Dentro del post hay una serie de artículos de diarios españoles sobre un caso de eutanasia ocurrido el año pasado en ese país.
Este material les servirá de base para los dos últimos trabajos prácticos de la materia para los temas de narrativa y argumentación.
LA VERDAD
Viernes, 5 de mayo de 2006
ESPAÑA
Investigan la muerte de un pentapléjico cuyo cuerpo fue hallado desconectado de su respirador
La víctima, de 53 años, llevaba dos meses pidiendo ayuda por Internet para poder «morir dignamente»
J. SANZ/VALLADOLID
La Policía Nacional de Valladolid investiga las circunstancias que han rodeado la muerte de un pentapléjico cuyo cuerpo fue hallado en la mañana de ayer en su casa de la capital vallisoletana desconectado de la máquina de respiración asistida que le mantenía con vida. Los agentes consideran que el pentapléjico, que llevaba dos meses pidiendo ayuda en Internet para poder «morir dignamente», pudo haber conseguido su objetivo con ayuda de alguien que le sedó antes de desconectar el tubo enganchado a su tráquea.
Una caída accidental puso fin hace seis años a una vida intensa y postró en una silla de ruedas a este hombre, de 53 años, que desde hace dos meses pedía a gritos a través de la Red una ‘mano amiga’ para ayudarle a «morir dignamente».«¿Conoces a alguien que pueda implicarse?», preguntó Lucas S. (el pseudónimo elegido en vida por la víctima para ocultar su identidad) a sus amigos de forma insistente durante sus últimas semanas de vida. Su imposibilidad para mover brazos y piernas -apenas tenía movilidad de cuello y cabeza- hacían inviable un suicidio voluntario en el que la víctima tendría que haber desconectado el tubo flexible conectado a la cánula de la traqueotomía para «morir lentamente en treinta minutos».
Su cuidadora del turno de mañana fue quien alertó a la Sala del 091 en torno a las 8.30 horas del hallazgo de un cadáver que «no presentaba signos de violencia». La autopsia practicada ayer por la mañana en el Instituto de Medicina Legal, a falta de los resultados de los análisis, confirma en principio la ingesta de un fármaco para evitar más dolores de un enfermo que se encontraba en «fase terminal porque a la pentaplejia irreversible» que padecía se acababa de sumar «la cronicidad de las infecciones frente a una tolerancia cada vez menor a los antibióticos», según relató el propio afectado antes de fallecer.
Su cada vez más corta esperanza de vida, establecida en un máximo de diez años a contar desde el 2000, unida a sus «indeseables sufrimientos psíquicos y físicos», llevaron según todos los indicios a Lucas S. -sus allegados pidieron ayer expresamente que se salvaguarde su identidad real- a seguir los pasos del gallego Ramón Sampedro, cuyo caso inmortalizó la película Mar Adentro. Al respecto, el lesionado medular explicó a este periódico en una entrevista concedida en enero del año pasado su convicción de que «lo de la película y Ramona Meneiro -la mujer que ayudó a morir a Sampedro- se olvidará y yo no creo que tenga tiempo hasta que haya una regulación decente y seguramente tendré que recurrir a una salida ilegal».Unas cartas escritas con ordenador y manuscritas en el exterior del sobre para identificar a sus destinatarios -entre ellos el juez de instrucción que se ha hecho cargo del caso- fue lo único que encontró la policía al registrar el piso del centro de Valladolid en el que el defensor activo de la legalización de la eutanasia vivió su lenta agonía.
Un cúmulo de pistas falsas para encubrir a quien le haya ayudado a llevar a cabo su última voluntad conducen por el momento a un callejón sin salida las primeras pesquisas del Grupo de Homicidios. No en vano, Lucas S. escribió en su diario (blog) de Internet el pasado 21 de marzo que «tengo todo preparado para que quien me ayude quede incógnito».
Los agentes, sin embargo, intentan poner rostro a la mano invisible que llevó a Lucas S. a cumplir su deseo de «morir tranquilio y en casa» al estar tipificada esta conducta en el artículo 143 del Código Penal y penada con entre dos y diez años de cárcel en función del grado de cooperación.
Los vecinos del bloque en el que residía el pentapléjico lamentaron ayer su muerte y recordaron con tristeza «la caída que le llevó a no poder caminar». Esta se produjo en el interior del inmueble al precipitarse desde un segundo piso y el golpe le provocó al hasta entonces profesional sanitario un traumatismo medular a la altura de la segunda cervical que le obligó a vivir conectado a un respirador sin valerse por sí mismo. Sus últimas líneas las redactó en su diario on-line dos días antes de morir. En ellas, Lucas S. reconoce abiertamente que «no debería estar aquí».
