Medios Degenerados.
Deconstruyendo los medios desde el género
CECPRI Secretaría de la mujer 2016
Violencia de Género
Temáticas
Se conoce por violencia la coacción física o psíquica ejercida sobre una persona para viciar su voluntad y obligarla a ejecutar un acto determinado1. Por desgracia en este mundo
hay muchos tipos de violencia, pero aquí vamos a hablar de uno muy específico, LA VIOLENCIA DE GÉNERO (V.G.).
La ONU la define así: “Violencia contra las mujeres es todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga, o pueda tener como resultado, un
daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para las mujeres, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se produce en la
vida pública o privada” Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer. (Resolución de la Asamblea General 48/104 del 20 de diciembre de 1993)
Los elementos claves de esta definición son:
El factor de riesgo es ser mujer
Incluye agresiones físicas, psicológicas, sexuales, así como las amenazas de tales actos.
Estas agresiones pueden darse en el ámbito de lo público y en el ámbito de lo privado.
Su objetivo es mantener la subordinación de la mujer al hombre (“no busca destruir, eliminar”).
¿Por qué lo llamamos violencia de género?
Preferimos hablar de violencia de género, violencia machista o violencia hacia la mujer porque son los conceptos que mejor se adaptan a la realidad, ya que explican que la
violencia contra las mujeres es la consecuencia de la discriminación y del desequilibrio de poder entre mujeres y hombres en la sociedad.
Hay otros términos muy utilizados, como “violencia doméstica” o ‘violencia intrafamiliar’, pero estas expresiones son menos adecuadas porque se limitan a informar sobre el
lugar en el que se produce la violencia y no especifican aspectos tan esenciales de la misma como quién es la víctima, quién el agresor o cuál es el objetivo y la causa de esta
violencia. Dentro de este tipo de “violencia intrafamiliar” se encuadraría la agresión entre cónyuges o parejas, pero también la agresión a menores, a personas mayores, con
discapacidad; dejando fuera aquella violencia hacia la mujer que se produce fuera del ámbito de lo doméstico-familiar.
Denominándolo violencia machista queda claro que es un tipo especial de violencia cuyo objetivo es mantener
el control y la subordinación de la mujer al hombre.
¿Sabías qué?
Un poco de teoría…
¿Qué es
la violencia de Género?
1. Guía para Mujeres Maltratadas. Álvarez A. 2002.
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¿Sabías qué?
Un poco de teoría…
¿Qué es
la violencia de Género?
Diferencia entre agresión y maltrato
Es importante también tener en cuenta la diferencia entre agresión y maltrato, mientras la agresión se define por la lesión que provoca, para describir el maltrato
hay que usar palabras como sometimiento, humillación, dominio, miedo, esclavitud…
[Citado por el Dr. Juan Antonio Cobo Plana].
Gracias a esta aclaración podemos hacer frente a uno de los más habituales errores entre la población, porque la violencia machista es sólo en una dirección (del hombre hacia
la mujer) y no en la otra (de la mujer hacia el hombre).
Veamos ahora una serie de elementos que diferencian claramente un tipo de agresión de otro:
Los objetivos de la agresión son diferentes. El hombre la utiliza para hacer daño de forma consciente y para mantener el control sobre la mujer (la ejerce sistemáticamente).
Mientras que en la mujer suele ser una respuesta a una situación previa de violencia ejercida por el hombre, una reacción defensiva, y con ella la mujer no
consigue salir de la espiral de violencia a la que se encuentra sometida, sino aumentarla.
Las reacciones sociales también son diferentes. En el caso de la agresión a la mujer, la sociedad responde minimizando la conducta del hombre y culpabilizando a
la mujer. Sin embargo, cuando es al contrario no se buscan atenuantes para la agresión de la mujer al hombre.
En lo que se refiere a la relación, con la violencia el hombre pretende perpetuar esa relación, mantener el sometimiento. La mujer en cambio recurre a la violencia como
único medio para acabar con dicha relación.
También encontramos diferencias después de la relación. El hombre continúa con la agresión después de la separación (de hecho, la mayoría de las muertes se
produce tras ésta). La mujer no ataca al hombre una vez que ha salido de la relación violenta.
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¿Sabías qué?
Un poco de teoría…
Factores que perpetúan
esta violencia
Culturales
La socialización específica de género.
Las definiciones culturales de los roles sexuales apropiados para mujeres y
hombres.
Las expectativas del cumplimiento de los roles dentro de las relaciones.
Creencia en la superioridad inherente de los hombres respecto a las mujeres.
Valores que dan a los hombres derechos de propiedad sobre las mujeres y las
niñas.
La noción de la familia como una esfera privada y bajo el control masculino.
Determinadas costumbres matrimoniales (como la dote).
La aceptación de la violencia como un medio para resolver los conflictos.
Económicos
Dependencia económica de las mujeres respecto a los hombres.
Acceso limitado de las mujeres al dinero y a los créditos.
Leyes discriminatorias sobre herencias, derechos de propiedad, uso de tierras
comunales y su mantenimiento después del divorcio y la viudedad.
Acceso limitado al empleo, tanto en los sectores formales como informales.
Acceso limitado de las mujeres a la educación y formación.
Legales
Menor estatus legal de las mujeres tanto en las leyes escritas como en la
práctica.
Leyes sobre el divorcio, custodia de las hijas e hijos, pensiones y herencias.
Definiciones legales de la violación y del abuso en la familia.
Bajo nivel de formación legal entre las mujeres.
Falta de sensibilidad en el tratamiento de las niñas y mujeres por parte de la
policía y la judicatura.
1. UNICEF. Informe sobre Violencia doméstica. 2000; (p. 7).
Políticos
Infrarrepresentación de las mujeres en el poder, en la política, en los medios
de comunicación, la medicina y el derecho.
No tomar en serio la violencia machista.
La idea de que la familia es algo privado y fuera del control del Estado.
Riesgo de desafiar al statu quo y a las leyes religiosas.
Falta de organización de las mujeres como una fuerza política.
Falta de participación de las mujeres en el sistema político.
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Maltrato Psicológico
Aquí entrarían actos como los insultos (“eres una puta”), los desprecios (“no vales para nada”), las humillaciones y chanzas (“¿Quién te va a querer con esa cara?”). También
supone violencia psicológica el ignorar a una persona (no hablar a alguien o hacer como si no existiera) y también la amenaza de agresión física (“como no me hagas caso, te
parto la cara”). El maltrato psicológico continuado, al igual que el físico, provoca sentimientos de humillación, que van destruyendo la autoestima de las personas, y sus secuelas
son incluso más duraderas que las del maltrato físico.
Esther Ramos, psicóloga especializada en la atención a mujeres víctimas de violencia de género ha elaborado un sistema con el que se nos permite conocer las conductas
que utiliza el agresor, los objetivos que persigue con esas conductas y las consecuencias que tienen en las mujeres:
Desvalorización
Entre las conductas que se incluyen en este tipo de violencia encontramos:
Tratar a la mujer como inferior o estúpida.
Desvalorizar a las mujeres en general.
No tener en cuenta o criticar sistemáticamente las opiniones de ella.
Encontrar defectos en todas sus actuaciones.
No permitirle participar en la toma de decisiones.
Insultarla sobre su apariencia física para hacerla sentir poco atractiva o por provocadora o inmoral.
Dirigirse a ella con sobrenombres degradantes.
No tomar en cuenta sus sentimientos ni sus gustos o preferencias.
Manejarla con gestos: miradas, cabeceos, chistidos…
Tergiversar los argumentos de tal modo que ella aparezca siempre como culpable de todo lo negativo que sucede, incluso de hechos imprevisibles.
¿Sabías qué?
Un poco de teoría…
¿Cómo se manifiesta?
