Ahora sí, vamos con el resumen:
Como todas las mañanas apagué la alarma y dormí un ratito más. Me cambié apurada en una carrera contra el tiempo y el cartelito en el celu que marcaba “5 min adelantado”. Terminé corriendo la media cuadra que me separa de la parada de colectivo porque nada mejor que arrancar la mañana con algo de ejercicio (por no decir que si perdía el colectivo el próximo pasaba en una hora).
Llegué a la Siberia y, con los primeros fríos, se le hizo un poco de alusión a su nombre. Comenzamos la clase siendo menos de lo normal y la primera pregunta fue: ¿Leyeron los textos? Por primera vez nadie dijo que sí, y coincidimos en que habíamos estado ocupados con el parcial de Pensamiento y con el trabajo que tenía fecha límite ese mismo día. A medida que llegaban los que faltaban se repitió la pregunta pero no hubo caso, nadie había leído nada.
Siguiendo con la clase, como no habíamos leído nos dividió en tres grupos, nos hizo leer (un poco, no todo) y nos dio dos preguntas para responder: ¿Por qué dice Eco que un texto postula un lector modelo? y ¿Qué es un contrato de lectura?
Mientras poníamos en común lo que habíamos encontrado en los textos y analizábamos la polémica de “Nadie lee nada” llegó Estefanía Rosso, Comunicadora Social que forma parte del Área de Derechos Humanos de la UNR. Vino a darnos una charla sobre derechos, y principalmente la comunicación como derecho. Hablamos sobre la escritura como herramienta de poder, la responsabilidad de las universidades, la comunicación como constitutiva de los procesos sociales. También vimos un vídeo resumen del documental “Cu(ar)enta. Memorias en Democracia” y charlamos sobre que es posible pensar qué mundo comunicar y de hacerlo como una implicancia del otro.
Estefanía nos planteó un ejercicio importante que se trata de preguntarnos: ¿Qué profesionales queremos ser?, y nos dijo que como futuros comunicadores narremos historias que vinculen identidades, cuerpos, texturas y experiencias que construyan una mejor humanidad. Para finalizar nos leyó un fragmento de “El Eternauta” y se despidió para que continuáramos con la clase.
Volviendo a los textos, nos encontramos con una figura teórica, alguien que nos imaginamos; el lector modelo. Este lector modelo está siempre presente en todos los textos ya que no escribo para cualquiera sino para esta persona teórica, ideal. Para poder tener una idea del lector modelo el autor debe preguntarse a qué viene el lector, qué sabe el lector y qué no, qué habilidades de procesamiento tiene y en qué condiciones de lectura está. También es importante segmentar la audiencia teniendo en cuenta las variables personales, profesionales, académicas y socioeconómicas. De todo esto trabajaremos en el próximo trabajo, que será presentado el miércoles.
Después de hacer la asistencia, la última media hora de la clase la utilizamos para trabajar sobre la newsletter, dividiéndonos en tres grupos para realizar la caracterización del lector, el diseño de la newsletter y cómo se iban a desarrollar los distintos temas.
Finalmente se hicieron las once. Para unos pocos terminó el día, para la mayoría (incluida yo) faltaban tres hermosas horas de lenguajes. La profe nos despidió y terminó la sexta clase de Redacción. Por ende, también el resumen. Me despido yo ahora, nos vemos el miércoles 🙂
*Estudiante de Redacción 1. Comunicación Social, FPOLIT, UNR