Indudablemente, la apertura y masificación de las tecnologías de la comunicación y la información impactó notablemente en las sociedades, y, en tal sentido, el ejercicio de la profesión periodística no ha sido la excepción.
Desde la generalización del uso de las Tic’s, se acuñó un nuevo término dentro de la prensa: el periodismo ciudadano, concepto que, ya desde su enunciación, plantea controversias.
El mismo, también denominado colaborativo o periodismo 3.0, se define como el acto de todo ciudadano de “jugar un rol activo en el proceso de búsqueda, edición, análisis y promoción de noticias e informaciones” . Más allá de los debates que el término en sí mismo conlleva, los medios digitales dedicados al periodismo ciudadano crecen diariamente en todo el mundo, y, poco a poco, van ganando un espacio significativo en los portales de los diarios tradicionales. Sin dudas, nos encontramos ante un panorama que acentúa el protagonismo de las personas que constituyen las diferentes audiencias. En tal sentido, un gran segmento de la población no se limita a ser consumidor tradicional de los medios, sino que prefiere participar formando parte de la dinámica que ofrece cada portal, ayudado por las inmensas posibilidades que actualmente brindan las tecnologías.
Cabe aclarar que, si bien no se han realizado grandes análisis ni teorizaciones acerca de la relación entre el periodismo y los cambios que generan las Tic’s en la profesión (la mayoría de los aportes teóricos se ha centrado en el impacto sobre la producción de textos), el periodismo ciudadano ha sido motivo de debate tanto en el campo profesional como académico, dando lugar al reconocimiento de dos grandes tendencias: por un lado, la conformación de los periódicos ciudadanos y por el otro el surgimiento de las redes sociales, éstas últimas conformadas por sitios donde se analiza un mismo acontecimiento desde diversos puntos de vista (o medios). Por cuestiones de incumbencia de la cátedra, analizaremos especialmente la primera tendencia.
Algunas consideraciones generales
Sin ahondar en grandes definiciones, puede considerarse al periodismo ciudadano o participativo a partir del acto de un ciudadano con un rol activo en el proceso de recogida, análisis y difusión de noticias e información. De tal modo, se promueve la participación activa de los actores sociales que intervienen en el procesamiento de la información de interés público, teniendo como características por un lado formar a la opinión pública -a partir de la creación de públicos deliberantes- y promover la participación ciudadana. Es importante destacar que estos nuevos modos de participación han superado a antiguos modelos, tales como las cartas de lectores, el derecho a réplica, el derecho de aclaración, etc. En tal sentido, la interactividad, rasgo característico que distingue a Internet de otros medios de comunicación tradicionales, ha jugado un rol central.
Un rasgo que caracteriza al periodista ciudadano es su rol como testigo activo de los hechos que narra, es decir, haber estado en el momento y en el lugar indicado. Desde allí, tendrá la posibilidad de hacer trascender determinados hechos y acontecimientos que le ha tocado presenciar, en tanto volverlos “noticiables”. Su participación activa en el relato variará de un medio de comunicación a otro, dependiendo de los manuales de estilo y criterio editorial de cada sitio. Es pertinente agregar que, en la creación de contenidos por parte de los ciudadanos, el soporte de la imagen juega un rol crucial.
Periodistas versus ciudadanos, ó poder versus democracia
Desde los sectores más tradicionales de los medios masivos de comunicación, se considera al periodismo ciudadano como una contradicción en sí mismo, planteando el siguiente interrogante: si el periodismo es una tarea profesional, en la que se requiere una formación, perfeccionamiento e investigación constante, ¿cómo podría caer dicha labor en manos de los ciudadanos? “El sentido común es el criterio utilizado por ellos para llevar adelante el proceso”, alegan. Asimismo, otros sostienen que la información está estrechamente relacionada con el poder, en tanto, la misma no puede caer en manos de la ciudadanía.
Más allá de las diferentes miradas, algunas celosas de la incumbencia profesional, otras temerosas de perder cierto prestigio social, los artífices del periodismo ciudadano consideran a estos nuevos medios como más orientados a la construcción de la democracia, en tanto su razón de ser está basada en fomentar la participación social, más allá de los intereses empresariales o políticos.