Tipos y formas del maltrato
El 5% de los varones utiliza la
descalificación de la apariencia física desde
el primer momento de la convivencia. Este
porcentaje aumenta hasta el 15% después
de cuatro años de matrimonio. En el caso
de los mujeres estos porcentajes son del
1% en el primer momento, y del 5% tras un
tiempo de convivencia.
1. Guía para Mujeres Maltratadas. Álvarez A. 2002.
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¿Sabías qué?
Un poco de teoría…
¿Cómo se manifiesta?
Tipos y formas del maltrato
Burlarse y reírse de ella.
Humillarla en público criticándola, rebajándola o ignorándola.
Elogiarla y humillarla alternativamente hasta originarle confusión.
No expresar nunca reconocimiento de sus cualidades o sus aciertos.
Compararla con otras personas en general, o mujeres en particular, dejándola en
inferioridad.
Los objetivos que pretende conseguir el agresor son:
Hacer sentir a la mujer que “con lo poco que vale” es afortunada de que él permanezca
a su lado.
Crearle inseguridad y ansiedad ante cualquier planteamiento de abandono de la
relación.
Las consecuencias que estas conductas tienen sobre la mujer son:
Destrucción de la autoestima.
Distorsión de su auto imagen, llegando a sentirse como estúpida, poco valiosa
o poco atractiva. Este sentimiento puede llevar a la mujer, paradójicamente, a
sentirse culpable en algún modo de lo que le sucede e incrementar su inversión
y compromiso en la relación dirigiendo su esfuerzo y energía hacia los objetivos
de quien la maltrata.
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¿Sabías qué?
Un poco de teoría…
¿Cómo se manifiesta?
Tipos y formas del maltrato
Aislamiento y abuso social
Conductas que utiliza el agresor:
Prohibirle directamente relacionarse con su familia de origen, sus amigos, compañeros o vecinos.
Lograr alejarla de su familia, amigos y compañeros a través de tácticas indirectas tales como generar situaciones que le resulten incómodas y violentas cuando está con
ellos o montarle broncas cada vez que se relaciona por causas aparentemente ajenas al hecho.
Otra táctica indirecta consiste en conseguir que la mujer carezca de tiempo para relacionarse a través de sobrecargarla de responsabilidades que la impone como ineludibles
(cuidado de los hijos, trabajos domésticos, estar presente y disponible en el hogar en todo momento, etc.)
Sabotear los actos que suponen reunirse con familiares o amigos.
Impedirle llevar a cabo actividades que supongan salir fuera del hogar (trabajar, estudiar, etc.) o dejarle salir el tiempo imprescindible para realizar la actividad controlando
que regrese inmediatamente.
Dejarle encerrada o con el teléfono desconectado cuando él se va para impedirle salir o comunicarse.
Impedir que la mujer le acompañe en actividades sociales u obligarla acudir aunque no lo desee.
En reuniones sociales, le obliga a retirarse cuando él lo desea, le prohíbe hablar de ciertos temas, le impide bailar o divertirse, etc
Imponerle el modo en que debe ir vestida o maquillada.
Objetivos que persigue el agresor:
Aislar a la mujer.
Ejercer el control sobre la víctima con mayor eficacia, evitando que cuente lo que sucede o que sea ayudada o apoyada.
Consecuencias que tienen estas conductas en la mujer:
Aislamiento.
Incomunicación.
Ruptura del apoyo social del entorno de la mujer.
Dependencia del maltratador.
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Control y dominio
Conductas que utiliza el agresor:
Pretender conocer en todo momento dónde está, con quién y qué hace.
Esperarla a la salida del trabajo a fin de que no permanezca más tiempo del imprescindible ni se relacione con sus compañeros.
Llamarle por teléfono reiteradamente con intención de controlarla.
Perseguirla para vigilar a dónde va y con quién.
Manifestar celos y sospechas continuamente.
Poner trampas y vigilarla para comprobar si es engañado.
Acusarle injustificadamente de coquetear con otros.
Interrogar a los/as hijos/as acerca de las actividades de la madre.
Exigirle que esté donde él quiere, aunque él nunca de explicaciones sobre sus actividades o sus horarios.
Pretender imponer siempre, incluso con amenazas, sus criterios, tomar las decisiones y tener la última palabra.
Exigirle sometimiento y obediencia.
Impedirle formarse o planificar su futuro.
Exigir conocer hasta lo más privado sin respetar la intimidad.
Los objetivos que persigue el maltratador son:
Controlar a la mujer.
Ejercer dominio e imponer su autoridad en la relación.
Consecuencias que estas conductas tienen sobre la mujer:
Pérdida de libertad.
Sentirse deslegitimada para tomar decisiones por sí misma.
Miedo, temor a no actuar según las imposiciones de él.
¿Sabías qué?
Un poco de teoría…
¿Cómo se manifiesta?
Tipos y formas del maltrato
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¿Sabías qué?
Un poco de teoría…
¿Cómo se manifiesta?
Tipos y formas del maltrato
Chantaje emocional
Esta forma de maltrato consiste en mostrar sumisión, dependencia y auto degradación. La mujer puede acabar por asumir la responsabilidad del bienestar emocional de la
pareja, imponiéndose la necesidad de protegerle y sintiéndose culpable de obrar de acuerdo a sus propios criterios, si estos contradicen los de él, debido al sentimiento de
culpa paralizante que le genera.
Se trata en definitiva de viciar la voluntad de ella y controlar sus actos, por tanto de abuso, si bien se usan métodos distintos a la violencia física, los insultos o las amenazas.
Por el contrario se pueden usar técnicas tales como llorar, rogar, expresar dependencia, mostrarse desvalido, etc.
Las Conductas utilizadas por el agresor:
Amenazar con suicidarse si la mujer plantea dejarle.
Manifestar reiterativamente lo desdichado que es con el propósito de infundir lástima.
Inducir sentimientos de pena hacia él insistiendo en argumentos tales como dolencias, una infancia desdichada, etc.
Los Objetivos que persigue el agresor:
Utilizar la lástima cómo técnica para manejar a la pareja.
Las Consecuencias que tienen estas conductas en la mujer:
Imponerse la necesidad de hacerse cargo de la vida del otro.
Sentirse culpable si deja de hacerlo. El motivo inicial que mueve a la protección es el sentimiento inducido de lástima, después se añade un segundo motivo, la evitación
del sentimiento de culpa.
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¿Sabías qué?
Un poco de teoría…
¿Cómo se manifiesta?
Tipos y formas del maltrato
Violencia física
Desde un empujón intencionado, una bofetada o arrojar objetos, hasta el extremo del asesinato. El maltrato físico, además de poner en riesgo la salud y la vida de las personas
agredidas en los casos más extremos, provoca miedo intenso y sentimientos de humillación, que van destruyendo la autoestima de las personas.
Las Conductas que utiliza el agresor:
Empujar, zarandear, perseguirla.
Golpear, abofetear, dar patadas.
Intentos de estrangulamiento.
Quemaduras.
Utilizar objetos punzantes para agredir (cuchillos, etc.).
Azotarle con un cinturón.
Homicidio.
Los Objetivos que persigue el agresor:
Dominar, doblegar y controlar a la mujer.
Las Consecuencias que tienen estas conductas en las mujeres:
Miedo, pánico, terror.
Ansiedad, que puede llegar a ser extrema debido a que la violencia puede producirse de manera impredecible y mezclada con periodos de arrepentimiento.
Humillación.
Vergüenza.
Indefensión, desesperanza, apatía.
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¿Sabías qué?
Un poco de teoría…
¿Cómo se manifiesta?
Tipos y formas del maltrato
Violencia o abuso sexual
Cualquier contacto sexual no deseado. Desde levantar las faldas a una chica, hasta la violación.
Las agresiones sexuales también producen fuertes sentimientos de humillación y por lo tanto, producen daños psicológicos.
Las Conductas que utiliza el agresor:
Exigirle mantener relaciones aunque ella no lo desee.
