Acá ponemos un resumen de la clase especial sobre periodismo de no ficción que dio Candela, con el Trabajo Práctico 22 para los que no hayan podido asistir por el recuperatorio y quienes quieran revisar el tema.
Periodismo de no ficción
Durante la década del ‘60 aparecen numerosos textos en lengua castellana vinculados al género “novela de no-ficción”, también llamado Nuevo Periodismo en EE.UU.
Suele pensarse en los narradores norteamericanos Wolfe, Mailer y Capote como los iniciadores del género. Pero ocho años antes de que Capote escribiera A sangre fría (1965), Walsh había publicado en Buenos Aires Operación Masacre (1957), y comenzado así la elaboración de esta forma que cuestiona muchos postulados con los que se piensa a la literatura y que permite otro enfoque sobre la narrativa de los últimos treinta años y sobre el papel de los medios en ella.
La novela de no-ficción consiste en un relato escrito como cualquier relato literario cuyo contenido son hechos reales, no imaginarios.
Ana María Amar Sánchez subraya en su libro “El relato de los hechos, Rodolfo Walsh: testimonio y escritura”, que este género tiene como premisa básica el uso de un material que debe ser respetado (distintos registros como grabaciones, documentos y testimonios comprobables), que no pueden ser modificados por exigencias del relato). Sin embargo, aclara que el modo de disponer este material y su narración producen transformaciones: los textos ponen en escena una versión con su lógica interna, no son una “repetición” de lo real sino que constituyen otra realidad regida por leyes propias.
La aparición de este nuevo género que tensiona la relación entre ficción y realidad y confunde sus fronteras, generó varias discusiones teóricas en pos de buscarle una definición y un lugar propios. Retomando a Ana María Amar Sánchez: “El género se juega en el cruce de dos imposibilidades: la de mostrarse como una ficción, puesto que los hechos ocurrieron y el lector los sabe; y por otra parte, la imposibilidad de mostrarse como un espejo fiel de esos hechos. Lo real no es describible “tal cual es” porque el lenguaje es otra realidad e impone sus leyes: de algún modo recorta, organiza, ficcionaliza”.
“Lo especifico del género esta en el modo en que el relato de no-ficción resuelve la tensión entre lo “ficcional” y lo “real”. El encuentro de ambos términos no da como resultado una mezcla, sino que surge una construcción nueva cuya particularidad está en la constitución de un espacio intersticial donde se fusionan y destruyen al mismo tiempo los límites entre distintos géneros”.
Vemos entonces como el género de no-ficción va tomando entidad propia y singular. Y es así también como muchos teóricos reconocen las bondades que tiene el género para con el periodismo tradicional, en decaimiento constante a partir de la irrupción masiva de los medios audiovisuales.
Amar Sánchez relata en su libro como Tom Wolf piensa el género como una superación, en los años 60, del viejo periodismo cuyas formas se habían desgastando y resultaban ya convencionales: “se trataba de hacer un periodismo que pudiera ser leído “igual que una novela”, era posible entonces escribir artículos muy fieles a la realidad pero empleando técnicas propias de la narrativa: hacer un “periodismo literario”.
Wolfe, por otra parte valoriza el género en la medida en que supera o elimina las leyes de la objetividad, distancia y neutralidad periodísticas, es decir, cuando recurre a lo que él llama “artificios literarios” como el monólogo interior, los diferentes puntos de vista, etc.
Tomás Eloy Martínez, en una conferencia pronunciada en 1997 en México, titulada “Periodismo y Narración: desafíos para el siglo XXI”, expone las virtudes del nuevo periodismo ante la vorágine de los medios audiovisuales:
“La gran respuesta del periodismo escrito contemporáneo al desafío de los medios audiovisuales es describir, donde antes había solo un hecho, al ser humano que está detrás de ese hecho, a la persona de carne y hueso afectada por los vientos de la realidad. La noticia ha dejado de ser objetiva para volverse individual. O mejor dicho: las noticias mejor contadas son aquellas que revelan, a través de la experiencia de una sola persona, todo lo que hacía falta saber”.
“El periodismo nació para contar historias, y parte de ese impulso inicial que era su razón de ser y su fundamento se ha perdido ahora”, recalca Eloy Martínez en medio de su discurso.
