Actos de Habla II

– Les propongo un juego. Sus instrucciones no son nada difíciles y es posible que todos lo conozcan. Es simple: yo cierro los ojos y ustedes se esconden, el último que descubra es el ganador.
– ¡Yo no quiero jugar, no me gusta! ¡Eso es cosa de chicos! – dijo la negación (cosa prevista por la mayoría)
– ¡Siempre la misma vos! ¡No cambiás más! ¡Tenés la facilidad de arruinar todo constantemente! – gritó la ofensa enojada.
– Como quieras, pero si no jugás con nosotros te vas a quedar muy sola y aburrida, y después no quiero escuchar quejas. Mirá que cuando el juego esté empezado no podés meterte – replicó desafiante la amenaza.
– Bueno, déjenla tranquila. Si no quiere jugar por algo será – la apoyó la advertencia.
– ¡Ya sé! Tengo una idea – propuso la seducción –, el que gane recibirá un premio y el que pierda tendrá que cumplir una prenda.
– ¡Les aseguro que se van a divertir mucho! – exclamó la promesa.
Y al fin, el juego comenzó. Mientras la negación solitaria miraba de lejos; la ofensa, la amenaza, la seducción y muchos actos más, contentos aceptaron la idea y se dispusieron a disfrutar.