Ponerse irritable, agresivo o violento si ella no accedió a mantener relaciones sexuales.
Obligarla a prácticas sexuales no deseadas por la mujer.
Requerirla sexualmente en momentos o lugares inapropiados (en presencia de los hijos, amamantando, después de una
paliza, tras un ataque de celos, cuando está enferma, etc.).
Compararla en el ámbito sexual con otras mujeres para humillarla.
Ocuparse de su propio placer, sin tener en cuenta las necesidades femeninas.
Mostrarse desconsiderado y violento al mantener relaciones sexuales.
Los Objetivos que persigue el agresor:
Humillar y doblegar a la mujer.
Ejercer dominio.
Las Consecuencias que tienen estas conductas en la mujer:
Humillación, vergüenza, indefensión.
Hasta 1989 la violación dentro del
matrimonio no era considerada delito.
Cada año, dos millones de niñas entre 5
y 15 años de edad son incorporadas al
mercado comercial del sexo
(Estado de la Población Mundial. Fondo de Población de
Naciones Unidas)
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¿Cómo se manifiesta?
Tipos y formas del maltrato
¿Sabías qué?
Un poco de teoría…
Abuso económico
Conductas:
Administrar los recursos económicos sin consultar ni dar cuentas a la mujer.
Administrar y disponer del dinero que ella gana impidiéndole acceder de manera directa a sus propios recursos.
Descalificar a la mujer cómo administradora del dinero.
Disponer de dinero para su ocio, caprichos o intereses a costa de mantener al resto de la familia en situación de carencia.
Mentir sobre los ingresos.
Ocultar recursos.
Hacer la compra para no facilitar dinero en efectivo a la mujer.
Endeudarse o vender pertenencias sin el conocimiento ni consentimiento de ella.
Objetivos:
Controlar a la mujer a través de impedirla el acceso a los recursos.
Consecuencias:
Dependencia económica del marido o compañero.
Carencia de recursos para tomar iniciativas eficaces para salir de la situación.
La pobreza tiene rostro de mujer:
de los 1300 millones de personas
que viven en la pobreza absoluta, la
mayoría (70%) son mujeres.
“Informe sobre el Desarrollo Humano de Naciones
Unidas”
124 El camino hacia la paridad en los medios
El camino hacia la paridad en los medios
El periodismo de género es una herramienta para subvertir la actual
discriminación hacia las mujeres que hay en los medios de comunicación
y promover una sociedad igualitaria con identidades de género integradas
y no fragmentarias. Este capítulo intenta dar las pistas para llegar al
ejercicio de un periodismo de calidad, comprometido con los derechos
humanos de toda la sociedad y no sólo de la mitad de ella. La búsqueda
de la verdad y la objetividad no son reales si las mujeres quedan fuera
de la ecuación informativa. El camino hacia la paridad es el mejor posible
para el buen periodismo.
Sandra Chaher
sandrachaher@artemisanoticias.com.ar
Periodista y licenciada en Ciencias de la Comunicación. Redactora y editora
de medios masivos de comunicación de Argentina hasta 2006 (diario Página12, revista
3puntos, revista dominical del diario La Nación, revista La Maga). Fundadora de la
Asociación Civil Artemisa Comunicación y del portal Artemisa Noticias, actualmente
se desempeña como presidenta de la organización. Fue una de las fundadoras e
impulsoras de la red PAR (Periodistas de Argentina en Red- Por una comunicación no
sexista) y de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género. Compiló y
editó el libro Las palabras tienen sexo. Introducción a un periodismo con perspectiva
de. Dicta conferencias y cursos sobre comunicación y género en Argentina, América
Latina y España.
Sandra Chaher 125
“La justicia de género, como horizonte utópico y proyecto político,
necesita modificar la dimensión comunicativa actual de los fenómenos
colectivos. La comunicación es un derecho humano, tal como lo es el
derecho a la vida, a la paz, a la educación, a la salud, a vivir en un
ambiente limpio.” María Elena Hermosilla1
Hacer periodismo con enfoque de género es mirar la realidad con nuevas
lentes, echando luz sobre lo que hasta entonces estaba velado y latente.
Observarlo es darle entidad, hacerlo existir y legitimarlo a través de la
poderosa amplificación de los medios de comunicación.
Se trata de una opción política que, a la vez que comunica, intenta
modificar el sistema social y político vigente, en el que las mujeres ocupamos
espacios poco jerarquizados y subordinados en relación a los varones.
Hablar de opción política significa que el ejercicio de este tipo de
periodismo no es inocente. Las nuevas lentes permiten observar si el hecho
de haber nacido hombres o mujeres predispone a una vida diferente, en la
que se recibirá una educación y socialización distintas, y se gozará de un
acceso diferencial a los bienes y oportunidades sociales.
Pero no puede tratarse de una observación pasiva y de ahí que se trate
de una propuesta radical. El periodismo con enfoque de género promueve
la transformación social y la modificación en los vínculos tradicionales entre
mujeres y varones, con miras al acceso a una sociedad igualitaria.
Una propuesta radical
Hace 15 años empecé a difundir el punto de vista y la situación de las
mujeres como parte de una búsqueda profesional que intentaba poner el
foco en situaciones que requerían del compromiso colectivo para atravesar
algún tipo de transformación. No pretendía sólo dar cuenta de la realidad,
sino también colaborar en un proceso de cambio. Así me había involucrado
antes en el aporte a la toma de conciencia en temas medioambientales y
en el develamiento de los mitos que rodean el consumo de drogas.
Pero cuando empecé a trabajar en la visibilización de las mujeres, y
de los varones en temas en los que habitualmente no son involucrados,
desconocía que me internaba en la más personal de las búsquedas
profesionales que había hecho hasta entonces. Yo no estaba afectada
directamente por las cuestiones medioambientales que trataba, ni era
consumidora de drogas. Los temas de mujeres, sin embargo, me generaban
inevitablemente alguna resonancia.
Observar qué les pasaba a otras mujeres, detenerme en el
reconocimiento de las injusticias, deslindar las victimizaciones reales de
las construidas socialmente, descubrir caminos posibles de empoderamiento,
126 El camino hacia la paridad en los medios
me alumbraba el camino más privado y me permitía encontrar en mi historia
las marcas de la Historia.
Y esto también se vincula a la radicalidad de la propuesta. Reconocer
que la historia no es propia sino colectiva, que donde nosotras pisamos hoy,
ya muchas otras resbalaron y se levantaron antes, alumbra y fortalece. El
cuerpo reconoce el lugar que transita, la memoria recupera información
atávica, y se inaugura un camino sin retorno: hablamos de otras como de
nosotras mismas, contamos en otras injusticias que padecemos, relatamos
pesares que nunca vivimos pero comprendemos. Y queremos que la vida
ajena sea mejor porque eso puede ser garantía, o promesa, de que la nuestra,
y la de nuestras hijas e hijos, no empeorará.
Y así vamos enfocando el mundo con nuevas lentes, promoviendo una
mirada más amplia que completa y, fundamentalmente, transforma la que
teníamos. Una mirada que se empecina en no dejar a las mujeres fuera de
la ecuación.
¿Quiénes protagonizan la Historia?
El momento actual es de una fuerte discriminación de las mujeres en
los medios de comunicación, como protagonistas de las noticias y como
hacedoras de las mismas.
El trato diverso como protagonistas tiene dos formas predominantes:
la invisibilización y la construcción de estereotipos.
