¿Y qué haremos con Diego si gana el Mundial?

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El texto que aparece a continuación, cuyo autor es el compañero Juan Pablo Sánchez*, corresponde a uno de los puntos de la actividad n° 4 del Taller de lectura: “Actos de habla mundialistas”. Juan redactó dos textos respondiendo a la pregunta que formula Juan Pablo Meneses en su crónica “Viva Maradona!” y uno ya lo publicó debajo de ese post. Como el otro texto estaba tan bien redactado lo incluimos a continuación para que no se pierdan la oportunidad de leerlo.


Por Juan Pablo Sánchez*

“¡Esas cosas de Diego: aparece un instante,
Y es el más sublime de todos!”
Víctor Hugo Morales,
relato del gol de Diego a Grecia,
03/07/1994

O bien para Galeano, cuando afirma que “él es un dios sucio, pecador, el más humano de los dioses”, o bien para Héctor Negro, que dice que “como pasa siempre con los Cristos de barro, lo colgaron con clavos en la cruz de su entrega, y no le perdonaron ni su origen ni su orgullo (…)”, Maradona siempre está. Sobre su persona se consuma uno de los deportes más populares de nuestro país: amarlo sin límites o despreciarlo en igual medida.
Maradona pecó y cometió uno de los pecados más grandes, quiso ser el diez en un sistema que exige ser el número uno, pero que castiga rigurosamente a quien lo intenta. Fue el número uno en una sociedad que sólo aspira al seis, a lo justo para zafar.
Y llegó a lo más alto desde lo más bajo. Ese fue su otro gran pecado, alterar el orden establecido, haberse permitido escapar del yugo de la pobreza y llegar a la cima del mundo, a poner de rodillas al norte poderoso, a hacer felices a los olvidados de siempre. O a darle alegría a todo un pueblo, que sufría uno de sus peores inviernos y tenía la esperanza teñida de gris, allá por el ‘86. Todo a fuerza de goles, a fuerza de magia, con la zurda endiablada, pero jamás olvidándose de sus raíces, jamás traicionando su origen. Él se permitió repudiar la mediocridad y tuvo el descaro de querer ser digno.
¿Y qué haremos con Diego si gana el Mundial? Seguiremos practicando nuestro deporte favorito, quienes lo veneramos no perdemos oportunidad de hincarnos ante su altar, seguiremos ejerciendo nuestra devoción. Quienes lo desprecian, seguirán encontrando aquí y allá los puntos débiles de este dios pecador, para usarlos en función de su odio y su desprecio.
Pero si Argentina gana el Mundial, ya nadie podrá negar que Diego tiene un aura mística a su alrededor. Si Argentina gana el Mundial, Diego será el dignísimo Héctor, peleando contra Aquiles, aun sabiéndose un imposible ganador. Será Odiseo regresando por fin a Ítaca, luego de haber puesto de rodillas al gigante Polifemo y de haber descendido, también, a los infiernos del Hades. Será Eneas, caudillo y líder de su ejército errante, cumpliendo con la epopeya de fundar la ciudad en la cual desembocan todos los senderos.
Será la confirmación de estar recorriendo, como dice Dolina, “con dolor, amor y coraje, el noble camino de un destino poético”.
*Juan Pablo Sánchez es estudiante del 1° año de Comunicación Social.