HERALDO
6 de mayo de 2006
Investigan el fallecimiento de un pentapléjico que solicitó ayuda por internet para morir
Jorge León había manifestado en reiteradas ocasiones su deseo de morir, para lo cual pidió ayuda a través de las páginas de un diario virtual en internet donde se identificaba con un nombre fingido.
EFE. Valladolid | El Grupo de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía investiga la muerte de un hombre pentapléjico, cuyo cadáver apareció el pasado jueves en su domicilio de Valladolid desconectado del respirador automático que le mantenía con vida, caso sobre el que el juez ha decretado el secreto del sumario. “Es un caso muy delicado porque se trata de un pentapléjico fallecido por la desconexión de la máquina que le mantenía con vida y puede surgir un nuevo debate social, como el originado a raíz de la muerte de Ramón Sampedro” en enero de 1998, dijo el subdelegado del gobierno, Cecilio Vadillo, quien insistió en la prudencia como principal recomendación.
El cadáver de Jorge León Escudero, de 53 años, fue encontrado sin signos de violencia y desconectado del respirador automático en su domicilio, situado en el número 7 de la calle General Alimrante, hasta donde se desplazó una dotación policial previo aviso de una vecina temerosa de que algo extraño ocurría.
Se da la circunstancia de que Jorge León, quien sólo podía mover los labios después del accidente doméstico que hace seis años le postró en una silla de ruedas, había manifestado en reiteradas ocasiones su deseo de morir, para lo cual pidió ayuda a través de las páginas de un diario virtual en internet donde se identificaba con un nombre fingido.
Por esa razón, ante la posibilidad de que se trate de una muerte no natural, el Juzgado de Instrucción Número 6 de Valladolid ha decretado secreto de sumario y el Cuerpo Nacional de Policía investiga las causas del fallecimiento, confirmó hoy a la Agencia Efe ambos extremos el subdelegado del Gobierno, Cecilio Vadillo. Respecto a las “reiteradas peticiones” de ayuda que Jorge León realizó para dejar de vivir, Cecilio Vadillo comentó que eso “aún hace más delicado este caso” y precisó que la policía “debe definir si el impedido falleció o no por causas naturales, sin formular hipótesis”.
“Hay que mostrarse muy prudentes, trabajar con la mayor cautela posible ajenos a debates sobre este tema y poner a disposición de la justicia las investigaciones efectuadas para que determine lo que sea”, prosiguió Vadillo. Hace cerca de un año y medio, el 16 de enero de 2005, el diario “El País” publicó una carta al director firmada por Jorge León Escudero, titulada “Hablemos de eutanasia” y en la que se refería a ésta como algo que “ha dejado de ser sólo una cuestión ética en reflexiones minoritarias para convertirse en un problema perentorio para un número de personas en constante aumento”.
El pentapléjico, ahora fallecido, criticó el retraso de la muerte cerebral por medios artificiales en pacientes incurables hasta el punto de convertir a una persona en “un cerebro vivo al margen de un soporte corporal. No deberíamos llegar a tal grado de disparate”.
Entonces se mostró partidario de establecer “a efectos legales y médicos” el límite de la terapia “sin encarnizamiento, la franja de tratamiento propio de los cuidados paliativos y cuándo se entra en ese innegable grupo donde fracasa todo lo anterior, para introducir medidas que eviten horribles “cacotanasias” que destrozan tanto al paciente como a su entorno de una manera bien lejana de la dignidad humana”.
EL MUNDO
DEMANDÓ UNA ‘MANO AMIGA’ POR INTERNET
La Policía investiga la muerte de un pentapléjico de Valladolid que pidió ayuda para dejar de vivir
* ‘Seguramente tendré que recurrir a una salida ilegal’, había reconocido
* ‘Tengo todo preparado para que quien me asista quede incógnito’, decía recientemente en su blog
MADRID.- Jorge León Escudero, un pentapléjico de 53 años que llevaba meses pidiendo en Internet una ‘mano amiga’ que le ayudara a ‘morir dignamente’, fue encontrado muerto el pasado jueves en su domicilio de Valladolid, desconectado del respirador que le mantenía con vida. La Policía investiga el caso y cree que recibió ayuda de alguien de fuera de su entorno para no implicar a sus allegados.
Una de las cuatro mujeres que lo cuidaba las 24 horas del día lo encontró muerto el jueves sobre las 8.30 horas, según relata ‘El Norte de Castilla’. Su cuerpo fue incinerado el viernes. La autopsia que le fue practicada en el Instituto de Medicina Legal, a falta de los resultados de los análisis, confirma en principio la ingesta de un fármaco para evitar más dolores a un enfermo que se encontraba en “fase terminal porque a la pentaplejia irreversible” que padecía se acababa de sumar “la cronicidad de las infecciones frente a una tolerancia cada vez menor a los antibióticos”, según contó el propio Jorge León al diario vallisoletano antes de fallecer.
