Resumen de la clase del 30/10

le-città-invisibili1-e1378148806204Comenzamos la clase pensando, de la mano de Roland Barthes, en la ciudad como un texto ¿Cómo nos habla, qué código utiliza?
El habitante de la ciudad detenta ciertas competencias que le permiten comprender la ciudad y sus signos de una manera particular.
Por otro lado, para entender a la ciudad uno tiene que recorrerla. Hay que devenir flâneur, errante que camina mirando lo que ve, sin otro destino que el de interpretar la ciudad.

Así llegamos al gran tema de la clase: la narración.
Señala Bruner que las personas tenemos dos modalidades de pensamiento relacionadas con dos tipos de textos: la narración y la argumentación. Ambas tienen la intención de convencer al lector. Mientras la argumentación busca persuadir acerca de la verdad de sus argumentos, la narración apunta a la veracidad de los hechos.
Así, decimos que el relato es una interpretación del mundo. Las historias son maneras de entender el mundo. El relato busca hacer comprensible al mundo.
Un relato es la exposición de acontecimientos protagonizados por unos personajes que se inscriben en un panorama de la acción (lo que hacen los personajes) y un panorama de la conciencia (lo que piensan y sienten los personajes).
Existe además un punto de vista desde donde se cuenta esa historia. No es la persona que escribe, sino el lugar desde donde que se narra.
Finalmente, la narración tiene una estructura determinada: un principio calmo, sin conflictos; un quiebre, una modificación de ese estado de cosas, una crisis; y una restitución de la calma.
Abordamos  luego la evolución histórica de los estudios del relato. Comenzamos con Aristóteles, pasamos después por Vladimir Propp y el formalismo ruso, para finalizar con Roland Barthes y los estructuralistas.
Llegamos así a la superestructura del texto narrativo y con ella trabajamos en La frontera del arte, un breve y muy rico relato de Eduardo Galeano.