FICHAJE BIBLIOGRÁFICO
Por Micaela PEREYRA
UN AULA PARA PENSAR. APRENDER Y ENSEÑAR EN UNA CULTURA DE PENSAMIENTO – Shari Tishman, David Perkins, Eileen Jay
UNA CULTURA DE PENSAMIENTO
El libro se ocupa de la enseñanza del pensamiento. De cómo transformar la cultura del aula en una cultura de pensamiento. Para eso explora seis dimensiones del buen pensamiento (Lenguaje del pensamiento; Predisposiciones al pensamiento; Monitoreo mental; Espíritu estratégico; Conocimiento de orden superior; Transferencia). El propósito de enseñar a pensar es el de preparar a los alumnos para que puedan resolver problemas con eficacia, tomar decisiones bien meditadas y disfrutar de toda una vida de aprendizaje.
¿Qué es una cultura de pensamiento? En un sentido amplio, la noción de cultura hace referencia a los patrones integrados de pensamiento y conducta que unen a los miembros de un grupo. Llamar la atención sobre el aspecto cultural de una comunidad es señalar las cosas compartidas por la mayoría de los integrantes de esa comunidad. Por ejemplo, pueden compartir una lengua, un dialecto, valores o ideales semejantes, hábitos y expectativas similares, un sentido de identidad, formas de entender el mundo, etc.
La cultura de pensamiento del aula se refiere a un ámbito en el que varias fuerzas (lenguajes, valores, expectativas y hábitos) operan conjuntamente para expresar y reforzar la empresa del buen pensamiento. El espíritu del buen pensamiento está en todas partes. Existe la sensación de que todos, incluso el docente, se están esforzando para ser reflexivos, inquisidores e imaginativos.
Enfoque de “enculturación”
La educación basada en la cultura (o “enculturación”) involucra técnicas de enseñanza diferentes de las que se utilizan en la educación basada en materias. Suele darse de cuatro formas:
– MODELOS: sirven para proporcionar ejemplos o ilustraciones.
– EXPLICACIÓN: explicación directa de estrategias de pensamiento
– INTERACCIÓN: pensar con otros, resolver cooperativamente, participar en discusiones.
– REALIMENTACIÓN: es informativa.
EL LENGUAJE DE PENSAMIENTO
¿Qué es el pensamiento?
Es lo que uno hace en la cabeza… Elegir las palabras para identificar con precisión que tipo de pensamiento está realizando uno o los demás puede resultar un verdadero desafío. Hay cientos de formas para describir los diferentes tipos de pensamientos y esto es fundamental por dos razones. El lenguaje nos proporciona claves que nos indican cómo deben evaluarse o interpretarse las afirmaciones (una revista publica que el pan blanco provoca cáncer, ver sis e trata de una especulación, una hipótesis, una deducción o si se está investigando). Además tener muchas palabras para describir las diferencias precisas entre las diversas formas de pensar permite, justamente, pensar con mayor precisión.
¿Qué es el lenguaje del pensamiento?
Está constituido por todas las palabras y modos de comunicación que posee una lengua natural para referirse a los procesos y productos del pensamiento. Incluye palabras cómo pensar, creer, adivinar, evidencias, conjetura, hipótesis, razones, motivos, cálculos, sospecha, duda y teoría. Estas palabras describen un tipo de actividad psíquica o un producto de la actividad psíquica.
El aula es un lugar en el que se puede esperar que haya mucho pensamiento.
¿Porqué es importante un lenguaje de pensamiento?
Muchas veces es pobre el ámbito lingüístico en las escuelas ya que se responde a la idea de simplificar el aprendizaje. Muchas veces los educadores y los autores de los textos tienden a simplificar el lenguaje para hacer que la presentación del material difícil resulte más atractiva y accesible para los niños. Es importante el lenguaje del pensamiento porque:
1. Ayuda a los alumnos a organizar y comunicar su propio pensamiento con mayor precisión e inteligencia.
2. Comunica y refuerza las normas del pensamiento.
¿Cómo incorporar el lenguaje de pensamiento a la cultura del aula?
Con las cuatro fuerzas culturales.
El modelaje significa incorporar ejemplos y demostraciones de palabras y conceptos de lenguaje de pensamiento en las actividades habituales del aula. Por ejemplo, usar muchas palabras y señalarlas en periódicos y libros de texto.
