UNIDAD 1
TEXTO BASE 8
Les proponemos ahora detenernos un momento sobre el concepto de Estrategias que aparecerá recurrentemente en este curso y reaparecerá en otros espacios académicos de la Licenciatura en Comunicación Social e incluso en la carrera de pos grado de nuestra escuela que se denomina “Diseños de estrategias en comunicación social”.
De modo que por mucho tiempo, de aquí en adelante, el término estrategia surgirá asociado a distintas disciplinas científicas, teorías, métodos, técnicas y trabajos de producción de estudiantes y profesores.
Entonces, ya que nos encontraremos hablando de estrategia, estudiando, haciendo y diseñando estrategia, tratando de pensar estratégicamente, definiendo a la escritura y la lectura como procesos estratégicos, tenemos que preguntarnos qué es y cómo se define estrategia.
Para empezar a despejar el concepto, podemos activar algún conocimiento guardado en nuestra memoria que nos actualice información sobre algún aspecto relacionado con el término.
Les proponemos recurrir a las viejas lecciones de historia: ¿Recuerdan a algún estratega heroico o memorable? ¿Podría ser Estrategia una palabra asociada al ámbito de la guerra? ¿Recuerdan guerras estratégicamente exitosas, o bien, guerras que se consideraron un fracaso estratégico? ¿Podría ser Estrategia, un concepto asociado al ámbito de la política?
O, por la misma vía de la memoria, ¿tal vez dispongan de información referida, por ejemplo, al moderno escenario del marketing?
¿O tal vez el término remite a una historia de amor? ¿O a la naturaleza de los juegos?
Si ya pudimos recordar algún dato, sigamos preguntándonos: ¿Qué hacen esencialmente los estrategas? ¿Cuál es su tarea específica?
Como una primera definición, asociada a nuestros recuerdos y al sentido común podríamos afirmar que lo que hacen los estrategas es tomar decisiones para conseguir un objetivo o un fin.
Esto nos lleva a deducir que las estrategias se generan en la esfera del pensamiento, del intelecto, donde se prefiguran como ideas y se realizan en la esfera del lenguaje, que las acaba de construir como ideas, al fin de un trabajoso proceso donde hay que explorar, descubrir, integrar, probar, evaluar, hasta que la idea queda redonda en su punto de llegada.
En relación con la comprensión y producción de discursos, los usuarios desarrollan procesos estratégicos cuyo fin es la comunicación en la interacción. En estos procesos, el papel de la memoria es fundamental por cuanto, dispone de los medios y recursos necesarios para tomar decisiones orientadoras para conseguir el objetivo: dispone de información sobre el uso de reglas del lenguaje (cómo decir y escribir palabras, el significado de las palabras, mecanismos para formar oraciones, etc.), dispone de conocimientos almacenados sobre múltiples y diversos temas, guarda recuerdos de experiencias comunicativas, tiene un inventario sobre formatos textuales.
Estos medios y recursos de la memoria humana están descriptos como mecanismos flexibles que pueden operar y cooperar simultáneamente en el momento en que un usuario intenta comprender o producir un mensaje.
Sin embargo, el comportamiento estratégico de cada usuario va más allá de la simple disponibilidad de este capital reglado depositado en la memoria.
El comportamiento estratégico elige y decide qué reglas aplicar lo más eficazmente posible en cada nueva situación de comunicación, en apoyo a los objetivos que intencionalmente asigna para interaccionar con cada destinatario.
En este sentido, el usuario es un inventor permanente que saca de la galera invenciones discursivas que se adaptan a cada nueva situación de comunicación.
En el proceso de redacción de un texto, el autor logrará manejarse estratégicamente si puede mantener bajo la esfera de sus decisiones aquellos mecanismos necesarios para producir un discurso coherente, comprensible, adecuado al medio y a la audiencia.
Quiere decir, entonces, que cuando hablamos de estrategias, también nos estamos refiriendo a eventos conscientes e intencionales, que hay que mantener bajo control.
Investigaciones actuales concluyen en que los escritores expertos son reflexivos y concientes y por ello pueden desarrollar una amplia y variada gama de estrategias que les permite expresarse adecuadamente, mientras que los escritores novatos son impulsivos, esforzados pero sin orientación o dirección, no se toman el suficiente tiempo para pensar, planificar y hacerse preguntas y por ello, su expresión escrita suele transparentar un procedimiento antiestratégico.