Laura ORIATO – Juan Ignacio DELLEPIANE
Leer los textos que aparecen a continuación así podremos intercambiar opiniones sobre el tema. También les recomendamos que revisen la definición de Texto trabajada en la unidad 3.
¿Qué es un hipertexto?*
Para el profesor de literatura inglesa de la Brown University y reconocido teórico de la hipertextualidad George Landow el hipertexto denota “un medio de información que conecta informaciones verbales y no verbales” (1996). Según Landow –unos de los teóricos más cercanos al enfoque deconstruccionista- el hipertexto “cambia radicalmente las experiencias a las que se refieren los términos /leer/, /escribir/ y /texto/.” Inspirado por las teorías de Barthes, Foucault y Derrida, Landow va tejiendo una trama de reenvíos entre estos autores y el mundo hipertextual.
Según Landow el hipertexto fragmenta, atomiza al texto de dos modos. Por un lado, en relación con las partes que lo componen: “elimina la linealidad de la imprenta, liberando a cada párrafo de una colocación dentro de un orden secuencial y amenazando con transformar al texto en un caos.” Por otro, en relación a sus diferentes lecturas y versiones: “el hipertexto destruye la idea de un texto unitario y estable”. Esta pérdida de autonomía y unidad por parte del texto conlleva una reconfiguración de los roles tradicionales del autor y del lector. El hipertexto “implica un lector más activo, un lector que no sólo elige sus recorridos de lectura, sino que también tiene la oportunidad de leer como si fuera autor”.
A modo de conclusión Landow sostiene que “debemos abandonar los sistemas conceptuales basados en las ideas de centro, margen, jerarquía y linealidad, y sustituirlas por las ideas de multilinealidad, nudo, conexión y red. Casi todas las partes en causa ven en esta mutación de paradigma, que señala una revolución en el pensamiento humano, una reacción de la escritura electrónica en relación al libro impreso y a sus ventajas y desventajas. Esta reacción tiene implicaciones profundas para la literatura, la instrucción y la política”.
Entonces, si un texto es la organización de la información en una superficie, en un espacio de tres dimensiones sería un hipertexto” (1991:84). Desde el frente francés Pierre Lévy aporta su propia idea del texto digital: “técnicamente un hipertexto es un conjunto de nudos ligados por conexiones. Los nudos pueden ser palabras, imágenes, gráficos o partes de gráficos, secuencias sonoras, documentos completos que a la vez pueden ser hipertextos.”
Características principales:
• la lectura no secuencial
• la interactividad entre el usuario y la máquina digital
• la disolución de los roles tradicionales de autor y lector
• la estructura reticular, descentrada, de los contenidos.
Del hipertexto como producto concreto -realizado en un soporte digital o desplegado en una red informática como Internet- nos deslizamos hacia una idea mucho más compleja donde, como sostiene Pierre Lévy, es posible ver al hipertexto como una metáfora “que vale para todas las esferas de la realidad donde están en juego las significaciones”.
Los espacios hipertextuales: la arquitectura de la información
El hipertexto –un “macrotexto compuesto por microtextos”, se caracterizaría por:– organización modular y reticular del contenido
– presencia de diferentes tipologías de links que conectan los módulos textuales
– ausencia de una dirección de lectura única y obligatoria
– interactividad en la lectura
Esta definición de /hipertexto/ es amplia e incluye, más allá del género al cual pertenecen, tanto a las producciones off-line (cd-rom) como a Internet.
Desde esta perspectiva de análisis G. Bettetini, N. Vittadini y B. Gasparini (“Gli spazi dell’ipertesto”, Milán) distinguen tres espacios hipertextuales:
– Espacio visible: se refiere a la presentación de los contenidos, o sea al modo según el cual el espacio lógico se hace visible al lector. Este espacio –que asume un valor principalmente sintáctico- puede ser vinculado a lo que normalmente denominamos “interfaz gráfica”.
– Espacio actuado: el hipertexto contiene en su interior una serie de dispositivos que organizan y anticipan los movimientos del lector. Como el autor de una novela, el diseñador modela los espacios virtuales y tiempos de la interacción para que el usuario/lector reconstruya el sentido de su producto. Según los autores “leer el hipertexto significa también conocer el espacio adonde se encuentran los contenidos” (1999:XX). Este último espacio –que asume un valor principalmente pragmático- se relaciona con el llamado “interaction design”.
– Espacio lógico: hace referencia a la organización reticular de los contenidos, donde el sentido total es superior a la suma de todas las partes. Este espacio –que asume un valor principalmente semántico- se vincula a lo que en ámbito digital se denomina “arquitectura de la información”.