Proporcionar explicaciones de un lenguaje de pensamiento significa enseñar directamente el significado de la terminología. Por ejemplo, explicar a sus alumnos el significado de la palabra conclusión.
Que los alumnos utilicen lenguaje del pensamiento en sus interacciones cotidianas en el aula. Esto significa crear la expectativa de que los alumnos usen estos términos en su escritura, en su trabajo grupal con otros alumnos y en la conversación con el docente.
Proporcionar realimentación en un lenguaje de pensamiento significa ofrecer a los alumnos estímulo y guía informativos con respecto a su empleo de términos y conceptosde un lenguaje propio del pensamiento.
LAS PREDISPOSICIONES AL PENSAMIENTO
El simple hecho de poseer una habilidad no garantiza que uno vaya a usarla ni que vaya a usarla bien. Para usar una habilidad con eficacia aparece como característica distintiva la predisposición de las personas a: desafiarse a sí mismas, a buscar abiertamente nuevos caminos, a correr riesgos, a ser crítica y a esforzarse por mejorar. Estas características dicen poco sobre la habilidad natural pero mucho sobre la forma en que se encara la tarea. En general, las predisposiciones representan las tendencias que tiene una persona a usar sus habilidades de maneras peculiares. El desempeño humano abarca las habilidades más las predisposiciones.
El pensamiento es un esfuerzo humano que involucra las habilidades y las predisposiciones.
Los buenos pensadores se distinguen porque usan sus poderes intelectuales naturales de maneras productivas e inquisidoras. Se caracterizan por su predisposición al pensamiento, su tendencia constante a explorar, inquirir y profundizar en nuevas áreas, a buscar la claridad, a pensar crítica y cuidadosamente, a ser organizados en su pensamiento.
¿Qué se puede hacer para desarrollar el hábito de usar las habilidades de pensamiento efectivamente? La forma que proponen consiste en un enfoque de enseñanza del pensamiento que no sólo subraye las aptitudes sino también las predisposiciones al pensamiento.
Ejemplo, ver las cosas desde distintos puntos de vista es clave para el buen pensamiento y el razonamiento. Para ejercitarlo hay que encontrar argumentos para defender el punto de vista contrario al propio cuando se les pide que lo hagan.
¿Qué son las predisposiciones al pensamiento?
Las predisposiciones al pensamiento son las tendencias duraderas hacia patrones de conducta de pensamiento distintivas. Los buenos pensadores tienen predisposiciones a explorar, cuestionar, investigar nuevos territorios, buscar la claridad, pensar crítica y cuidadosamente, considerar diferentes perspectivas, organizar su pensamiento.
Tener predisposición a algo significa tener la tendencia a exhibir esa conducta con el tiempo, son patrones duraderos y progresivos en el pensamiento de una persona.
Al intentar fomentar las predisposiciones al pensamiento en los alumnos en el aula, es importante reconocer que toma tiempo desarrollar estas predisposiciones, y que sólo se manifiestan con el tiempo. Las predisposiciones no pueden transmitirse como una lección sobre un tema determinado. Deben cultivarse como una planta, y se las debe nutrir continuamente para que puedan desarrollarse plenamente y crecer con fuerza. Si uno decide cultivar las predisposiciones al pensamiento, debe dedicarles atención reiterada durante todo el programa, planificadamente. Debe ser un tema recurrente y continuo y no un conjunto de lecciones aisladas.
Uno puede descubrir que los alumnos muestran mejorías en sus patrones de pensamiento mientras incorporan gradualmente buenas predisposiciones al buen pensamiento. Además, uno tendrá la satisfacción de estar ayudándolos a cultivar hábitos mentales duraderos y firmes.
Los orígenes y cimientos de las predisposiciones al pensamiento son muy diversos, se pueden basar en hábitos, motivaciones, deseos, sentimientos, actitudes, convicciones, comprensiones, valores o en otros factores. Para esto hay que trabajar en el aula para cultivar estos frentes.
Entonces, en el aula, la finalidad no es enseña las predisposiciones al pensamiento sino cultivarlas en el contexto de una cultura a través de la interacción social.
Cinco predisposiciones al buen pensamiento
1. Predisposición a ser curioso y cuestionador: implica la necesidad de preguntar, cuestionar, preguntarse, plantear problemas, investigar más, buscar más allá de lo dado.
