por Mauro Leandro Farías*
El día martes por la tarde, se dió por finalizado el debate que terminó por transformar la reforma política propuesta por el oficialismo en ley. Este es el camino que se recorrió desde el día en que se presentó el proyecto, hasta su aprobación.
El 28 de octubre de este año, la Presidente de la Nación, Cristina Fernandez de Kirchner, presentó en un acto oficial el nuevo proyecto de reforma política. Si bien el mismo se jactaba de ser el producto del dialogo y el consenso entre los diversos partidos, llamó la atención que a este acto no concurrieron los diversos referentes de la oposición.
Quizás, cuando se dejó entreveer lo que planteaba la futura ley, se comprendió mucho mas el porque de esta decisión por parte de estos dirigentes políticos.
La reforma original, a la cual el ejecutivo bautizo con el nombre de “Proyecto de Ley de Democratización de la Responsabilidad Política, la Transparencia y de Equidad Electoral”, se mostró en un principio como un elemento proscriptivo para los pequeños partidos, debido a que se elevaban los pisos tanto de afiliaciones por partido, como los requisitos para obtener la personería jurídica, medio existencial para la subsistencia de los mismos. Partiendo de la premisa de instaurar un sistema de internas abiertas, simultaneas y obligatorias, basándose en el sistema electoral que actualmente se implementa en la Provincia de Santa Fe, se comenzó a gestar este proyecto.
Este sistema, impone una competencia entre las diversas facciones de cada partido, en donde la lista que resulte ganadora será la que lo representará en la elección general.
Ahora, no alcanzará con la realización de internas, puesto que en las mismas cada uno deberá llegar a un porcentaje del 3% del padrón electoral, siendo este el piso mínimo establecido para luego ser habilitadas las respectivas listas para participar de la ya definitiva elección general.
Según el texto de la iniciativa, el número mínimo de afiliados requerido para el reconocimiento y mantenimiento de la personería de los partidos políticos será del cinco por mil sobre el total del padrón del distrito correspondiente. Para ser reconocida como partido de orden nacional, toda fuerza política deberá estar admitida en al menos cinco distritos y la suma de sus afiliados en todo el país no podrá ser inferior al uno por mil del total de los inscriptos en el Registro Nacional de Electores.
Un dato, si la ley hubiese sido aprobada de esta forma el 80% de los partidos, o agrupaciones hubiesen perdido la personería jurídica. Es decir, de las 746 agrupaciones existentes hoy en día en la Argentina solo 151 subsistirían. De los 33 partidos federales inscriptos en la actualidad, solo cinco podrían presentarse a elecciones generales.
Sin duda, aquí hay otro eje de la cuestión, peligra la representatividad política, se instaura un bipartidismo, puesto que solo el radicalismo y el peronismo cuentan con una estructura capaz de cumplir con estos requisitos
Con este panorama era evidente que para el oficialismo iba a ser prácticamente imposible alcanzar el quórum necesario para aprobar la ley.
Por esto el proyecto original se vió obligado a ser modificado una vez que el mismo entró a la cámara de diputados, se dió lugar a mas de 50 modificaciones, las cuales giraron en torno a la baja del piso electoral, uno de los aspectos que mas temor causaba entre los pequeños partidos quienes dudaban poder alcanzarlo. Así, se bajó del 3 al 1.5% el piso electoral, y se mantuvo el mínimo de afiliaciones permanentes en un 4 por mil, el cual en un principio, se incrementaba al 5 por mil.
Con estas modificaciones, como las más relevantes, el oficialismo consiguió el apoyo de algunos sectores del PJ disidente, y el tan ansiado quórum terminó por darle media sanción a la futura ley.
No se consiguió ningún acercamiento con los miembros de la oposición, ya que muchos de sus requisitos (lista única, voto electrónico) no fueron contemplados, y por consiguiente los grandes referentes de la oposición votaron en contra. Es decir, el proyecto consiguió media sanción sin contar con el apoyo del Frente Cívico y Social, de la Unión PRO, y del Partido de Pinos Solanas, Proyecto Sur.