La propia dinámica de la cooperación lleva a que los ciudadanos cubran espontáneamente muchas de las funciones que se exigen a los profesionales de la información: comentar, filtrar, editar y comprobar la veracidad de los hechos que se publican. Un punto a observar es que ciertos sectores asociados al periodismo ciudadano pretenden rescatar el espíritu del nuevo periodismo – también denominado como género de no ficción – que postulaba al autor como artífice activo de la historia que narra. En tal sentido, el periodismo ciudadano viene a poner en tela de juicio ciertos parámetros del modelo de la prensa tradicional, basado en la neutralidad y objetividad de los mensajes que se transmiten.
Algunos casos paradigmáticos
A partir de la premisa “todo ciudadano es un reportero”, sin lugar a dudas el máximo exponente del periodismo participativo es el portal coreano Ohmynews, que ha convertido en reporteros a miles de ciudadanos, posibilitando un cambio político y transformando el panorama mediático de dicho país. Este medio, visitado diariamente por un promedio de dos millones de personas, posee en la actualidad más de treinta y seis mil colaboradores ciudadanos. Este caso muestra indudablemente un punto de quiebre, puesto que son los propios lectores los que elaboran directamente la agenda ciudadana, a partir de los artículos que envían, los cuales constituyen un 80% del total de las publicaciones del portal. Si bien los periodistas que conforman la redacción revisan, editan y comprueban los datos de las colaboraciones, tal situación no evita que se publiquen informaciones inexactas, razón que recae en una de las mayores críticas al sitio: el riesgo de la imprecisión, producto de la naturaleza de las fuentes. Sin embargo, la prensa tradicional no está exenta de dicho peligro. Pero quizás lo más emblemático de este portal es que, si bien los periodistas profesionales se encargan de la edición de los contenidos, la población evalúa su trabajo a partir de un consejo de reporteros ciudadanos, que se reúne mensualmente para analizar y revisar la labor de la redacción profesional.
Para el mundo hispano, el periodismo ciudadano encuentra su primer referente en el periódico ciudadano El Morrocotudo, medio digital y participativo fundado en Arica, ciudad ubicada al norte de Chile. En este sitio, los reporteros escriben la noticia a partir de una mirada que los involucra, sin tomar el papel de espectador objetivo que narra desde fuera una situación observada, adoptando un rol activo como testigo de un hecho. Para publicar sus artículos los ciudadanos deben seguir los pasos preestablecidos en el manual de corresponsales, previo a llenar un formulario donde dejan asentados sus datos.
Otro ejemplo a tener en cuenta es el caso del portal cordobés Sosperiodista.com.ar. Tomando como modelo el sitio Ohmynews, el objetivo de la apertura del portal, creado por un grupo de periodistas, se debió a que diariamente recibían numerosos artículos escritos por particulares en los diarios donde trabajaban. En tal sentido, quisieron darle un reconocimiento al trabajo de la gente, superando abiertamente la carta de lectores. En este caso, los creadores se plantean llevar a cabo un periodismo distinto, escrito en primera persona, abierto y participativo.
Al fin, las mediaciones: periodismo ciudadano dentro de la prensa
Más allá de las polémicas, la relación entre medios tradicionales y periodismo ciudadano no necesariamente debe plantearse en términos de bipolaridad. De hecho, en los últimos años la mayoría de los diarios han adoptado, dentro de sus portales, un espacio significativo a la participación del lector, específicamente como productor de noticias o contenidos.
Esta participación que los diarios tradicionales otorgan al lector varía de un periódico a otro, en cuanto al grado de desarrollo de esa posibilidad. Es decir, cada portal de noticias da lugar al periodismo ciudadano de diversas maneras, con mayor o menor grado de autonomía cedida al ejercicio del periodismo por parte de los usuarios. Recorramos juntos…
Así, podemos encontrar que el diario La Nación contiene prácticamente un sitio dentro de otro. Su sección Participación encierra varias maneras de acceder a ella, tales como foros, encuestas, blogs y cartas de lectores, pero la que está organizada de manera integral es la denominada Soy Corresponsal, diseñada como una página en sí misma. Al mantener el estilo de lanacion.com, comienza a ser un diario ciudadano en sí mismo.