2. Predisposición a pensar amplia y arriesgadamente: implica explorar puntos de vistas alternativos, ser amplio de criterios, flexible, probar nuevas cosas e ideas.
3. Predisposición a razonar clara y cuidadosamente: incluye el deseo de buscar la claridad, ganar comprensión, ser preciso, minucioso, estar alerta al posible error.
4. Predisposición a organizar el propio pensamiento: incluye la necesidad de ser ordenado, lógico y planificador, de pensar por adelantado, de encarar las cosas de una manera metódica y calculada.
5. Predisposición a darle tiempo al pensamiento: incluye la tendencia a destinar tiempo y esfuerzo para pensar.
¿Por qué son importantes las predisposiciones?
• Son esenciales para poner en práctica el buen pensamiento (tener la sensibilidad para reconocer cuando poner en práctica la habilidad, predisposición a otros puntos de vista).
• Hace que los alumnos sean más conscientes de sus propios patrones de pensamiento (se cultiva estar atentos de manera consciente a las oportunidades para un mejor pensamiento).
• Da a los alumnos una mayor comprensión de lo que significa el buen pensamiento (buen pensador es la persona que despliega tendencias a actuar de manera reflexiva).
• Cultiva hábitos duraderos de buen pensamiento a largo plazo en los alumnos (los hábitos constantes de buen pensamiento se convierten en tendencias internalizadas que en el futuro los alumnos llevarán consigo a otras situaciones en las que tengan que pensar)
“Las predisposiciones parecen rasgos de la personalidad
Las predisposiciones al pensamiento pueden cultivarse. Los niños que se crían en una familia suelen tomar las predisposiciones de la cultura de esa familia, o los niños que se incorporan a ciertos grupos incorporan las predisposiciones de esos grupos. Las predisposiciones tienden a ser bastantes estables, los cambios son más lentos que en otros tipos de aprendizaje. Al enseñar las predisposiciones del pensamiento se busca lograr cambios a largo plazo y no esperar resultados inmediatos (pag. 88).
EL MONITOREO MENTAL
Con mucha frecuencia seguimos rutinas sin reflexionar en la efectividad de nuestro pensamiento. Si bien nadie quiere ser intensamente autocrítico en todo momento, la capacidad de observar y criticar el propio pensamiento es un aspecto clave de la inteligencia humana.
Un buen pensador es una persona cuya mente se observa a sí misma. Es aquel que se observa, guía y evalúa a sí mismo intelectualmente (esto es una habilidad aprendida). (pág. 91)
Estas aptitudes están presentes en quienes saben hacer un buen monitoreo de su propia mente. Son personas que pueden organizar sus propios procesos de pensamiento con eficacia, que pueden dar un paso atrás mentalmente y detenerse a observar su pensamiento mientras se desarrolla, diagnosticar sus debilidades y ver sus puntos fuertes.
La escuela tradicional tiende a enfocar la atención de los niños exclusivamente en productos de pensamiento ajenos al yo (textos, hechos y “respuestas correctas”), y rara vez ofrece a los alumnos oportunidades para reflexionar sobre sus propios procesos de pensamiento. Esto es negativo: las investigaciones demuestran que los alumnos que tienen oportunidades para desarrollar sus habilidades metacognitivas tienden a desempeñarse mejor en muchas situaciones de aprendizaje. (pág. 92)
¿Qué es el monitoreo mental?
El monitoreo mental es la actividad de reflexionar sobre los propios procesos de pensamiento y evaluarlos. A veces se la denomina metacognición. Es un componente esencial del buen pensamiento, y un fenómeno que ha recibido mucha atención en la psicología cognitiva contemporánea.
Implica que podemos pensar sobre nuestro propio pensamiento. No sólo podemos involucrarnos en actividades cognitivas de orden superior (como tomar decisiones, resolver problemas y hacer planes), sino que también podemos detenernos a supervisar nuestro propio pensamiento mientras hacemos estas cosas. Podemos observar nuestro propio pensamiento mientras ocurre, y decidir cómo dirigirlo. (pág. 94)
¿Por qué es importante el monitoreo mental?