Detrás de cualquier texto, debajo de su superficie, se esconde una estructura conceptual. Cuando el periodista escribe una noticia coloca lo más importante al principio y a continuación el resto de los detalles en orden decreciente de importancia. De esta manera queda claramente establecida una estructura jerárquica (al principio lo importante, al final lo menos importante) que también hace su aporte a la construcción del sentido global del texto.
El espacio lógico se funda en esta organización topológica de los contenidos, la cual genera una jerarquización de los mismos operando con algunas categorías como centro/periferia, lejano/cercano, etc. Si bien algunos investigadores, marcados por el pensamiento deconstruccionista, insisten en la ausencia de estructura del hipertexto (George Landow), otros teóricos más cercanos al espíritu estructuralista –como el estadounidense David Bolter o el italiano Ruggero Eugeni- encuentran en la red de relaciones intertextuales “la responsabilidad de la capacidad del significante del hipertexto” (1999:54). Ellos reconocen que las relaciones entre los elementos de una construcción intertextual también contribuyen en la construcción del sentido del texto.
Ahora bien, si detrás del hipertexto existe una estructura topológica de sus contenidos, esto significa que detrás de esta organización se encuentra un “proyecto textual”, una “intención comunicativa” que se expresa “en el orden posicional recíproco de los elementos” (1999:59) que la componen. Desde esta perspectiva los autores, sin pretender agotar otras posibles organizaciones de contenidos, han identificado tres estructuras hipertextuales:
– Paralela: los contenidos, a partir de un menú o home-page, se dividen en ambientes separados, todos ellos en el mismo plano jerárquico. Estos “capítulos” no poseen conexiones transversales, sólo se puede entrar y salir de ellos pasando por el menú o home-page. En este modelo la jerarquización y la interconexión son mínimas.
– Galaxia: los contenidos se organizan en secciones y sub-secciones, con algunas conexiones transversales. En este modelo los contenidos están fuertemente jerarquizados y parcialmente interconectados.
– Reticular: los contenidos se organizan de manera multipolar, sin alguna jerarquía y donde una red de links permite navegar libremente entre todos los textos que componen la red. En este modelo la jerarquización es mínima y la interconexión elevada.
A modo de conclusión, podemos decir que el espacio lógico es el lugar donde se definen las relaciones espaciales, el orden posicional y las jerarquías existentes entre los elementos que componen el hipertexto. El espacio lógico, en síntesis, es el “lugar de efectiva no-linealidad del texto, el espacio que contiene la estructura reticular (…) y, por lo tanto, el nivel donde se inscribe la lógica de organización de los contenidos del hipertexto” (1999:145).
* Fragmentos de dos trabajos de Carlos Scolari “¿Qué es un hipértexto?” y “Los espacios hipertextuales”
Adaptar el texto al hipermedio**
Según algunas teorías, el manejo del hipertexto se naturalizó porque imita la capacidad de aprendizaje humano, al proponer la manera asociativa que permiten los enlaces. Ante la gran autonomía del usuario se plantea el reto de organizar y tratar la información adaptada a este nuevo medio. La solución es convertir los textos en hipertextos.
Dice Jutta Degener. “A la hora de escribir hipertexto sólo existen dos problemas: los enlaces y las emociones”. Se refiere a abandonar el rol tradicional del autor de “guardias urbanos de la información” para convertirse en “artesanos de la sugerencia”.
Cinco pautas para redactar hipertexto
1. Jerarquizar la información: decidir qué información es imprescindible y cuál es subsidiaria (a través de enlace). El usuario decidirá si altera esa jerarquía.
2. Estilo narrativo ágil, párrafos y frases cortas. El texto largo atenta contra la esencia del hipertexto porque impone de nuevo al usuario la lectura secuencial. Tratar los titulares, frases y párrafos como “unidades de significado”: la idea central tiene que estar presentada en pocas palabras.
3. Enlaces, ganchos visuales: destacan los conceptos claves. Al impregnar la pantalla con links transmitimos al usuario una noción de contenido, incluso antes de una lectura detallada. Es importante asegurarse de que nuestros enlaces subrayen correctamente el mensaje que queremos pasar.
4. El contenido de los textos debe ser: relevante, en tanto resulte acorde con las expectativas del usuario; cierto, no engañoso; actualizado.
5. Tono de timbre propio. Dado que nuestras páginas forman parte de la gran conversación global, como interlocutoras deben tener su propia voz, singularizarse ante el usuario.
**Resumen de fragmentos del libro “Aprender comunicación digital”, Neus Arqués i Salvador. Paidós, Barcelona, 2006.