Jorge León sufrió un accidente doméstico en el año 2000, mientras jugaba en casa con su sobrina, que le postró en una silla de ruedas. Sufría pentaplejia, un estado aún más agudo que la tetraplejia puesto que a la parálisis de las extremidades se suma la incapacidad para respirar por sí mismo, según han explicado a elmundo.es fuentes sanitarias del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo.
Después del accidente y un año de convalecencia, volvió a diseñar, con grandes dificultades, figuras de metal en las que se obsesionaba con la idea del laberinto (su mente que buscaba la salida de su cuerpo, según su galerista).
En agosto de 2005 abrió en Internet un ‘blog’, en el que se identificaba como Lucas S. Conseguía manejar el ordenador gracias a un adaptador labial -explica el diario ‘Abc’- y desde hacía dos meses pedía una ‘mano amiga’ que le ayudara a ‘morir dignamente’. En él aseguró que lo tenía “todo preparado para que quien me ayude quede incógnito”.
El juez que investiga la muerte ha decretado el secreto de sumario. “Es un caso muy delicado porque se trata de un pentapléjico fallecido por la desconexión de la máquina que le mantenía con vida y puede surgir un nuevo debate social, como el originado a raíz de la muerte de Ramón Sampedro” en enero de 1998, según ha declarado a EFE el subdelegado del gobierno en Castilla y León, Cecilio Vadillo.
Hace cerca de año y medio, el 16 de enero de 2005, ‘El País’ publicó una carta al director, remitida por Jorge León, titulada ‘Hablemos de eutanasia’. En el texto, se refería a ella como algo que “ha dejado de ser sólo una cuestión ética en reflexiones minoritarias para convertirse en un problema perentorio para un número de personas en constante aumento”.
Jorge León explicó en una entrevista concedida por aquellas fechas a ‘El Norte de Castilla’ su convicción de que “lo de la película y Ramona Maneiro -la mujer que ayudó a morir a Ramón Sampedro- se olvidará”. “Yo no creo que tenga tiempo hasta que haya una regulación decente y seguramente tendré que recurrir a una salida ilegal”, decía.
Unas cartas escritas con ordenador y manuscritas en el sobre para identificar a sus destinatarios fue lo único que encontró la policía al registrar el domicilio de Jorge León en Valladolid, situado en el número 7 de la calle General Almirante. Una de ellas iba dirigda al juez de instrucción que se ha hecho cargo del caso.
La Policía trata de poner rostro a la mano que a todas luces ayudó a Jorge León a cumplir su deseo puesto que esta asistencia está tipificada en el artículo 143 del Código Penal y castigada con entre dos y diez años de cárcel, en función del grado de cooperación.
Los agentes investigan también el contenido del ‘blog’ que el fallecido actualizaba casi semanalmente para exponer su caso y su postura favorable a la eutanasia y para solicitar sin tapujos “ayuda exterior para poner fin a esta horrible tortura”.
EL PAIS
Edición del domingo, 7 de mayo de 2006
La muerte de un pentapléjico
REPORTAJE
“No debería estar aquí”
Jorge León, el pentapléjico fallecido en Valladolid, pidió “una mano hábil” que le ayudara a morir a través de un ‘blog’ en Internet
FERNANDO DE LUIS-ORUETA – Madrid
ELPAIS.es – Sociedad – 07-05-2006
“Necesito la mano que sostiene el vaso, la mano hábil que supla mi mano inútil, una mano que actúe según mi voluntad aún libre: tengo todo preparado para que quien me ayude quede incógnito”. Es la llamada de Jorge León, el pentapléjico de 53 años que fue hallado cadáver el pasado jueves en su casa de Valladolid, para que alguien le ayudara a morir.
La policía sospecha que, en efecto, recibió asistencia. Al encontrar su cuerpo tenía cerca un vaso. Su hermano Carlos cree, según ha explicado a la agencia Efe, que podía contener algún producto que le causara la muerte o algún sedante que le ahorrara sufrimientos al desconectarse del respirador que le mantenía. “Estaba preparando su marcha”, asegura.
En agosto del año pasado abrió un blog en Internet, un diario personal en el que escribía con frecuencia y lucidez “reflexiones descarnadas sin esperanzas”. Bajo el sobrenombre de Lucas S. se presentaba como “adulto pentapléjico desde el 2000 por lesión medular en C3”. Un dispositivo acoplado a su cabeza le permitía manejar el ordenador a pesar de no poder mover más que los labios.
