Por María Nottage
Para los hombres que les dan miedo los sí rotundos, los principios concretos y las cosas cerradas, existe en ese lugar donde todo es incertidumbre, un aborrecible hombrecillo dubitativo llamado Señor Tal Vez que complicándolo todo, parece chillar opacando las verdades.
E:- Buenos días Señor Tal Vez, ¿le molestaría si le robo unos minutos para hacerle unas preguntas?
T. V: -¿Con Buenos días me está queriendo decir que soy bueno, que es bueno verme en este día, o que éste día es bueno?
E: -Quizás le quise decir todas esas cosas, quizás, ninguna.
T. V: -Entonces por ahí le contesto sus preguntas sin miras de que mis respuestas
se confronten con la evidencia (risas).
E: -¿Quiénes fueron sus padres?
T. V: -Mi madre, hija de Tal y Cual, era un tanto indecisa; mi padre, hijo de Alguna y Vez, era un ser escurridizo y oportunista.
E: -¿Qué legados le dejaron?
T. V: -Mmm.. Mi mma-madre Tal me dejó la semejanza, mi padre Vez me legó la
oportunidad, la ocasión y el momento.
E: -¿Esto quiere decir que usted aprendió a disfrazar las verdades y a confundir a las personas?
T. V: -Usted parece saberlo todo, (silencio) ¿No cabe la posibilidad de que en mi
infancia yo haya sido un pobre idealista?.
E:Cuénteme entonces, ¿cómo fue su infancia?
T. V: -Crecí en un pueblo, “Gris”, y asistí a “La Escuela de la Duda”. (Parece no
querer hablar de ello, sus ojos, más parecidos a los de una rata que a los de un hombre, nunca buscan los míos).
E: -Me informaron que usted es pariente de La Verdad y de La Certeza… ¿Me hablaría de ellas?
T. V: -Hum.. Esta es la parte a la que llaman clara de la familia, La Verdad se casó con El Coraje, La Certeza es una solterona. La verdad, es un invento de los hombres, tan volátil y efímera parece estar a punto de quebrarse dependiendo siempre del tiempo y del espacio; La Certeza, vive en su mundo metafísico, sólo llegás a ella flanqueando la duda. En definitiva, nunca puedo reunirme aquí y ahora con Verdad y Certeza.
E: -De ser posible¿Le gustaría reunirse con ellas ?
T. V: -Únicamente para tergiversarlas. Parecen querer tener siempre la razón ¡Son tan soberbias!. Se olvidaron de un único detalle: del prisma con el que se las mira. ¡Cómo me gustaría confontarlas con La Duda!
E: -¿Qué opina de la libertad?
T. V: -La Libertad, humana, está limitada; a lo mejor por estar limitada deja de ser libertad.
E: -¿Qué piensa de la existencia de Dios?
T. V: -Luego de innumerables cursos sobre teología pienso que el hombre es un ser
patético, que necesita crear monigotes con nombres en mayúscula para saciar su hambre de certidumbre. Siempre volvemos a lo mismo del huevo y la gallina.
E: -Veo que se nos está acabando el tiempo, quizás, tal vez, a lo mejor, dejamos ello para otro momento. Fue un gusto dialogar con usted Sr. Tal vez, aunque debo confesar que me alegra saber que únicamente existe en el plano de las ideas.