Según el Proyecto Monitoreo Global de Medios (PMG) 20102, las mujeres
aparecemos como “sujetas”3 de las noticias sólo en el 24% de las mismas,
es decir que por cada mujer que aparece, hay cuatro varones.4
Margaret Gallagher, responsable del análisis del PMG señala: “La
abrumadora mayoría del contenido de los medios masivos no es producido
teniendo en cuenta la perspectiva del género. La perspectiva masculina
sigue predominando. Esto está relacionado a ideas profundamente impuestas
acerca de quién y qué es importante, qué puntos de vistas son relevantes”.5
Inés Alberdi, directora ejecutiva del Fondo de Desarrollo de las Naciones
Unidas para la Mujer (UNIFEM) dice a su vez: “Con su tratamiento de la
imagen de las mujeres (los medios) colaboran a mantener la ideología
patriarcal. El rasgo más persistente de esta ideología regresiva es el de la
invisibilidad de las mujeres”.6
Alberdi y Matas (2002),7 a partir del análisis de los medios de
comunicación españoles, señalan que esta invisibilización es selectiva: se
produce sobre todo cuando se tratan temas de interés político general. A la
vez, la televisión es el soporte en el que más se manifiesta la discriminación,
con una enorme subrepresentación de las mujeres en los programas “serios”.
También señalan que se trata de una ausencia “construida por los medios”:
“La ausencia de mujeres en la mayoría de las tribunas públicas no es un
Sandra Chaher 127
reflejo fiel de la realidad social, sino que es una ausencia sobredimensionada
por los medios. Los medios incluyen a menos mujeres profesionales y
relevantes de las que existen en la sociedad. No se trata sólo de la menor
presencia de mujeres, sino también de las formas subordinadas o
infantilizadas en que éstas aparecen.8
Identidades fragmentadas
Cuando las mujeres sí somos protagonistas de las noticias, los medios
construyen imágenes –también de los varones- que no se corresponden con
la complejidad de las identidades humanas, sino con modelos mucho más
simples: los estereotipos.
El estereotipo es usualmente definido como un conjunto de ideas que
un grupo o sociedad obtiene a partir de normas o patrones culturales
previamente establecidos. El periodista estadounidense Walter Lippman
utilizó el término en 1922 para referirse a “imágenes mentales” que a la
vez que cumplen funciones cognitivas, ya que permiten hacernos una idea
del entorno, pueden ser fuente de confusión al limitar la información. En su
análisis, Lippman les dio un rol central a los medios de comunicación como
creadores y difusores de estereotipos.9
Los estereotipos de género tienden a agrupar a las mujeres y los varones
bajo determinadas cualidades que se modifican en cada sociedad y momento
histórico. A grandes rasgos, el varón promedio construido en el imaginario
colectivo contemporáneo, y relatado en los medios de comunicación, es
activo, poderoso, protagonista predominante de la vida social y política y
poco vinculado a sus cualidades emocionales. Mientras que las mujeres
somos frágiles, sumisas, dependientes, responsables de los aspectos
emocionales y nutricios de la vida y acompañantes secundarias de los varones
en la tarea de hacer la historia.
Es cierto que la inclusión de las mujeres en la vida pública hace que
muchas de las que aparecen en los medios de comunicación ocupando
espacios jerarquizados, no respondan a este estereotipo. Pero esto implica
un cambio en los personajes, no en los atributos de género: lo femenino y
lo masculino siguen siendo definidos, predominantemente, como señalamos
arriba. Y si una mujer se destaca en la vida pública con cualidades como el
coraje, la firmeza e incluso el autoritarismo, es probable que sea catalogada
como “masculina”.10 Lo cual se relaciona con la predominante victimización
de las mujeres que hacen los medios, rol en el cual duplicamos a los varones.11
Es decir, que para la sociedad, y para los medios de comunicación, es más
fácil aceptar a una mujer que se queje, se lamente o llore, que a una que
protagonice y de batalla.12
A través de los estereotipos, los medios de comunicación construyen
identidades fragmentadas. En el recorte de cualidades femeninas y
128 El camino hacia la paridad en los medios
masculinas queda impedida la posibilidad de la diversidad y la integración.
Sin embargo, en esa amputación las mujeres llevamos la peor parte.
Mientras los varones aparecen sobrerepresentados en los medios (76%),13
identificados en un estereotipo que limita el desarrollo de sus capacidades
afectivas y emocionales y privilegia la puesta en juego del aspecto racional
y activo de la personalidad, las mujeres también aparecemos limitadas –en
la posibilidad de desarrollar nuestras cualidades de liderazgo político y
social- pero además estamos subrepresentadas (24%).14
Reproductoras y muy sexuadas
En el PMG15 2010, se halló que el 19% de las mujeres que aparecen en
las noticias son identificadas por su estatuto familiar, en comparación con
el 4% de los hombres. Es decir, es cinco veces más probable que el rol
reproductivo de la vida social aparezca asociado a las mujeres. “Retratar a
las mujeres en sus roles de género les niega su identidad como individuos,
erosionando los triunfos logrados por las mujeres para asegurar su posición
de autoridad y responsabilidad en la esfera externa al hogar”.
Alberdi y Matas (2002) señalan, en relación a los medios de
comunicación españoles, que las mujeres representadas son más jóvenes
que los varones, generalmente bonitas, y suelen aparecer como casadas y
sin un trabajo remunerado; y cuando son personas públicas, los medios
enfatizan la imagen corporal de las mujeres.16
Aparte de los atributos señalados, los medios de comunicación
tematizan y exponen el cuerpo de las mujeres de una forma muy diferente
a lo que sucede con los varones y esto también forma parte de la construcción
del estereotipo. Cuerpos desnudos o semidesnudos femeninos aparecen en
tapas de revistas y diarios y en programas de televisión como argumentos
de venta y mostrando variables de uso y abuso.17
Margareth Gallagher observa “un crecimiento perturbador en la
cantidad de contenido de los medios que abiertamente dotan de sexo a las
mujeres. Con frecuencia esta dotación de sexo es ‘vendida’ como un signo
del ‘poder’ de la mujer. Las mujeres poderosas e independientes controlan
su propia sexualidad y, por lo tanto, están completamente felices de
desnudarse en televisión”.18
Los estereotipos no resultan fáciles de identificar, ni siquiera para
quienes prestamos especial atención. Es habitual una primera mirada de
las noticias que no los detecte, ya que sus cualidades están naturalizadas.
En los siguientes ejemplos pueden verse estereotipos de género en
diarios de Argentina.
“Nuevos estudios iluminan los senderos cerebrales de la envidia” o el
patrimonio femenino de la envidia.
Diario La Nación, 18 de febrero del 2009.
Sandra Chaher 129
El artículo, levantado de The New York Times, se refiere a una
investigación científica sobre las resonancias cerebrales en momentos en
que se experimentan sensaciones de envidia. En el artículo no se señala
que la investigación haya discriminado a mujeres y varones, sino que se
dan resultados válidos para los dos sexos. El diario, sin embargo, elige
como motivo de ilustración a mujeres. Y la razón de la envidia es el tamaño
de los pechos, lo cual, además, responde al imaginario masculino.
Por una jugada política echan al jefe de inteligencia del ejército, o la
banalidad femenina.
Diario Clarín, 22 de noviembre del 2007.
La fotografía de la ministra de Defensa, Nilda Garré, maquillándose,
no tiene ninguna relación con el tema de la nota. Se trata de un gesto de
coquetería que probablemente la funcionaria no haya tenido mientras
resolvía el tema relevado, y que apela al estereotipo femenino de la
banalidad.
Debería poner lo que tiene o la genitalidad masculina como sinónimo de
coraje. Diario Página 12, 8 de diciembre del 2007.
El sindicalista Hugo Moyano apela a la metáfora de la genitalidad
masculina como sinónimo de valentía para criticar a un colega: “Algunos
dirigentes en vez de quejarse tanto porque Moyano toma un café a veces
con el Presidente deberían poner lo que tienen como hombres para salir a
pelear los salarios de los trabajadores”. Si bien la frase fue dicha por el
sindicalista y no por periodistas del diario, sólo este medio le dio un lugar
destacado a la cobertura de estas declaraciones.