La última entrada es del día 2 de mayo, dos días antes de su fallecimiento. Al parecer un intento reciente de eutanasia había salido mal. “No debería estar aquí; una nueva, digamos, contingencia humana ha vuelto a frustrar el poner fin a esto, justo cuando el resto de circunstancias eran idóneas y mi predisposición fuerte”, escribía. “Aún me queda alguna maniobra delicada y soy responsable de no perjudicar a nadie”.
En esa misma anotación expresa su temor a una muerte dolorosa. “Tenemos poderosos mecanismos que hacen que situaciones potencialmente letales como el ahogo, las alteraciones de la tensión, el vértigo, el dolor del corazón, etcétera, las sintamos con aguda angustia y reaccionemos reflejamente con vivo rechazo […]. Se hace muy difícil con estas limitaciones acabar sin garantías de no pasar por momentos angustiosos”. Y concluía esta reflexión con la petición un cambio legal que dé salida a casos como el suyo: “Quede en la conciencia de quienes impiden la legalización de la eutanasia la carga de los sufrimientos innecesarios”. Esta solicitud la hizo pública en varias ocasiones como en dos cartas remitidas a EL PAÍS.
Fase terminal
El deseo de morir de Jorge se hace más intenso según avanza el blog, al mismo ritmo que se complicaba su situación médica. “He entrado en una fase que considero terminal porque a la pentaplejia irreversible se ha añadido la cronicidad de las infecciones frente a una tolerancia cada vez menor a los antibióticos, lo que me provoca indeseables sufrimientos físicos y psíquicos”.
Lo escribía el 21 de marzo pasado bajo el título Me escribe Jorge León. Ese día formalizaba su llamada de auxilio. “Ante la perspectiva de acabar en breve en una residencia abandonándome a una muerte miserable lanzo el siguiente mensaje por si el azar por una vez se torna generoso.” Solicitaba “ayuda directa, indirecta, contactos…”. “Necesito la mano que sostiene el vaso, la mano hábil que supla mi mano inútil, una mano que actué según mi voluntad aún libre: tengo todo preparado para que quien me ayude quede incógnito”.
Ese anonimato empezaba por pedir que nadie se dirigiera a él por correo electrónico sino llamándole por teléfono desde una cabina pública o mediante una carta enviada a su piso de Valladolid. Tal vez obtuvo respuesta: su hermano ha dicho a Efe que quiere “dar las gracias a quienes le han ayudado” y “se han jugado algo para ayudar a que una persona deje de sufrir y tenga una muerte decente”. Carlos asegura que desconoce quién pudo hacerlo y que tanto él como Ana, la cuidadora con la que mantenía “lazos de afecto y complicidad”, han estado al margen de su plan.
En el blog queda patente que no se trataba de una decisión desesperada sino fruto de una reflexión profunda, casi filosófica, comentada en textos en los que se entremezclan citas de Robespierre o poetas chinos. Su mayor preocupación era morir lúcido: “En mi caso prefiero acabar de morir, mientras tenga control sobre mi cabeza que llegar a ciertos estados de sufrimiento irreversible sin capacidad de libre decisión”.
“¡Prohibido estar triste!”
Jorge lamentaba que le administraran antidepresivos. “¿Quién cree que pueden suplirme aquellos intensos placeres y vivencias que no olvido y las carencias de este mal vivir, seroxates tramposos, torpes, insuficientes —por qué no con cócteles placenteros—? ¿Qué libertad y ética hay en ello? ¡Prohibido estar triste! ¡Prohibido pensar en que esta vida es para uno un absurdo doloroso!”.
Esa vida tan poco estimulante es minuciosamente descrita en otra anotación. “Cuando aparece un día sin contratiempos, ni sudores, ni ahogos y con buena tensión, vuelve la necesidad de vivir, de aprovechar la pausa y disfrutar con algo, cuanto menos, ponerte al día, comunicarte y crear”. En esas ocasiones trataba de leer la prensa o un libro, aunque pocas veces lo encontraba estimulante.
“Si estudias algo simple, pronto lo desprecias; y si es complejo, enseguida ves que no estás ya a la altura y que se te escapa el meollo o el razonamiento”. También gustaba de escribir, pero explicaba el cansancio que le producía dedicar cuatro minutos para una sola línea. “Yo no encuentro sentido, aun estando sin complicaciones, a quedarme un día y otro leyendo por encima el periódico y mirando por la ventana”, lamentaba.
Tampoco bastó el amor de su mujer, con la que se casó después de haber quedado pentapléjico. “En este estado desvalido, los amores o cariños que solo crean fuertes interdependencias estériles no hacen más que prolongar el conflicto; cuando toda la vida de uno es toda la vida del otro, se está creando una relación cerrada imposible que solo la muerte de ambos daría sentido”.