Soy Corresponsal requiere de un registro previo para participar, cuenta con secciones muy específicas, un estricto reglamento y hasta un código de ética.
Pero lo más interesante (y lo que más nos incumbe a nosotros) son los requisitos referidos ya no solo a posibles abusos, sino también al estilo de narración que se les pide a los ciudadanos-periodistas.
Se solicita, en el código de ética mencionado, el chequeo de las fuentes, la redacción en tercera persona, exactitud en la escritura, objetividad en la noticia, elección responsable del hecho que se considere con relevancia noticiosa y hasta claridad en el titulado.
No obstante, La Nación se reserva el derecho a editar errores ortográficos y a adaptar los títulos al entorno gráfico del sitio. También aclara que puede retirar material que no cumpla con los requisitos establecidos. Es decir: la última palabra siempre es del periodista profesional.
De todas maneras, se puede concluir que Soy Corresponsal es una apuesta muy jugada dentro de esta tendencia del periodismo ciudadano, ya que equipara prácticamente la labor del periodista con la del ciudadano a la hora de producir información, aunque guarda para el profesional el filtro último de lo publicado.
La sección Ciudadano Periodista del diario La Capital es un espacio donde se ofrece a los lectores, previo registro en línea, la opción de publicar una breve noticia sobre algún acontecimiento de interés general que estos hayan presenciado.
Los filtros de edición, se aclara explícitamente, son los mismos que los de la producción profesional de noticias. De esta manera, el promedio de las publicaciones son acompañadas por una fotografía que realice el anclaje del hecho, y una somera descripción del evento noticiable, según el lector.
En cuanto a la redacción en sí misma, aquí sí se utiliza la primera persona en la mayoría de los textos. Si bien se aclara que no se publican textos de opinión (hay una sección aparte para ello), el tono de los mismos está impregnado de una apreciación personal, en muchos casos. Una diferencia con La Nación, por ejemplo, es que los lectores-periodistas firman sus noticias con nombre y apellido en el portal de La Capital.
Por último, se brinda la posibilidad de comentar cada posteo, al igual que en el resto de las noticias del portal.
Se puede resumir que la interactividad, en este caso, permanece en un punto medio entre la tradicional carta de lectores (con el agregado de una foto) y el periodismo ciudadano con todas las letras.
El otro diario impreso de la ciudad, El Ciudadano, contiene una sección denominada Voz Ciudadana, que no es otra cosa que la clásica publicación de las cartas de los lectores, ahora online.
Rosario3 sí tiene su espacio de Periodismo Ciudadano. En él se puede publicar, sin registro previo, solamente material con contenido periodístico o informativo, y que cuente, como condición, con un acompañamiento audiovisual o fotográfico.
La diferencia para con otros portales es, en definitiva, el autor de lo que se publica, ya que la redacción está hecha por los periodistas de Rosario3, y no por el usuario. Es decir, se cita a este último, a través de enunciados referidos, en estilo directo o indirecto. El filtro, de esta manera, se encuentra más a la vista, y opera en mayor medida en la tarea de edición de lo publicado.
Volviendo a los diarios de Buenos Aires, tanto Clarín como Crítica Digital no tienen, llamativamente, una sección específica de Periodismo Ciudadano. La opción de participación ofrecida es la de sus redes de blogs, que son tan amplia como variada en sus contenidos.
No obstante, cabe mencionar que el Grupo Clarín vuelca su espacio de participación de los usuarios en el sitio de TN (Todo Noticias), a través del link TN y la gente, el cual es muy similar en cuanto a estilo de redacción al de Rosario3, ya que el que escribe y publica es el editor. Al igual que en Rosario3, también se acompaña la noticia con una foto o un video, en la mayoría de los casos.
Por último, en el diario Crítica Digital hay un enlace llamado Hacé pública tu denuncia o carta de lector. Haciendo click en el mismo, se accede a un formulario de denuncia, en el cual se anotan los datos personales, junto con la denuncia concreta, en forma de texto de no más de 1200 caracteres. No se especifica, en ninguna parte, qué ocurre con la denuncia formulada, quedando así el resto del proceso en manos de una decisión editorial.