La nueva lente
El enfoque de género aplicado al periodismo es una herramienta que
permite combatir la discriminación en los medios de comunicación.
Observando las desigualdades del vínculo entre mujeres y varones, se puede
promover la visibilización y el empoderamiento de las mujeres y el armado
de relaciones más igualitarias.
En la redacción de un medio de comunicación, las nuevas lentes
implican prácticas, recursos y conocimientos nuevos. A la discriminación se
la combate con estrategias que generan también una transformación en la
forma habitual de ejercicio del periodismo. Para quienes trabajamos desde
esta perspectiva, ser periodista es comunicar qué sucede en el mundo con
la intención de aportar a la construcción de una sociedad igualitaria, lo
cual, como iremos viendo, es trabajar mejor.
130 El camino hacia la paridad en los medios
Las propuestas de nuevas prácticas empiezan con la pertinencia de
aplicar el enfoque de género y continúan con estrategias de incidencia y
reconversión de recursos habituales en la tarea periodística.
Cuándo aplicar el enfoque de género
Una inquietud habitual es si todos los temas podrían ser abordados
con enfoque de género. Para eso, es necesario preguntarse si afectan en
forma específica a las mujeres o a los varones involucrados. Si la respuesta
es positiva, habrá que utilizar la perspectiva.
Pasar este tamiz llevará a la conclusión de que muchos de los temas
que hoy abordan los medios de comunicación deberían ser tratados con
enfoque de género, pero en su lugar se utiliza una perspectiva aparentemente
“neutral”, en la que los datos y testimonios presentados representarían a
toda la sociedad, aunque en verdad están ocultando e invisibilizando el
sentir y hacer de las mujeres.
Dos situaciones de conflicto global que están en la agenda de los medios
y que no suelen ser tratadas con perspectiva de género son el medio ambiente
y la crisis alimentaria. Sin embargo, en ambas sería pertinente la utilización
de este enfoque.
“El cambio climático afecta de distinta manera a mujeres y hombres
debido al acceso diferenciado a los recursos sociales y físicos. Las
desigualdades producto de la posición social de las mujeres en la familia y
la comunidad usualmente son agravadas por los impactos del cambio
climático” señala Rochelle Jones.19 La prevalencia de mujeres entre los
sectores empobrecidos del mundo y entre quienes se responsabilizan de las
tareas cotidianas de mantenimiento de la sociedad, también hacen que el
impacto de género vinculado al cambio climático sea diferencial.20
En cuanto a la seguridad/soberanía alimentaria,21 se calcula que las
mujeres producen más del 50 por ciento de los alimentos cultivados en el
mundo. En zonas como el África subsahariana y el Pacífico, esta cifra sube
al 60% y hasta el 80%.22 Además, “las mujeres se hacen cargo de las tareas
que más tiempo y trabajo requieren, sea en la producción agrícola como en
la ganadera: sembrar, aplicar fertilizantes, trillar y aventar, recolectar y
cosechar, transportar, limpiar, seleccionar, clasificar y embalar” y
contribuyen también a la seguridad alimentaria: preservando la
biodiversidad, procesando y preparando alimentos, atendiendo las
necesidades básicas del hogar, dedicando sus salarios a la subsistencia de la
familia.
Este lugar protagónico que tienen las mujeres en relación con el cuidado
y mantenimiento de la tierra y el medio ambiente, y en los procesos de
reconstrucción de desastres naturales, no suele ser tenido en cuenta
suficientemente por la sociedad y por los medios de comunicación.
Sandra Chaher 131
A través de estos ejemplos, puede observarse que en cualquier sección
de un medio de comunicación podría surgir un tema que mereciera ser
analizado con enfoque de género. Por eso, lo deseable es que todo el staff
periodístico posea conocimientos básicos sobre este enfoque de tal manera
de poder aplicarlo.
Si en cada sección de un medio se analizara la posibilidad de que los
temas abordados pudieran ser tratados de esta forma, estaríamos frente a
un proceso de transversalización.23
Si debiéramos cubrir, por ejemplo, las inundaciones que azotan una
ciudad, nos preguntaríamos si las mujeres y los varones, por su socialización
de género diferente, sufrieron un impacto diferencial. Si se hubiera inundado
una zona residencial, es probable que las mujeres, que todavía desempeñan
un rol central dentro de los hogares, como amas de casa o como empleadas
domésticas, hayan sido las principales víctimas y hayan tenido un rol más
relevante tanto en la asistencia de otras personas como en el cuidado y
preservación de los bienes. Si en cambio, debiéramos cubrir el anuncio
económico de un aumento en la asignación para jubilaciones, nos
preguntaremos si es igual la cantidad de mujeres y varones que accederán
al beneficio o si, por la mayor longevidad de las mujeres, éstas serán mayoría,
y podríamos indagar también qué efectos tendría el incremento jubilatorio
en su vida cotidiana.
La transversalización, sin embargo, no es un hecho en las redacciones
periodísticas. El enfoque de género, en la actualidad, es ejercido
predominantemente por periodistas especializadas que nos desempeñamos
en el área de información general/sociedad o en suplementos o medios de
comunicación específicos, donde son relevados temas de la agenda de las
mujeres.
Incidencia
A la pregunta sobre la pertinencia de aplicar el enfoque frente a un
hecho determinado, se deben sumar herramientas, conocimientos, vínculos
y hábitos que permitan dar cuenta de la desigualdad de género y promover
la transformación del vínculo entre mujeres y varones.
Un primer aspecto es la elección del tema. Teniendo en cuenta la
desigualdad histórica en la sociedad y en los medios de comunicación, si
existe la posibilidad de elegir un aspecto de la realidad a cubrir, una
sugerencia es incidir visibilizando a las mujeres y las diferencias entre
mujeres y varones, es decir seleccionar temas en los que sea pertinente
aplicar el enfoque de género. Dar cuenta de mujeres destacadas en la vida
pública, de las damnificadas por la vulneración de sus derechos, realzar los
roles de reproducción de la vida social asignados históricamente a las mujeres
y valuados como secundarios, son formas de visibilizar a las mujeres. También
132 El camino hacia la paridad en los medios
dar cuenta de las situaciones en las que mujeres y varones ocupamos lugares
asimétricos, explicar los motivos y orígenes de estas prácticas desiguales y
colaborar en la promoción de identidades más integradas y menos
fragmentadas.
Si, en cambio, el tema es asignado en el reparto de tareas periodísticas,
correspondería hacerse la pregunta ya mencionada en relación al punto de
vista: ¿esta situación puede ser observada con enfoque de género?
Agenda
Resuelta la interpretación de la realidad, se proponen resignificar,
con la nueva lente, aspectos tradicionales de la práctica periodística como
agenda y fuentes.
Para comenzar a hablar de un tema es necesario conocer el estado de
situación y los debates en torno al mismo. El feminismo lleva doscientos
años intensivos, además de incursiones esporádicas previas, de análisis de
las desigualdades. Y desde hace cuarenta años, la perspectiva entró con
potencia en las universidades con lo cual en la actualidad abundan las
investigaciones y los enfoques teóricos diversos sobre las mujeres y la
relación entre los géneros. También desde el movimiento de mujeres –en
muchas ocasiones imbricado con la academia- se producen conocimientos y
prácticas políticas. Y la puesta en práctica, en las últimas décadas, de
políticas públicas con perspectiva de género, genera además nuevos
conocimientos y estrategias desde los Estados. El conocimiento de estos
elementos permitirá establecer una agenda de temas a tratar en consonancia
con el análisis y las reivindicaciones históricas de las mujeres.
