Sentir-pensar-escribir el primer encuentro (presencial) en la facultad

Encuentro Comisión miércoles. Foto de Franco Padovani.

Nuestro primer día en la clase presencial de Redacción (quisiera escribir “después de la pandemia”, pero todavía no), después de un año y un cuatrimestre de trabajo virtual, aunque la agenda apretara, no podía pasar como uno más. Había que ubicarse en este contexto -sentir, ver, escuchar-, reconocernos como sobrevivientes, en una universidad pública que también sigue en pie. Re-conocer este nuevo lugar, igual pero distinto; re-conocer a las personas con las que aprendimos tanto, pantalla mediante; re-conocernos a nosotros mismos, volviendo a tomar impulso para hacerle frente a los desvíos, los parates, las pérdidas que no dieron/no dan tregua. Como dice Leila Guerriero, en el precioso texto Empezar, que compartimos al inicio de la clase, “regresar es la única forma de seguir adelante”. Y este regreso, merecía unos minutos para sentir-pensar-escribir, claro que sí; y compartirlo, por supuesto. Aquí vamos:

Hay sitios a los que se vuelve, aunque nunca los hayamos pisado antes. Se vuelve desde las ganas, desde las anécdotas escuchadas, desde los relatos de terceros. Se vuelve
porque teníamos tantas ganas de volver que es casi como haberlo vivido antes. Y desde ahí se vuelve, desde las ganas de experimentar, porque es la única forma válida de vivir, desde
la experiencia. Por Nato González.

Aquí vuelvo, luego de tanto tiempo, al lugar que tantas inseguridades me generaba, donde tan perdida me sentí con solo dieciocho años pero que, sin embargo, luego de tantos años mas tarde, y al encontrarme conmigo misma tras tanta turbulencia, necesité volver. Sentí un impulso raro, raro pero motivador e inspirador y fue muy gratificante. En un contexto donde mucho no podíamos hacer, una pandemia que
nos obligo a encerrarnos pero que a muchos como yo nos obligo a eso, a “encontrarnos”. Por María Luz Faini

 Volver a la facultad en este contexto se siente raro: las personas esperan afuera de la institución para ingresar, te cuesta identificar los gestos de tus compañeros por el barbijo, los pasillos están desolados como un desierto. A pesar de esto, parece que tanto los profesores como los alumnos hacen todo lo posible para hacer que este distanciamiento social, producto de la pandemia, no se sienta de tal forma: la calidez con la que te reciben es tal que incluso en esta situación atípica, te hacen sentir como en casa.” Por Quimey Danelutti 
¡Feliz!
Por ellos, mis compañeros que pudieron dar este gran paso.
En mí todavía existen esas preguntas que hace un mes todos teníamos: “¿cómo serán las aulas?, ¿mis compañeros?, ¿la profe?, ¿cómo será compartir una mañana de aprendizaje en ese lugar que tan lindo se ve por foto?
Espero poder vivir dentro de poco esa experiencia y poder estar tan feliz como ellos. Por Sofía Arduino (desde el aula virtual)