UNIDAD DOS
TEXTO COMPLEMENTARIO / ir a La lectura como proceso cognitivo y comunicativo
AEBLI, Hans, La lectura y la esfera del trabajo, de 12 Formas básicas de enseñar, Narcea, Madrid, 1988. pág. 100.
En el trabajo
En la vida del hombre adulto occidental, el trabajo ocupa en la actualidad y según la profesión de 35 a 60 horas por semana, y el ocio quizá un número igual de horas (si se excluyen las obligaciones extraprofesionales). En el trabajo profesional la lectura posee distinto papel según la índole y el puesto de la persona.
Va desde la lectura de meras instrucciones de uso (que, sin embargo, y como sabemos a partir de informes de problemas relativos a productos técnicos modernos en los países desarrollados, son de la mayor importancia), pasando por el manejo de material escrito múltiple (cartas de negocios, informes, protocolos) hasta la utilización y el estudio de material de información especializado (descripción de medicamentos, instrumentos, aparatos, máquinas), libros especializados y manuales y libros de textos, que proporcionan información sobre técnicas y concepciones teóricas fundamentales (programación de ordenadores, dirección de personal, etc.). El éxito y el progreso en la profesión requieren la capacidad de saber manejar estos textos. El que puede hacerlo, progresa, el que falla, o no progresa o se hunde, no sólo individual, sino también colectivamente (hay ramos enteros de la economía que fracasan en la competencia internacional.
Es, pues, evidente que toda escuela moderna debe plantearse si transmite a la nueva generación las necesarias técnicas de aprendizaje a partir de textos. Expresado positivamente: los profesores tienen que saber – y haber experimentado en sí mismos – lo que significa, lo que supone para un profesional enfrentarse con textos que necesita para su trabajo, cuando ha de comprenderlos por sus propios medios, cuando ha de ponerlos en relación con la situación concreta en la que se encuentra y con las misiones prácticas que debe resolver y cuando intenta extraer de lo que ha leído informaciones que guíen y perfeccionen su actividad.
Llegamos a tener una cierta noción de estos procesos cuando, por ejemplo, leemos a los alumnos las instrucciones para construir un modelo de avión sin motor y les vemos aplicarlas en la práctica de actividades de construcción o cuando vemos cómo un alumno con las necesarias aptitudes aprende a jugar al ajedrez siguiendo las instrucciones de un manual. La finalidad de esta lectura significa por tanto sacar de unos textos informaciones que guían actividades, que proporcionan saberes fundamentales para actuar y que posibilitan el aprendizaje teórico y práctico”.