Agenda Mediática de Género
En los años 2008 y 2009, en Artemisa Comunicación llevamos adelante
el proyecto Agenda Mediática de Género que tuvo como objetivo vincular a
periodistas especializadas/os en estos temas y representantes de
organizaciones no gubernamentales de mujeres de la Ciudad de Buenos
Aires para establecer una agenda de temas de género a ser tratados en los
medios de comunicación.24
Junto a Sonia Santoro,25 pensamos este proyecto a partir de nuestra
experiencia en la práctica periodística diaria. Observábamos la crispación
y el conflicto que surgía entre las periodistas especializadas y las integrantes
de las organizaciones de mujeres como consecuencia de la cobertura de las
notas sobre temas de mujeres y de género en los medios. Desde las ong’s
reclamaban más espacio y tiempo, y mejor tratamiento de los temas. Desde
los medios respondíamos que hacíamos lo mejor que podíamos dentro de
las condiciones de producción de los medios, que implican tiempos y espacios
que muchas veces atentan contra el buen desarrollo de los temas. Si bien
Sandra Chaher 133
los resultados del proyecto fueron excelentes, tanto en el armado de un
buen vínculo como en los productos concretos que se elaboraron, las
rispideces siguen siendo parte de la relación entre dos sectores que aún en
medio de esporádicos conflictos mantienen un objetivo común: mejorar las
condiciones de vida de las mujeres.
Los resultados concretos de la Agenda Mediática de Género fueron el
diseño de un Protocolo de tratamiento de los temas de género, en el que
ambas partes plasmaron las condiciones necesarias para una buena cobertura
periodística, y una agenda de trece temas a ser abordados por los medios.
Sobre tres de estos trece se estableció un trato preferencial porque en
ellos está en juego la vida de las mujeres: derechos sexuales y reproductivos,
trata de personas y violencia de género.26
Los resultados de la Agenda Mediática de Género coinciden con las
iniciativas que colegas periodistas de Argentina y otros países están
implementando en sus redacciones, que a la vez está en consonancia con
las luchas del movimiento de mujeres.
Posteriormente a la presentación de la Agenda Mediática de Género,
en septiembre del 2009, una de las conclusiones del IV Encuentro Nacional
de la Red PAR (Periodistas de Argentina en Red- Por un periodismo no sexista)
fue proponer, como estrategia de incidencia periodística, la visibilización
de la violencia de género focalizada en el femicidio, el aborto y la trata de
personas para explotación sexual.27 Y en noviembre del 2009, una de las
conclusiones del III Encuentro de la Red Internacional de Periodistas con
Visión de Género (RIPVG), fue el acuerdo en privilegiar cuatro temas en el
tratamiento periodístico: violencia de género y feminicidios, trata de
personas y prostitución, derechos sexuales y reproductivos, y la situación
de las mujeres en países en conflicto armado con una perspectiva de paz y
no violencia.28
Como periodistas comprometidas debemos denunciar sin interrupción
la vulneración de los derechos humanos de nuestras congéneres, tratar de
impedir que más mujeres en el mundo sigan muriendo y sensibilizar a la
población en temas que pocas veces son suficientemente dimensionados.
Temas insoslayables
En relación a la violencia de género, la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) señaló, en un documento del 2009, que una de cada cinco
mujeres, en algún momento de su vida, será víctima de violación o de
intento de violación; la mitad de las mujeres víctimas de homicidios son
víctimas de femicidios, es decir fueron asesinadas por sus esposos o
compañeros, o ex esposos o ex compañeros;29 al menos una de cada tres
mujeres fue golpeada, obligada a tener relaciones sexuales, o sufrió maltrato
por parte de su pareja a lo largo de su vida; y las mujeres de entre 15 y 44
134 El camino hacia la paridad en los medios
años corren mayor riesgo de ser violadas o maltratadas en casa que de
sufrir cáncer, accidentes de vehículos, guerra y malaria.30
En Argentina, a comienzos del año 2010 se conocieron los resultados
de dos investigaciones de organizaciones no gubernamentales que recabaron
los femicidios difundidos en medios de comunicación durante el año 2009.31
En ambos casos, las cifras superan los 200 casos.32
En relación a la trata de personas, una forma específica de la violencia
de género, más del 80% de las víctimas en el mundo lo son con fines de
explotación sexual y de éstas, el 80% son mujeres y niñas.33
En cuanto a derechos sexuales y reproductivos, cada día mueren en el
mundo cerca de 1.500 mujeres debido a complicaciones relacionadas con
el embarazo y el parto, lo que suma unas 550 mil al año. Según diversos
estudios, el 80% de estas muertes podrían evitarse si las mujeres tuvieran
acceso a los servicios esenciales de salud materna y a una atención sanitaria
básica.34 En Argentina, en el año 2008, según el Ministerio de Salud de La
Nación, murieron 296 mujeres por esta causa.35
La violencia, el maltrato y las muertes por razones de género podrían
ser mucho menores si el fenómeno no estuviera naturalizado en la sociedad
como una de las herramientas de control propias de la sociedad patriarcal
y si el devenir de las mujeres importara más. En el proceso de
“desnaturalizar” estas violencias se necesitan muchas y muchos actores
comprometidos, entre ellos los medios de comunicación.
Fuentes
El ejercicio de un periodismo con enfoque de género requiere también
de un tratamiento específico de las fuentes.
Por un lado, cualquier periodista –y no sólo quienes se especialicen en
el tema- deberían comenzar a considerar la representación por género como
fuente de las notas. Si se debe consultar a una persona experta en un tema,
y existen tanto mujeres como varones para elegir, seleccionar a unos y
otros por igual (muchas veces se considera –aunque ahora menos que antesque
un varón será mejor profesional que una colega del sexo opuesto), y
tener en cuenta, desde un punto de vista de género, la importancia de
promover a las mujeres como expertas o voceras de tal forma de revertir su
poca presencia en los medios.
A la vez, las voces de las mujeres deberían comenzar a estar más
presentes en las notas en todo tipo de roles. Sucede que incluso en notas
sobre temas de género, son varones los consultados como damnificados
(pueden ser familiares de la víctima o protagonistas indirectos de la
situación), aunque haya mujeres partícipes que podrían haber dato sus
testimonios.
También sucede que no es fácil hallar cifras desglosadas por sexo y
Sandra Chaher 135
personas expertas que las interpreten con perspectiva de género. En ese
caso, la recomendación es seguir insistiendo. La estadística va lentamente
incorporando la perspectiva de género y, quizá, el proceso sea más rápido
si la demanda externa es mayor. Lo mismo en relación a las personas
especializadas. El enfoque de género es aún tarea de investigaciones
específicas, pero se generaliza día a día, con lo cual es probable que en
algún momento todas las investigaciones pasen por el tamiz de este enfoque.
Las que ponemos el cuerpo
El periodismo de género es llevado a cabo fundamentalmente por
mujeres. Como la perspectiva aún no forma parte de la mirada de todo el
staff de los medios, la responsabilidad por este tipo de artículos recae en
quien se especialice. Y quienes sentimos interés por la vida de las mujeres
y por la desigual distribución de roles en la sociedad somos, en general,
otras mujeres.
Esto se verifica en el encuentro y debate con colegas y en las formas
asociativas de este colectivo. Quienes hacemos periodismo con enfoque de
género nos nucleamos en redes de periodistas especializadas/os integradas
mayormente por mujeres. La Red Internacional de Periodistas con Visión de
Género (RIPVG), fundada en el año 2005, está integrada – en su lista de
comunicación electrónica- por 330 personas: 95,5% mujeres y 4,5% varones;
y la Red PAR (Periodistas de Argentina en Red- Por una comunicación no
sexista), fundada en el 2006, está conformada por 131 personas: 119 mujeres
(91%) y 12 varones (9%).
También lo observamos en la experiencia de la Asociación Civil Artemisa
Comunicación. En los cinco años que llevamos trabajando desde el 2005,
hubo sólo dos varones periodistas que colaboraron en medio de 15 mujeres.