“Tengo el excepcional privilegio de poder pensar y escribir desde la desesperanza, desde el final de la vida”. Y desde ese punto denunciaba: “Las leyes hacen que esa pequeña diferencia entre mover o no mover un brazo supongan que pueda salir de esta estupidez por mí mismo, que tenga que poner en peligro de cárcel a quien me haga de brazo o que acabe en una residencia esperando una cacotanasia.”
ABC
Lunes, 8 de mayo de 2006
SOCIEDAD
EDICIÓN IMPRESA – Sociedad
«Agradezco a quienes han ayudado a que una persona deje de sufrir y tenga una muerte decente»
Carlos, el único familiar de Jorge León, dijo ayer que desconocía si el vaso hallado junto al cadáver contenía algún producto capaz de causar la muerte de su hermano
VALLADOLID. Carlos León, hermano del pentapléjico que fue hallado muerto en su casa de Valladolid el pasado jueves, quiso ayer agradecer, en declaraciones a la agencia Efe, «a quienes han ayudado» a su hermano Jorge a cumplir su deseo porque, a su juicio, «se han jugado algo para ayudar a que una persona deje de sufrir y tenga una muerte decente». También se preguntó si «era vida la que llevaba mi hermano, que no podía realizar ningún movimiento y era trasladado de la cama a un sillón en una pequeña grúa, sin intimidad. Una reducción de la vida que la convertía en una «no vida»».
«Desde que me avisaron -asegura- tardé una hora y pico en llegar a Valladolid, y cuando lo hice me encontré con que el cadáver ya no estaba allí y la casa llena de policías». Carlos León explica que «me dijeron que le habían encontrado sobre las ocho de la mañana y que todo hace pensar que había sido ayudado pero, honestamente, yo desconozco cómo ocurrió, y eso quiero señalarlo».
Ley de eutanasia
En una entrevista a Radio Nacional de España, Carlos León se mostró «absolutamente convencido» de la necesidad de una ley que regule la eutanasia por considerar que «es un tema suficientemente doloroso y que afecta a suficientes personas como para ser tratado con seriedad, con rigor y con altura de miras». En este sentido, Carlos León recordó que, como fue el caso de su hermano, hay miles de personas «que quizás están necesitando ayuda, que quizás necesiten un cambio en la legislación actual para poder ser ayudados correctamente, legalmente, y superar las circunstancias horribles en las que viven».
El cadáver de Jorge León Escudero, de 53 años, fue encontrado sin signos de violencia y desconectado del respirador automático en su domicilio. Tenía cerca un vaso y, a la espera de los resultados de los análisis toxicológicos, su hermano Carlos aseguraba ayer que desconocía si contenía algún producto capaz de causarle la muerte.
Una escritora y amiga del fallecido, la antropóloga Margarita Espuña, aseguraba ayer que en la actualidad se practica la eutanasia en España «de forma encubierta y clandestina». La escritora se encontró por última vez con su amigo en abril, y asegura que su tono era de despedida: «Me dijo que se encontraba en el límite, con dolores importantes en las piernas y que se aplicaba morfina como calmante».
Sumándose al debate, Izquierda Unida anunció que presentará una nueva iniciativa parlamentaria para regular legalmente el derecho a una muerte digna, a pesar de que el Congreso ha rechazado hasta ahora todas las iniciativas presentadas en este sentido.
EL MUNDO
Actualizado lunes 08/05/2006 05:02 (CET)
BLOG DEL PENTAPLÉJICO JORGE LEÓN
‘¿Qué me dais para sustituir lo que me compensaba en la vida?’
* Desde agosto de 2005 y hasta dos días antes de su muerte escribió sus vivencias en un blog
* “Quiero morir dignamente; quiero vivir mi muerte bien consciente de lo que voy a hacer”
* “Tengo todo preparado para que quien me ayude quede incógnito”
ESTHER MUCIENTES (elmundo.es)
MADRID.- “¡Eso no. No te Mates! Pero, ¿es que estoy vivo? ¡Te queremos! ¡Nos harás sufrir! Ay ayayai, eso del querer que egoísta es. Que me demuestren que no es así; y mientras tanto, ¿qué me dais para sustituir lo que me compensaba en la vida?”. Así terminaba uno de los textos que durante casi un año Jorge León, el pentapléjico que fue hallado muerto el jueves, escribió desde su silla en un blog a través del cual pidió insistentemente una muerte digna.