Anuar Saad Saad, en un artículo publicado en la web “Sala de Prensa”, resume cuatro conceptos esenciales del Periodismo Literario:
Inmersión: En el proceso de inmersión el periodista tiene que ser capaz de conocer un cúmulo de cosas, vivirlas, sentirlas, detallarlas, para escribir de ellas, así solo se aun pequeño párrafo. Cada línea tiene que dar la sensación inequívoca de conocimiento del tema.
Exactitud:
El periodismo literario nos impone el reto de que lo que escribimos al mejor estilo de novela de no ficción sean hechos reales, ciertos y verificables. Tal como la noticia, pero mejor concebida, escrita, analizada e interpretada, teniendo como base fuentes reales, personas reales que han dado un testimonio real. Lo que marca la diferencia es el estilo en que el periodista literario cuenta esa historia y matiza ese diálogo.
Exactitud apela concretamente, al hecho de que la utilización de la imaginación no implica ni justifica que el texto se torne imaginario, como tampoco que la realidad pueda ser modificada.
Voz:
Lo más recomendable es que la misma temática del trabajo sea la que condicione en qué persona será narrada la misma.
Muchas veces el inmiscuirse dentro de una historia la hace más emotiva y refleja más conocimiento del tema por parte del autor. La hace ejemplificante porque forma parte de las vivencias que se narran en el trabajo periodístico. Sin embargo, hay otras ocasiones en que la tercera persona es la adecuada para llevar el ritmo del relato. No se deben fijar reglas rígidas sobre esto. Más bien, cada escritor debe recurrir al buen uso de su sentido común.
Responsabilidad:
Nuestras historias, antes que bien contadas deben ser ciertas. Debemos asumirlas con responsabilidad y jamás perder de vista que nuestro deber de periodistas para con la comunidad es el de informar en una forma cierta y veraz, sin importar su estilo.
Por otra parte Tom Wolfe en “El nuevo periodismo” anota cuatro recursos esenciales utilizados en este género, que aportan a la noticia esa nueva dimensión de la que carecía:
Perspectiva (punto de vista en tercera persona):
Punto de vista en donde el autor desaparece del texto para dejar hablar sólo al protagonista, de tal forma que se presente al lector cada escena a través de los ojos del personaje particular, para dar la sensación de estar metido en su piel y experimentar lo mismo que él. Se trata en realidad de que el personaje hable por él mismo, en su propia voz, como si fuera él quien cuenta, y no el periodista.
Construcción escena por escena:
Reconstruir el escenario y describir las acciones y personajes; contar la historia saltando de una escena a otra y recurrir lo menos posible a la mera narración histórica.
Diálogo realista:
Reproducir textualmente las palabras del personaje, con sus interjecciones, redundancias, entonaciones y modismos de lenguaje, con el fin de retratar mejor a los personajes. Son frecuentes las admiraciones y exclamaciones, así como el uso, hasta cierto punto excesivo, de guiones, paréntesis, mayúsculas y puntos suspensivos.
Descripción significativa:
La relación de gestos cotidianos, hábitos, modales, costumbres, estilos de mobiliario, de vestir, de decoración, estilos de viajar, de comer, de llevar la casa, modos de comportamiento frente a niños, criados, superiores, inferiores, iguales, además de las diversas apariencias, miradas, pases, estilos de andar y otros detalles simbólicos del status de vida de las personas.
Bibliografía:
Ana María Amar Sánchez, “El relato de los hechos, Rodolfo Walsh: testimonio y escritura”; Beatriz Viterbo editora, Rosario, 1992.
Tomás Eloy Martínez, “Periodismo y Narración: desafíos para el siglo XXI”; Conferencia dictada ante la asamblea de la SIP el 26 de octubre de 1997, en Guadalajara, México).
Anuar Saad Saad, El periodismo literario (o novela de no fición), en “Sala de Prensa”, Noviembre 1999, Año II, Vol. 2, Nº 13.
Tom Wolfe, “El nuevo periodismo”; editorial Anagrama, Barcelona, 1976.
Tienen plazo hasta el viernes 17 para enviarme el trabajo, que va a ser el Trabajo Práctico Nº 22: “Periodismo de no ficción”.
Para los que no estuvieorn en la clase, les recuerdo que me lo tienen que enviar a ésta dirección de mail: candebianchi@gmail.com
Trabájo Práctico Nº 22: “Periodismo de no ficción”
Teniendo en cuenta los textos complementarios leídos y la clase teórica sobre el género de no ficción, escriban un artículo en base a algún hecho real vivido, respetando las premisas básicas del género.