En las redacciones, hay una sensación de feminización creciente en
relación a épocas pasadas, que aparece tanto en la percepción de las propias
periodistas como en las evaluaciones de las asociaciones laborales36. Una
hipótesis para explicar este proceso es que la tarea periodística es cada
vez peor remunerada, razón por la cual los varones se estarían retirando
hacia tareas más rentables y las mujeres ocuparían los lugares vacantes.
Sin embargo, se trataría de una feminización que todavía sólo alcanza a los
estratos más bajos del escalafón periodístico: los cargos directivos siguen
siendo ejercidos por varones.
Algunos datos incompletos sobre la distribución de la población
femenina y masculina en los medios de comunicación de todo el mundo
fueron recogidos por el Proyecto Monitoreo Global de la WACC. Esta
investigación da cuenta de quienes presentan y producen las noticias a
través de las noticias mismas, pero no de la estructura laboral de los medios.
Por eso, sus resultados son aproximaciones a la realidad.37
136 El camino hacia la paridad en los medios
Según el PMG 2010, las presentadoras de radio y televisión se
mantuvieron en paridad con los varones, comparado con las cifras del 2005,
presentando cada una/o el 50% de las noticias. Y, como reporteras,
aumentaron en televisión (del 42% al 44%) y diarios (del 29% al 35%) pero
disminuyeron notablemente en la radio (de 45% a 27%). El promedio general
de noticias reportadas se mantuvo estable entre los dos monitoreos: 37%
por mujeres y 63% por varones.38
A comienzos del año 2008, en Artemisa Comunicación hicimos un
relevamiento entre tres diarios de tirada nacional de Argentina,
solicitándoles a las áreas de recursos humanos la cantidad de mujeres y
varones que integraban el staff y qué cargos ocupaban (Chaher, 2008). El
resultado fue un panorama de mayor equidad en el diario de mayor tirada
y volumen de periodistas, y una situación más desigual en los medios más
pequeños, que no superaron el 35% de empleadas y tenían muy pocas
periodistas jefas o editoras.39
La investigación se completó con la composición de personas egresadas
de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos
Aires,40 donde la feminización es creciente. El 70% de egresadas del año
2007 fueron mujeres (150 sobre un total de 214); en el 2003, habían sido el
62% de las egresadas; y en 1998, el 56%.
Por qué hay que luchar
¿Por qué habría que promover la perspectiva de género en el periodismo?
La periodista y feminista española Nuria Varela lo argumenta desde la calidad
informativa: “El periodismo con enfoque de género, profesionalmente, es
mejor periodismo, da mejor cuenta de la realidad. La mayoría de las noticias
dan cuenta sólo de los hombres, no dicen cómo son las cosas de verdad”.41
Los valores clásicos del periodismo -veracidad, objetividad,
imparcialidad y exactitud, igualdad de trato, y responsabilidad para con el
público, entre otros- no pueden seguir dejando fuera a las mujeres.
Buscar la verdad, la objetividad y la imparcialidad informativa es dar
cuenta de quienes se destacan en la vida pública –sean mujeres o varonesy
también de quienes hacen aportes a la tarea histórica de reproducción
social, sin la cual sería imposible la vida política y económica. La igualdad
de trato no es posible sin las voces de las mujeres a la par de los varones,
como damnificadas, como expertas y como protagonistas. La responsabilidad
con el público no es completa si una parte de la sociedad es invisibilizada.
Por otra parte, en las sociedades modernas, una de las tareas del
periodismo es salvaguardar los derechos humanos consensuados y
consagrados por la comunidad internacional. La protección de los derechos
de las humanas, y la promoción de una sociedad igualitaria es reconocida
por la comunidad internacional y está presente en diversos acuerdos
Sandra Chaher 137
suscriptos por la mayoría de los países. Guardar y promover esos derechos
religa a los medios, y a sus periodistas, con lo mejor de la profesión.42
Desde un punto de vista político y social, una sociedad basada en la
discriminación y la exclusión de más del 50% de la población de los espacios
de decisión, no es democrática. Los medios de comunicación, como expresión
y construcción de esta sociedad, deben hablar de las mujeres en igualdad
de condiciones que de los varones, promover su tarea pública y valorar sus
aportes a la vida reproductiva. Lo contrario sería ser cómplices de la
injusticia.
Y si sucede que en muchos ámbitos de la vida pública las mujeres aún
no ocupamos el 50% de los espacios, los medios de comunicación son un
excelente espacio para hacer que la paridad sea efectiva. Que no estemos
aún presentes junto a los varones en el quehacer de la historia tiene que
ver con muchos factores, entre ellos las barreras de permanencia y ascenso
vinculadas a espacios tradicionalmente masculinos. Que estas barreras
existan es ya una noticia que merece ser denunciada e investigada.
El rol de los medios de comunicación es central en la construcción de
las sociedades contemporáneas: conforman identidades e impactan de lleno
en el diseño del imaginario colectivo. Una imagen equilibrada de mujeres y
varones en los medios tendría amplias posibilidades de conformar un
colectivo social más igualitario.
Lo que no se nombra no existe. Las mujeres debemos ocupar en los
medios de comunicación los espacios que nos corresponden para, de esta
forma, legitimar nuestra participación en la construcción de la vida
productiva y reproductiva de la sociedad.
Finalmente, desde un punto de vista personal, y porque lo personal es
político, el enfoque de género es una perspectiva que nos permite, a mujeres
y varones periodistas, acceder a los aspectos velados de nuestra socialización
y, al echar luz, abre la posibilidad de colaborar en el diseño de un futuro
menos más conciente y menos fragmentado.
Notas
1 Hermosilla, María Elena. Comunicación y perspectiva de género. ¿Qué pasa
con la letra “J”?, presentado durante el Primer Encuentro Internacional de Periodistas
con Visión de Género. México, 2005.
2 El Proyecto Monitoreo Global de Medios (PMG) es un monitoreo quinquenal
mundial de medios de comunicación que se realiza desde 1995. En la actualidad,
está disponible el informe completo del año 2005 y un informe preliminar del 2010
(el último informe completo será presentado en septiembre del 2010). Los datos
presentados en este capítulo corresponden a los dos informes y en cada caso se
explicitará el año correspondiente.
3 La palabra “sujeta” no es reconocida por la Real Academia Española, pero
decidimos utilizarla como parte de una estrategia de incidencia sobre el lenguaje.
138 El camino hacia la paridad en los medios
4 ¿Quién figura en las noticias? Proyecto Global de Monitoreo de Medios 2010,
coordinado por la Asociación Mundial para las Comunicaciones Cristianas (WACC) en
colaboración con las organizaciones africanas Media Monitoring Africa y Gender
Link, y con el apoyo del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer
(UNIFEM).
5 Santoro, Sonia. ‘’Es inadmisible que los medios ignoren el género’’, Artemisa
Noticias, 22/4/2009.
6 Alberdi, Inés y Matas, Natalia. La violencia doméstica. Informe sobre los
malos tratos a mujeres en España, Colección Estudios Sociales Nº 10, Fundación “La
Caixa”, 2002.
7 Idem.
8 Idem.
9 Lippmann (2003).
10 Un ejemplo de esta situación es el de las mujeres políticas. En Argentina,
Cristina Fernández y Elisa Carrió reciben habitualmente críticas por comportamientos
calificados como “masculinos” y “autoritarios” por los medios de comunicación.
11 Ibidem.
12 Como excepción que confirma la regla, están las “Madre Coraje” (en
referencia a la pieza teatral Madre Coraje y sus hijos, de Bertolt Brecht), mujeres
que lideran causas y movimientos vinculados a algún atropello o vulneración de los
derechos humanos de ellas o sus hijos, pero que no hacen un reclamo de inserción
de las mujeres en la vida pública y tampoco disputan el ejercicio del poder
institucional. Las Madres de Plaza de Mayo o las Madres del Dolor, entre otras,
entrarían en esta categoría.
