UNIDAD 2
TEXTO BASE UNO
Hemos profundizado sobre el estudio del proceso de escritura y, aunque lo hemos hecho manteniendo siempre las perspectivas de la producción y la comprensión, en esta segunda unidad nos centraremos específicamente en el segundo punto de vista, enfocando los procesos de lectura y las estrategias de comprensión con el objetivo de explorar cómo las personas se acercan a los textos y cómo se apropian de la información, del conocimiento y de los modos de organización que contienen.
Definimos la lectura como un proceso cognitivo y comunicativo, que dinamiza interacciones entre autor, lector y texto y pone en juego simultáneo actividades intelectuales, afectividad, operaciones de la memoria y tareas del pensamiento, todos factores estratégicos para alcanzar la comprensión.
El objetivo de la lectura es, efectivamente, alcanzar la comprensión, entendida como un proceso creador e integrador del significado. Desde esta perspectiva, el lector que comprende, lo hace a partir de los significados que le ofrece el texto escrito y es desde allí que genera un nuevo texto, lo reescribe con el autor y, de algún modo, escribe un texto propio. Cuando el lector lee y se esfuerza por comprender está realizando un verdadero trabajo intelectual que no resuelve en solitario sino en cooperación con el autor: la lectura y la comprensión ponen en movimiento todos los engranajes de la máquina del texto.
Estudios e investigaciones actuales realizados por la psicología cognitiva y la psicolingüística proponen un modelo de lectura que puede sintetizarse como “un proceso destinado a construir el significado de un texto escrito en el que se producen transacciones entre pensamiento y lenguaje. (Nueva Escuela;19)
La transacción es aquí entendida más allá de la interacción, ya que en este proceso tanto el “texto como el lector resultan modificados”, en la medida en que comprender implica trascender el texto integrando sus ideas con las ideas del lector. En tanto proceso cognitivo y comunicativo, la lectura puede ser entendida como una experiencia social que contempla tanto al lector y al texto como al contexto: en consecuencia, el significado puede definirse como un producto variable de esa interacción. Si bien la construcción del significado de un texto se lleva a cabo por una vía individual, también ésta suele ser la vía mediante la cual asimilamos la cultura que nos rodea.
El mundo del lector
Para encarar el estudio del proceso de lectura separaremos dos aspectos:
v lo que el lector es y sabe en el momento de la lectura, esto sería como el capital de conocimientos y experiencias culturales que cada lector “lleva puesto” al iniciar cada nuevo proceso; también sus motivaciones, intereses, actitudes y valoraciones.
v lo que el lector hace cuando lee, es decir, la descripción de actividades y tareas del pensamiento que se llevan a cabo durante la realización del proceso de lectura y que, según cómo las emprenda cada lector, constituirán las estrategias de lectura.
El primer aspecto, lo que el lector es y sabe en el momento de la lectura, está relacionado con los conocimientos previos.
En los casos de lectores con poca experiencia, la ausencia total o parcial de conocimientos previos bloquea la posibilidad de apropiación de producciones textuales o, en su defecto, sólo se consigue articular algunas piezas de un rompecabezas que quedará inconcluso. También influye la situación comunicativa del lector, incluidas las condiciones físicas y socioculturales de la situación de lectura, y sus propósitos, atención e intereses.
En los casos de lectores expertos, o simplemente lectores ávidos e interesados, la lectura pone en marcha dispositivos complejos para activar mediante la memoria conocimientos previos relacionados con el mundo físico, el mundo social y la comunicación y el lenguaje.
Esquemas
Los conocimientos previos se organizan en nuestra memoria con estructuras estables que se denominan esquemas. Los esquemas se constituyen en conocimientos ya interiorizados por la persona e incluyen componentes que siempre están presentes en nuestra percepción de objetos, situaciones y acontecimientos.
Pongamos por ejemplo esta situación de comunicación en la que nos encontramos ahora. Es probable que cada uno de nosotros pueda encontrar algún esquema relacionado con
“lectura de texto en pantalla”
y que podamos identificar alguna información del esquema que se adecue al entorno actual, algún modelo anterior que, aunque sea en parte, pueda explicar la situación actual, de modo que podamos recuperar ese conocimiento previo e integrarlo a uno presente:
“sí, efectivamente, estoy leyendo un texto en pantalla”
“leer en pantalla es diferente de leer en un libro”
“las páginas tienen distintas formas”
“hay diferencia en la manipulación de las páginas”
Al actualizarse, los esquemas sirven para dar un significado a nuestro entorno. Sirven también para hacer inferencias sobre aquellos aspectos y relaciones ausentes, para guiar el proceso de interpretación con su capacidad para anticipar, crear expectativas, concentrar la atención y organizar el recuerdo.
Por todo esto, los esquemas que organizan nuestros conocimientos previos intervienen estratégicamente en la comprensión ya que solamente se puede comprender algo nuevo si se lo puede vincular con algo ya conocido. La comprensión es ese puente que se tiende entre los conocimientos previos y los conocimientos nuevos que contiene el texto.
El segundo aspecto, lo que el lector hace cuando lee, lo trataremos específicamente en el próximo apartado “Estrategias y tareas de la comprensión lectora”.
Cuando no se comprende
El investigador español Emilio Sánchez Miguel ha indagado en la problemática de la comprensión y también de la no comprensión. Según sus estudios, cuando un texto no se comprende, todos sus elementos tienen la misma o parecida importancia, por lo tanto, no se establece un orden temático, las ideas carecen de jerarquía, no se puede apreciar cómo unas ideas se apoyan sobre otras y cómo se relacionan.
Si empleáramos términos técnicos para describir esto mismo, podríamos decir que cuando no se comprende no se llega a construir los niveles de significado que dan sentido y coherencia a las ideas. No se construye la macroestructura del texto, tampoco se logra la organización temática ni se emplea una superestructura.
Las evidencias sobre el modo de operar de lectores con dificultades de comprensión pueden puntuarse de esta manera:
1. Usuarios que no llegan a la comprensión porque presentan dificultad para operar con conocimientos previos, ya sea por problemas de limitación de los conocimientos generales del mundo y específicos de los textos o por problemas operativos para actualizarlos con la suficiente flexibilidad y oportunidad durante el proceso de lectura. Se trata también de personas que suelen creer que la lectura está basada en el texto únicamente y no en un proceso constructivo que lleva a cabo el lector.
2. Lectores que aplican estrategias de comprensión lineales, en lugar de estrategias de comprensión globales. Este problema suele estar originado en la lectura palabra por palabra, oración por oración, estrategias lineales orientadas a listar temas sin articulación. Estos usuarios suelen tener tendencia a resolver resúmenes donde se eliminan aquellos aspectos poco importantes y se copian literalmente todos aquellos que sí lo parecen, con pérdida de capacidad de percibir las relaciones entre las ideas. Esta tendencia (copy-delete strategy) les obstaculiza la derivación de la macroestructura global del texto.
3. Personas que no identifican su problema de comprensión y por lo tanto no logran tomar conciencia y reflexionar sobre sus dificultades, de modo que pierden el control del proceso de comprensión al no planificar y regular sus recorridos cognitivos.
“Estas dificultades se relacionan recíprocamente entre sí. Podríamos por tanto hablar de un sistema o modo de operar cuyos diferentes componentes coexisten y se alimentan mutuamente”. (SANCHEZ MIGUEL, 142)