“Que tenga cuidado quien entre a estas notas con espíritu inocente y aún cargado con el lastre de los buenos sentimientos. No encontraréis ánimos para seguir adelante ni consuelos cálidos en este rincón…”. Con esta advertencia comenzaba Jorge León lo que él quiso llamar “reflexiones descarnadas”
Desde agosto de 2005 y hasta dos días antes de su muerte, Jorge León, mejor dicho Lucas S. (seudónimo bajo el que escribía sus textos), intentó a traves de la Red mostrar cómo era su vida diaria, primero en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo y después en su casa de Valladolid, sus miedos, sus deseos, pero sobretodo intentó demostrar su derecho a una muerte digna sin “la presencia de una especie de funcionario sanitario mirando el reloj por si me demoro”.
“Quiero morir dignamente; quiero vivir mi muerte bien consciente de lo que voy a hacer, esperando preparado y sin presiones el impredecible instante en que me diga ‘ya’ y beba del vaso liberador que tengo todo el rato a mi alcance”, escribía el 14 de agosto de 2005.
Más adelante, explicaba, “cuando sucumbo al miedo a la muerte, se diluye Lucas S. y queda el hombre elemental acojonado, una pobre bestia implorante. Se pierde la entidad y queda la bioquímica en estado de emergencia con las alarmas disparadas pidiendo auxilio”.
Ocho meses después, el 21 de marzo de 2006, Jorge dejó atrás su seudónimo y bajo el título ‘Me escribe Jorge León’ hizo público por primera vez no sólo su dirección y número de teléfono, sino también su necesidad de conseguir “la mano que sostiene el vaso, la mano hábil que supla mi mano inútil, una mano que actúe según mi voluntad aún libre: tengo todo preparado para que quien me ayude quede incógnito”.
Parece que alguien le leyó o le escuchó, porque la propia policía sospecha, en efecto, que recibió asistencia para llevar a cabo su ‘último viaje’, al encontrarle junto a un vaso de agua.
Incluso su propio hermano, Carlos León, ha querido ha querido “dar las gracias a quienes hayan ayudado” a que Jorge cumpliera su deseo.
Meses antes, Jorge explicaba las dificultades de un pentapléjico atado a la respiración asistida, a la “parálisis del difragma pulmonar”, a los “espasmos”, “sudores”, “aumento de secreciones”, pero sobre todo a los recuerdos.
Jorge se negaba a olvidar lo que un día fue “para no engañarme con lo que soy ahora y para evitar llegar a ser lo que nunca deseé”. Nostálgico y frustrado, bajo el nombre de Lucas S., explicaba el ‘querer y no poder’.
“Llevaría muy mal tener que renunciar a viajar a esos cuantos lugares pendientes que nadie conoce, a los que parecen ofrecer algo nuevo importante o no poder volver a los que siempre te ofrecen algo por redescubrir”, decía.
“Peor aún, es tremendamente dañino comprobar que el cuerpo es un despojo incapaz para el placer pero sí para el dolor”.
El 2 de mayo, dos días antes de su muerte escribió su último texto. Al parecer un intento de eutanasia había salido mal hace poco. “No debería estar aquí; una nueva digamos ‘contingencia humana’ ha vuelto a frustrar el poner fin a esto, justo cuando el resto de circunstancias eran idoneas y mi predisposición fuerte”.
Su última frase en su blog fue: “Cuando la muerte es nosotros ya dejamos de ser, y no siendo ni siquiera la muerte existe (¿o acaso tiene el espacio conciencia de muerte o de cualquier otra cosa?)”
EL PAIS
La muerte de un pentapléjico
Jorge León pidió a un grupo pro eutanasia que una persona le ayudase a morir
DMD Madrid le aconsejó que solicitara al médico la sedación antes de ser desconectado
ANA ALFAGEME – Madrid
EL PAÍS – Sociedad – 08-05-2006
El 21 de marzo pidió ayuda para quitarse la vida a través de Internet. Unos meses antes, Jorge León, el pentapléjico que murió el jueves pasado en Valladolid, había contactado con la Asociación para el Derecho a Morir Dignamente (DMD) de Madrid. Lo hizo por correo electrónico y fue contundente: sólo necesitaba una persona que le diese a beber un sedante, y cuando se hubiera dormido, le desconectase del respirador. DMD le sugirió que renunciase a la ventilación mecánica, una medida considerada extraordinaria, y que sus médicos le aplicaran sedación. También le pidió una entrevista. Él, cortésmente, rehusó.
El 21 de marzo en su blog (diario en Internet), Jorge León proporcionaba su dirección y su teléfono para que alguien se pusiese en contacto con él y le ayudase a morir. Precisaba que esa persona no debería localizarle mediante correo electrónico, para no dejar pistas. Hace seis meses, recuerda un miembro de DMD Madrid, el pentapléjico, de 53 años, titulado en enfermería, había enviado un correo electrónico a la asociación madrileña que aboga por la legalización de la eutanasia y que tiene 500 socios. De hecho, Jorge era uno de ellos. Su primer contacto con la asociación había sido, según recuerda la misma fuente, hace ahora dos años.