• Cultiva el ingenio cognitivo. El buen monitor mental se detiene y se pregunta “¿Qué puedo pensar en hacer aquí?”. Existen actividades (Cuatro pensamientos, pág. 106) que ayuda a los alumnos a organizar ingeniosamente su pensamiento durante las tareas complejas, los ayuda a buscar soluciones y enfoques alternativos por sí mismos.
• Fomenta el pensamiento responsable e independiente. La práctica reflexiva da a los alumnos las herramientas que necesitan para convertirse en adultos responsables y capaces de pensar independientemente.
• Fomenta el pensamiento estratégico y la actitud planificadora. Los educadores saben que los alumnos no son automáticamente planificadores y estratégicos. Hace falta un esfuerzo psíquico para que los alumnos piensen por adelantado y planifiquen estratégicamente como encarar un desafío de pensamiento. La práctica del monitoreo mental les enseña cómo y cuándo hacerlo.
• Es un aspecto de la inteligencia que se puede aprender. La autocrítica es un componente central de la inteligencia humana (pág. 97). La inteligencia es algo que se puede aprender. (pág. 98)
¿Reflexionar sobre el pensamiento le quita tiempo al aprendizaje de las asignaturas?
Depende de cómo defina uno el aprendizaje de la materia. Si simplemente consiste en el aprendizaje de hechos, entonces sí, el tiempo para el monitoreo mental le quita tiempo al aprendizaje de los contenidos. Pero si se quiere que los alumnos aprendan a aprender por sí mismos, si se quiere que se conviertan en sus propios críticos intelectuales en vez de depender de otros que les digan qué pensar y cómo hacerlo, entonces no hay mejor inversión que el tiempo utilizado en el monitoreo mental. (pág. 129)
EL ESPÍRITU ESTRATÉGICO
En el último decenio, se han realizado investigaciones que demuestran lo que muchos educadores ya saben intuitivamente: en casi todos los casos, los alumnos que piensan estratégicamente tienden a desempeñarse mejor en la escuela y a ser mejores pensadores en general. (pág. 132)
Aprender a encarar una variedad de desafíos de pensamiento de manera productiva y planificada significa más que estar meramente familiarizado con unas cuantas buenas estrategias de pensamiento. Tener espíritu estratégico significa tener una tendencia a ser reflexivo, no impulsivo, y a disfrutar del placer de inventar y utilizar procedimientos escalonados y graduales.
¿Qué es una estrategia de pensamiento?
Una estrategia de pensamiento es un plan explícito y articulado para desarrollar en una situación que implique un desafío intelectual. Son variadas: estrategias para
tomar decisiones, de comprensión e interpretación, de resolución de problemas, de pensamiento creativo; más específicas: estrategias de lectura, de estudio, para rendir exámenes, de escritura, de resolución de problemas de matemática; más específicas aún: estrategias de álgebra, de ajedrez, de diagnóstico médico, de defensa de la corte, para jugar a las cartas. (pág. 133)
¿Qué es el espíritu estratégico?
Los docentes conocen a sus alumnos que tienen dificultades para elegir un tema solos, pese a la amplitud que se les ofrece, o quizás precisamente debido a ella. Estos alumnos se esfuerzan en pensar en alguna idea que les atraiga, pero su búsqueda de buenas ideas sólo consiste en una concentración esforzada, como si esperaran que la idea correcta surgiera de la nada.
Un alumno que está familiarizado con algunas tácticas básicas de pensamiento estratégico, planifica cómo buscar una buena idea. Primero piensa cuál es el objetivo que busca de esa idea. Luego hace una lista de ideas (se propone ocho temas posibles). Luego revisa la lista y hace un círculo en torno a tres de las ideas que parecen las más prometedoras, piensa en los pro y los contra de cada una de ellas, teniendo en cuenta sus objetivos originales y haciéndose preguntas cómo: “¿Encontraré suficiente información sobre este tema?
Este alumno tiene espíritu estratégico. Reconoce un desafío de pensamiento, hace un plan y lo lleva a cabo. La mayoría de los alumnos no actúa así, a menos que reciba mucho estímulo. De hecho, el pensamiento de la gente en muchas situaciones conflictivas suele ser antiestratégico: es impulsivo (cómo cuando la gente responde a un desafío sin darse tiempo a planificar nada) o esforzado pero sin dirección.