El 19 de noviembre ingresaría la ley a la cámara de senadores, y cuando todos apostaban a que la misma no llegaría a ser aprobada antes de que asuman los nuevos senadores, el oficialismo apuró los tiempos, y sabiendo que con las modificaciones realizadas en cámara de Diputados le bastaba para conseguir el apoyo necesario para darle la otra media sanción, el camino se mostró bastante allanado.
El 3 de diciembre la cámara de Senadores terminó por darle la otra media sanción, y la reforma política, o electoral, según quien la considere, se convirtió en ley.
No fue fácil para el Kichnerismo conseguir su objetivo, pero finalmente, y tras la larga negociación que se produjo en Cámara de Diputados, la cual le costo mas de 50 modificaciones respecto del proyecto original, consiguió su cometido.
Algunos puntos fundamentales que instaura esta nueva ley
» Establece la realización de elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias para todos los partidos políticos que postulen precandidatos a cargos electivos nacionales.
» Fija el voto obligatorio y se podrá emitir un voto para una sola “agrupación política”, a la vez que “se eliminan las lista colectoras y espejos” y “se votará con el mismo padrón que la elección general”. (las listas colectoras son aquellas que poseen mismos candidatos en diversas listas, y las listas espejos son listas idénticas que sin embargo se muestran bajo diferentes sellos políticos)
» La norma dispone además que sólo podrán participar en las elecciones generales las agrupaciones que hayan obtenido el 1,5 por ciento de los votos válidamente emitidos requeridos.
» Se acordó además que las agrupaciones que no alcancen el 2 por ciento del padrón electoral del distrito que corresponda perderán su personería y que el número de afiliados para ser aceptado como partido nacional y competir por la presidencia será del 4 por mil, en lugar del 5 por mil del padrón electoral.
» Los fondos correspondientes al aporte de campañas se distribuirán el 50 por ciento del dinero asignado por el presupuesto en forma igual a las listas y el otro 50 entre los 24 distritos, en proporción al total de electores.
» La ley redujo a ocho días la prohibición para publicar los resultados de encuestas, que en el proyecto original era de quince días, y se acordó que las boletas para la elección primaria será divisible para facilitar el corte, en lugar de indivisible como se fijaba en el texto enviado por el Ejecutivo.
» Dispuso además que sea de quince días el periodo de prohibición de realizar actos inaugurales de obras públicas o promoción de planes y proyectos de alcance colectivo y otro acto de gobierno que pueda promover la captación del sufragio a favor de cualquiera de los candidatos a cargos públicos nacionales.
Ley en vigencia y futuro político
La ley ya está aprobada, aún cuando no cuenta con el aval de los grandes partidos de la oposición. La misma modificará la vida política de muchos partidos, obligará a la conformación de nuevas alianzas si se pretende mantener la personería jurídica. Para algunos, terminará en un bipartidismo, tal como sucedió en EEUU con una reforma similar. Para otros conllevará a la creación y consolidación de partidos más representativos.
Pero, para la sociedad, ¿Qué es lo que pasará? O mejor dicho, ¿la sociedad sabe lo que pasó? ¿Le interesa saber? ¿Qué rol juegan los medios en todo esto?
TEXTO DE OPINIÓN
El influenciómetro mediático y el desinterés social
¿Que sería de la democracia con una sociedad que participe? ¿Qué habría sido de la dictadura con una sociedad mansa y desinteresada? ¿Qué habría sido de la esta política de haber tenido el compromiso social de los 70´, con gente con ganas de cambiar las cosas, de “pensar una realidad distinta? y ¿qué hubiera sido de la dictadura de haber estado en esta sociedad que cree que “pensar” es aburrido?
¿Cómo explicarle a una persona lo que es una reforma política, si cuando escuchan la palabra “política” se nublan inmediatamente y dejan de prestar atención? ¿Como saber si realmente les interesa lo que será de la vida institucional de muchos partidos como consecuencia de esta ley, si ni siquiera conocen el sentido de la frase “compromiso social”?
En primer lugar, a la gente no le interesa la política, y por tanto tampoco les interesa saber que es una reforma política, mas allá que la misma puede condicionar la representatividad política de la sociedad en general, se muestran indiferentes.