Esta vez, la última, “fue muy claro en su demanda. Quería morir. Decía que lo tenía todo listo, todo pensado, incluso había hecho previsiones económicas, y que sólo necesitaba que una persona le machacase las pastillas tranquilizantes, para disolverlas en líquido y después le acercase a la boca el preparado”, rememora un miembro de DMD Madrid que ha pedido no ser identificado. “Así se quedaría dormido y evitaría sufrir los ahogos cuando le fuese retirado el respirador”. Jorge también relataba que no tenía cargas familiares y que sus allegados estaban de acuerdo con su decisión, según la misma fuente.
La asociación no le ofreció el tipo de ayuda que el pentapléjico, que sólo podía mover los labios, precisaba. “Le contestamos por la misma vía, por correo electrónico, contándole que él podía evitar el respirador porque se considera un tratamiento médico extraordinario, y por tanto prescindible, de acuerdo con la Ley General de Sanidad”, prosigue este socio de DMD; “le sugerimos que acudiese a sus médicos para pedirles una sedación previa a la retirada del respirador, pero insistimos en que el proceso se realizase en un entorno médico. También le planteamos la posibilidad de desplazarnos a Valladolid para mantener una entrevista personal y discutir este tipo de cosas”. El pentapléjico respondió, siempre por correo electrónico. “Rechazó que fuésemos a entrevistarnos con él, decía que no quería que nos desplazásemos en vano y que, de momento, no era necesario, que estaba preguntando a otras personas para llevar a cabo su plan. Nos dejó su teléfono”, recuerda la misma fuente de DMD Madrid, “y no volvimos a saber de él”.
“Creo que él deseaba tener el control absoluto de cuándo morir y cómo, quizá por ser enfermero. No quería perder ese control, ni mucho menos dejarlo en manos médicas”, prosigue este asociado de DMD, “para él la intervención de un médico, la sedación, los cuidados paliativos, eran paños calientes. Se notaba que llevaba pensando mucho tiempo en ello”.
La misma fuente manifiesta su solidaridad con quienes hayan ayudado a morir a Jorge León y añade, tras recordar una frase que aquél escribió con un puntero manejado por los labios -“¿Cómo podemos separar el derecho a vivir nuestra vida libremente del derecho a vivir nuestra muerte libremente?”-: “Es inadmisible que en la sociedad del bienestar existan personas condenadas a aguantar una situación a su juicio demasiado penosa, personas cuyo sufrimiento es sistemáticamente ignorado por políticos, médicos y juristas que anteponen la vida -vida deteriorada que no se desea- a valores propios de una sociedad democrática como son la libertad de cada persona para decidir sobre su vida y su muerte”. También reclama al Gobierno que tome medidas legislativas para que personas como Fernando León no se vean obligadas a buscar soluciones al margen de la asistencia sanitaria.
Por otra parte, la asociación de lesionados medulares (Aspaym) de Castilla y León conocía las peticiones de Jorge León, socio de la entidad, según informó a Europa Press Francisco Sardón, su presidente, pero no medió para no interferir en su intimidad. El hermano del pentapléjico había acudido a visitar las instalaciones de una residencia que la asociación tiene previsto inaugurar este año para trasladar allí al enfermo.
LA RAZON
Viernes, 12 de mayo de 2006
Sociedad
«Gracias a quien ayudó a morir a mi hermano»
– Carlos León, hermano del pentapléjico cuya muerte se investiga tras pedir la eutanasia por internet, dice que su pérdida «será menos inútil si contribuye a aliviar a otras personas» – Su cadáver estaba desconectado del respirador automático
F. Martínez
Segovia- El pentapléjico Jorge León había pedido a gritos en la red que las manos de una persona a la que no conocía fueran por un segundo las suyas, los miembros inertes que no le servían para poner fin a su vida. Este nuevo Ramón Sampedro, cuyo cuerpo sin vida fue hallado el pasado jueves en Valladolid, finalmente logró su objetivo. Su muerte también ha devuelto al primer plano de la actualidad la palabra «eutanasia». El pintor Carlos León Escudero, de 58 años, hermano y único familiar del lesionado medular , afirmó ayer en Segovia que «la muerte de Jorge puede ser muy útil en el debate sobre la eutanasia». Carlos León, un artista plástico del expresionismo abstracto, que residió varios años en Nueva York y expone su obra en numerosas galerías y museos, ha sido el encargado de cumplir el deseo de su hermano, expresado ante notario, de que se incinerara su cadáver sin guardar las cenizas.