13 Ibidem
14 Ibidem
15 Ibidem.
16 Ibidem.
17 El modelo de la televisión italiana actual es paradigmático en relación a las
significaciones discriminatorias y violentas de la exposición del cuerpo de las mujeres.
Una reflexión sobre este tema puede verse en el documental El cuerpo de las
mujeres, de Lorella Zanardo, Marco Malfi Chindemi y Césare Cantú, 2009.
(www.ilcorpodelledonne.net).
18 Ibidem.
19 Jones, Rochelle. “Género y cambio climático: identificando los vínculos”,
Artemisa Noticias/AWID, 6/1/2009.
20 Chaher, Sandra. “El derecho a decidir puede hacer la diferencia”, Artemisa
Noticias, 2/12/2009.
21 La seguridad alimentaria fue definida por la Organización de las Naciones
Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) como la disponibilidad de los
alimentos necesarios para el desarrollo de una vida sana. La soberanía alimentaria,
concepto desarrollado desde la sociedad civil, completa la definición anterior con
elementos vinculados al patrimonio, la reforma agraria y la distribución equitativa
de riqueza.
22 Género y seguridad alimentaria. Informe de Documentos regionales: Africa,
Asia y Pacífico, Europa. Cercano Oriente, América Larina y El Caribe, documentos
Sandra Chaher 139
de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación).
23 El gender mainstreaming (traducido como transversalización de género) es
una estrategia política diseñada durante la IV Conferencia Mundial de la Mujer de
Beijing con el objetivo de instalar el enfoque de género en todas las políticas y
programas. Propone que los temas vinculados a la desigualdad de género y la
discriminación sean abordados desde las “corrientes principales”, y no sólo en áreas
específicas. Se considera que de esta forma se lograría una transformación de las
estructuras patriarcales de poder.
24 La Agenda Mediática de Género fue un proyecto apoyado por el Gobierno de
la Ciudad de Buenos Aires. Se realizó entre septiembre del 2008 y junio del 2009
mediante tres encuentros entre 18 periodistas y 20 representantes de organizaciones
no gubernamentales de mujeres con sede en la Ciudad de Buenos Aires. Las y los
periodistas representaban a diarios, radios, canales de televisión abierta y cable,
revistas y espacios digitales. La metodología y resultados pueden consultarse en
Artemisa Noticias (www.artemisanoticias.com.ar).
25 Fundadora de Artemisa Comunicación y actualmente directora ejecutiva.
26 Los otros diez temas consensuados, y ordenados aleatoriamente, fueron:
ciudadanía y acceso a la justicia; deporte, tiempo libre, y ocio; educación; hábitat,
ambiente y ciudad; medios de comunicación; niñez y vejez; pobreza y exclusión;
salud (se destacó el VIH/Sida entre los temas unificados en salud porque permanece
invisibilizado y su feminización es creciente; sexualidad y diversidad sexual; y trabajo
productivo y reproductivo.
27 El IV Encuentro Nacional de la Red PAR se realizó en la provincia de La
Pampa entre el 25 y el 27 de septiembre del 2009 y reunió a 30 periodistas de
diferentes provincias. www.redpar.com.ar
28 El III Encuentro de la RIPVG se realizó en Bogotá, Colombia, entre el 27 y el
29 de noviembre del 2009 y reunió a periodistas de 17 países. Parte de las conclusiones
pueden leerse en el Manifiesto de Bogotá. En Red Internacional de Periodistas con
Visión de Género: www.periodistasdegenero.org
29 El femicidio es definido, en términos generales, como “la muerte violenta
de mujeres (asesinato, homicidio o parricidio), por el hecho de ser mujeres. Este
constituye, sin duda alguna, la mayor violación a los derechos humanos de las mujeres
y el más grave delito de violencia contra las mujeres”. I Informe Regional: situación
y análisis del femicidio en la región centroamericana, Consejo Centroamericano
de Procuradores de Derechos Humanos, con el apoyo del Instituto Interamericano
de Derechos Humanos (IIDH), la Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el
Desarrollo (ASDI) y la Agencia Danesa de Cooperación Internacional (DANIDA). 2006.
El concepto de femicidio es ampliamente desarrollado en otro capítulo de este
libro: Barcaglioni, Gabriela, “Los femicidios en los medios de comunicación”.
30 Unidos para poner fin a la violencia contra las mujeres, campaña del
Secretario General de las Naciones Unidas. 2009.
31 El Estado argentino, como la mayoría de los Estados del mundo, no posee
aún estadísticas nacionales de femicidio.
32 La Asociación Civil La Casa del Encuentro reportó 231 casos, un 11% más que
los que habían relevado en el 2008. El Instituto de Estudios Jurídicos Sociales de la
Mujer (INDESO Mujer) relevó a su vez, 204 casos. La periodista Gabriela Barcaglioni,
140 El camino hacia la paridad en los medios
que lleva estadísticas similares en Artemisa Noticias desde el 2007, contabilizó 138
casos. Los tres relevamientos están hechos en base a los femicidios reportados por
los medios de comunicación, y las diferencias entre los tres conteos está vinculada,
fundamentalmente, con la amplitud y el tipo de medios analizados.
33 Ibidem.
34 Salud Materna y neonatal, Fondo de las Naciones Unidas para la
Infancia (UNICEF), 2008.
35 Estadísticas vitales. Información básica 2008, Ministerio de Salud de
la Nación, diciembre del 2009.
36 Entrevistas a periodistas, en video La mujer mediatizada. Presencia
femenina en los medios argentinos (2009) y “La FeSP reclama el fin de los
abusos laborales a las periodistas”, FeSP, 7/3/2010.
37 La Fundación Internacional de Mujeres en los Medios (IWMF, por sus
siglas en inglés) realizó durante el año 2009 una investigación sobre la
estructura laboral de los medios de comunicación de 66 países, pero los
resultados aún no fueron difundidos. Gutiérrez, Mirén, “¿Quiénes mandan
en los medios?”, IPS, 20-7-2009.
38 Ibidem.
39 El diario Clarín informó que el 50% de su staff estaba integrado por
mujeres; una mujer era editora-jefa, junto con dos varones; varias secciones
y suplementos “calientes” –Pais, Internacionales e Investigación- estaban a
cargo de mujeres; y tenían cinco corresponsales extranjeras mujeres. Página
12 informó que tenía una planta de 190 personas, de las cuales 154 eran
varones y 46, mujeres (24%); sólo una mujer tenía un cargo jerárquico,
prosecretaria de redacción; no había mujeres editando secciones “duras”;
y había zonas despobladas de mujeres como Economía, Editoriales y algunos
suplementos. En el diario Crítica trabajaban 131 personas, 85 varones y 46
mujeres (35%); había sólo dos jefas de redacción en secciones blandas
(Sociedad y la revista dominical); en Economía no había mujeres y eran
minoría en Política.
40 Se trata de la carrera indicada para estudiar periodismo en el ámbito
público. Tiene cinco orientaciones: opinión pública y publicidad, periodismo,
comunicación y procesos educativos, políticas y planificación de la
comunicación, y comunicación y promoción comunitaria.
41 Chaher, Sandra. “El periodismo con perspectiva de género es mejor”,
Artemisa Noticias, 1/2/2010.
42 Haciendo la salvedad de la falta de perspectiva de género, vale la
pena citar un fragmento del Código Internacional de Etica Periodística
UNESCO, que dice en su artículo 8 (“Respeto de los valores universales y la
diversidad de las culturas”): “El verdadero periodista defiende los valores
universales del humanismo, en particular la paz, la democracia, los derechos
del hombre, el progreso social y la liberación nacional, y respetando el
Sandra Chaher 141
carácter distintivo, el valor y la dignidad de cada cultura, así como el derecho
de cada pueblo a escoger libremente y desarrollar sus sistemas políticos,
social, económico o cultural.”
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