Porque si hay algo que debe tener claro el ciudadano es que esta reforma condiciona la vida política de este país. O sino pregúntenle a Carlos Del Frade y su Proyecto Sur, que no solo debe lidiar contra los grandes monopolios, sino que ahora deberá luchar contra la falta de interés de esta sociedad.
Porque la política se nutre, y vive gracias a la participación espontánea de sus ciudadanos, pero hoy en día parece que todo eso quedo en el olvido.
Algunos podrán decir que es necesario regular la vida de estas instituciones políticas, terminar con aquellos partidos de ocasión que se forman un día y desaparecen al otro, ir en búsqueda de la conformación de partidos estables, representativos, con proyectos serios y a largo plazo. Lo que no me podrán decir es que esta ley se propone lograr esto.
Aumentando los mínimos de afiliaciones permanentes, condicionando a los pequeños partidos a salir a la búsqueda desesperada de gente que se involucre, en una sociedad cada vez mas desinteresada.
Pero esta no es la lucha de los grandes partidos, como el Peronismo y el Radicalismo, ya que ellos si cuentan con una historia que los avala, y poco les interesa si el día de mañana varios partidos quedan al margen de esta contienda electoral por no poder cumplir los requisitos que impone la ley.
Por otra parte, es casi lógico que la gente no se interese, si desde los grandes medios de comunicación limitan la información. Lo que vale no es informar respecto a que apunta esta reforma política, y que consecuencias tendrá, lo que vale simplemente es decir que el proyecto surgió del oficialismo, y por tanto no vale la pena discutirlo.
Igualmente resulta más que cansador explicarle al común de la gente que implica esta reforma electoral, si cuando se menciona que la misma instaura elecciones primarias, abiertas, simultaneas, y obligatorias, se lamentan el hecho de tener que ir a votar, un sacrificio que tiempo atrás, y en una sociedad distinta, parecía ser “el sueño del pibe”.
Y nunca falta el que plantea que la interna debe ser cerrada para que no se atente “contra la representatividad del partido”, que confundidos estaban los que creían que los partidos representaban al pueblo, y quien mejor que el pueblo para elegir sus candidatos.
A lo anteriormente dicho se agrega que es lógico que la gente se desinterese por la política, el cual se transformo en sinónimo de corrupción, estancados en dos grandes partidos que de lo que fueron históricamente hoy solamente les queda sus nombres, si año tras año, fueron los mismos los que se disputaron el negocio, o mejor dicho el poder, y encima viene uno a decirles que está reforma no hace más que apuntalar a estos dos sellos históricos que tanto daño le hicieron a la sociedad.
Y así estamos en la encrucijada de siempre, donde se espera el cambio sentado cómodamente en un sillón, enfrente de la televisión. Donde se vota a un “tipo común”, sin saber si realmente tiene un proyecto, donde cada día hay mas gente que piensa que la solución a la inseguridad es “matarlos a todos”. Si hasta se animan a decir: “¡Tendrían que volver los militares! Con ellos salir a la calle era seguro”
Nadie ve en la política una solución, y por eso a nadie le interesa saber que es una reforma política.
En conclusión, a la gente no le interesa la política porque desde los grandes medios de comunicación, y desde los grandes partidos se encargaron de hacerle creer a la gente que no vale la pena interiorizase, que de eso se pueden ocupar ellos, vos mejor quédate en tu casa mirando la tele, y estupidizándote cada segundo mas. ¡No pienses! No cometas ese error, el sistema no necesita que pienses, el se encarga de pensar por vos.
Eso si, cada cuatro años o menos necesitan que dejes tu voto, ¡y no te olvides de Perón, y de Yrigoyen! El radicalismo y el Peronismo.
Y aunque hay algunos que se interesan por quienes piensan, y aunque siempre hay una excepción a la regla, de quienes quieren, desde su humildad y sus ganas de cambiar la sociedad, participar, vienen con sus reformas político-electorales a ponerles palos en la rueda.
¡Pero cómo! ¿eso pasó en la Argentina? ¿en qué momento? ¡A no claro! Yo a esa hora miro Tinelli.
*Mauro Leandro Farías es estudiante de la licenciatura en Comunicación Social. El material forma parte del trabajo final de Redacción1.