En declaraciones a Efe, Carlos León sostuvo que esta muerte plantea también un asunto «muy grave» y es la situación en la que se encuentran las personas que optan por una muerte digna y pueden pedir ayuda para conseguirlo, como él lo hizo a través de internet, o que no tienen medios para hacerlo. Para León, la muerte de Jorge, una persona que, según dijo, en lo político se mantuvo próximo a la izquierda, «será menos inútil si contribuye a ayudar a las personas que están en su misma situación».
Pendientes de la autopsia. El cadáver de Jorge León Escudero, de 53 años, fue encontrado sin signos de violencia y desconectado del respirador automático en su domicilio, situado en el número 7 de la calle General Almirante, de Valladolid. Tenía cerca un vaso y, a la espera de los resultados de la autopsia, su hermano aseguró que no sabe si contenía algún producto que le causó la muerte o que le provocara una cierta sedación para que quien le ayudó procediera a la desconexión, como había pedido.
Su hermano relató que Jorge «llevaba años reflexionando sobre el tema de la eutanasia, escribía muy bien, de hecho mandó una carta muy bien planteada sobre este tema, que recogió un diario de tirada nacional, y creo que es patente que hay necesidad de cambio de legislación en la materia».
Carlos León quiso «dar las gracias a quienes han colaborado» a que su hermano cumpliera su deseo porque, a su juicio, «se han jugado algo para ayudar a que una persona deje de sufrir y tenga una muerte decente». Asimismo, este artista, que reside en Segovia, se preguntó «si era vida la que llevaba mi hermano, que no podía realizar ningún movimiento y era trasladado de la cama a un sillón en una pequeña grúa, sin intimidad. Una reducción de la vida que la convertía en una no vida».
Jorge León, según recuerda su hermano, «se rompió el cuello en un accidente doméstico, mientras hacía gimnasia en una barra fija a dos metros del suelo. Cuando estaba charlando con su novia, se escurrió y cayó mal. Era espeleólogo y muy deportista». Quedó pentapléjico aunque le habían adaptado un ordenador que se podía manejar con la cabeza y podía escribir.
Jorge, que también era ayudante técnico sanitario (ATS), se dedicaba en ocasiones al arte. Su hermano subraya que «ha muerto uno de los mejores artistas de Segovia», a la vez que recuerda que presentó su obra en la última bienal de arte organizada por la ONCE en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Jorge dibujaba con el ordenador y Carlos lo pasaba a otro formato, incluso le había vendido piezas, explica, a la vez que considera que el trabajo escultórico de su hermano «era muy racional, en la línea de Pablo Palazuelo».
Pese a que se encontraba ingresado en el Centro de Parapléjicos de Toledo, su novia quiso casarse, «viviendo pegada a él, hasta la separación, porque creo que mi hermano quiso echarla de su lado para que pudiera vivir», aseguró.
Tras optar por ser cuidado por profesionales, en los últimos años, Jorge conoció a Ana, una cuidadora, «a la que le unían lazos de afecto y complicidad y era como un ángel guardián», pero Carlos León subrayó que «tanto a ella como a mí nos ha tenido al margen de esta operación». Incluso, según su hermano, se da la paradoja de que le estaban buscando una residencia «y, mientras, él estaba preparando su marcha».
Pseudónimo en la Red. De sobra eran conocidas las ganas de Jorge de abandonar la vida. La Asociación de Lesionados Medulares (Aspaym) de Castilla y León tenía constancia de las peticiones del pentapléjico, pero no medió para no interferir en su intimidad, según aseguró el presidente de la entidad, Francisco Sardón. «Tenemos constancia, por algunos compañeros suyos que se comunicaban con él a través de chats e internet, de que buscaba alguien que le ayudara a morir», explicó a Ep.
El fallecido llevaba tiempo pidiendo ayuda a través de la Red bajo el seudónimo de Lucas S. Sardón explicó que un hermano del fallecido había acudido para conocer las instalaciones de una residencia que la organización tiene previsto inaugurar este año para trasladar allí a su familiar por expreso deseo de éste.
El responsable de Aspaym relató que el fallecido era socio de esta asociación y que aunque no tenía «una vinculación directa diaria» con ella sí conocían sus inquietudes artísticas y sus problemas. Manifestó además que en el momento de la visita del hermano, hace un mes, éste explicó que Jorge pasaba por un momento de bajón emocional, algo que «no es raro en personas con discapacidades tan severas, que no tienen una relación social fluida».
«Lo único que podemos hacer es, desde nuestras actividades, apoyar a las personas que sí tienen ganas de vivir para que puedan hacerlo dignamente y si tienen un bajón psicológico, ayudarlos», explicó Sardón, quien añadió que desde la asociación no se posicionan sobre la cuestión de la eutanasia activa, pero sí «a favor de una vida digna».