: lo mismo y lo nuevo” de Roberto Marafioti.
Precisemos, ahora más profundamente, el significado del término argumentación.
La argumentación debe considerarse como parte de un lenguaje que intenta modificar a otro, persuadir a otro, en base a una idea de obediencia a la regla, a las leyes.
La persuasión, entonces, es entendida como un efecto para que sea obedecido. La persuasión eficaz se impone por su propia fuerza y el efecto es la obediencia. Pero, para que esto ocurra, primero es necesario estar persuadido, luego, se podrá persuadir. Todo este proceso se realiza en base a lo verosímil.
Si la persuasión es eficaz, no hay acoso, no hay coacción sino que produce un efecto. Para llegar a él, la persuasión debe estar reglada por determinados criterios.
Precisamente, la retórica es un sistema que intenta ver en qué condiciones se puede persuadir, no tiene como objetivo persuadir sino el buscar el momento de hacerlo. La misión de la retórica es descubrir la posibilidad de persuadir.
Los elementos de la retórica son:
Ethós: El que habla.
El que tiene autoridad moral para hablar.
Logos: Palabra argumentada
Sujeta a una dialéctica y a una lógica
Pathós: El destinatario que es afectado en su alma.
El discurso produce un efecto tal que puede decirse que se mueve el alma del destinatario.
Pero también se debe tener en cuenta la necesidad de encontrar la circunstancia, entendida ésta como el momento y, también, el espacio, donde se debe operar con el discurso argumentativo.
De acuerdo con estas características es fácil advertir que el espectro en el que se mueve este tipo de discurso es de tal complejidad que hace que la argumentación pueda ser abordada desde diferentes perspectivas y a partir de distintas disciplinas. Sobre esta cuestión vean el texto fuente “La problemática de la Argumentación, hoy” de Marafioti y otros.
De todas las posibilidades de estudio, nosotros nos limitaremos, como ya lo hemos dicho, a trabajar una estructura argumentativa que les posibilite a Uds., alumnos de primer año, comenzar a escribir este tipo textual con mayor solvencia. Pero antes, hagamos un poco de historia. Esta perspectiva la encontrarán en el texto base 2.