Una forma de cultivar el espíritu estratégico es que los docentes pidan a sus alumnos una estrategia, en vez de una respuesta inmediata. (Docente que explica que estratégica quiere decir planificada. Una estrategia para pensar es un plan que consiste en una serie de pasos que uno da para llegar a un objetivo.) (pág. 134, 135)
Para buscar un buen tema:
1º Establecer objetivos
2º Torbellino de muchas ideas
3º Elegir con cuidado la mejor idea
Bloque de construcción de estrategias
– ESTABLECER… el problema, la situación, los objetivos (ser claros sobre lo que se está haciendo y hacia donde se dirige)
– BUSCAR… ideas, opciones, posibilidades, propósitos, características, suposiciones, causas, efectos, preguntas, dimensiones, hipótesis, hechos o interpretaciones (se necesita pensar ampliamente sobre algo)
– EVALUAR… opciones, planes, ideas, teorías o cosas (tiene que evaluar, calificar, decidir cosas)
– ELABORAR… posibilidades, planes, opciones, hipótesis, ideas (pensar sobre los detalles de algo) (pág. 137)
¿Por qué es importante el espíritu estratégico?
El pensador verdaderamente versátil es aquel que es capaz de construir, inventar o modificar una estrategia de pensamiento para que satisfaga las demandas específicas y únicas de la situación que debe encarar.
Cuatro formas específicas en las que el espíritu estratégico (la inclinación y la capacidad no sólo de usar estrategias, sino también de inventarlas) es importante para los alumnos.
• Ayuda a los alumnos a combatir los obstáculos para pensar bien: los esfuerzos agotadores pero infructuosos.
• El espíritu estratégico energiza el aprendizaje. Es una poderosa forma de involucrarse con un tema.
• Fomenta el aprendizaje independiente.
• Da muchos réditos en la vida real, particularmente cuando los alumnos se conviertan en adultos. Ayudar a que tomen decisiones reflexivas e inteligentes sobre cosas tales como qué oportunidades de trabajo buscar y donde vivir. Les enseña a detenerse, ordenar los recursos disponibles, hacer un plan y desplegarlo de manera inteligente. (pág. 138, 139)
EL CONOCIMIENTO DE ORDEN SUPERIOR
La historia tiene sus propios patrones para comprobar afirmaciones e investigar situaciones. Mientras que en la ciencia los experimentos proporcionan las evidencias fundamentales, en la historia son las fuentes originales las que lo hacen. Mientras que la ciencia implica la creación de teorías o modelos, la historia implica la construcción de interpretaciones de los acontecimientos que nos ayuden a entender por qué un hecho histórico particular sucedió como sucedió.
Si las diferentes disciplinas tienen diferentes formas de comprobar la verdad, investigar y resolver problemas, ¿cómo se ocupa de ello la educación? En general, ignorando el tema. La educación, habitualmente, no ahonda en la manera en que una disciplina opera realmente. (pág. 164)
Existen, en todas las disciplinas, aspectos que son más generales que los contenidos convencionales y las habilidades rutinarias, y que tienen que ver con cómo se involucra uno en la disciplina. Denominamos a estos aspectos “conocimiento de orden superior”. Son “de orden superior” porque están por encima del conocimiento de los contenidos regulares de una disciplina. Los alumnos no pueden entender realmente las disciplinas o materias escolares si no entienden sus aspectos de orden superior. (pág. 165)
Ejercicio: siempre hacen para averiguar como influencia la luz en las plantas, una adentro de un placard y otra en la ventana, pero los alumnos ya saben como concluye el experimento , entonces el profesor busca la manera de reformular el experimento para que realmente tengan que averiguar sobre algo que no conocen. Primero anotan las hipótesis. Luego eligen las más factibles y tienen que escribir por qué piensan que ese factor puede resultar importante y pensar una forma de verificarlo. Pronto los alumnos se involucran y se “apropian” de las ideas que quieren verificar. El docente se ocupa de enseñar a sus alumnos cómo encarar el control de variables, asegurándose de que la variable clave que estén verificando sea el único contraste en las situaciones que se plantean. (pág. 166)
¿Qué es el conocimiento de orden superior?
Es sencillo: cualquier disciplina consiste en algo más que meros hechos y habilidades. ¿Pero qué significa ese “más”? Proponen un esquema que distingue tres niveles de orden superior en una disciplina:
1. Nivel de resolución de problemas
2. Nivel de las evidencias
3. Nivel de la investigación
La noción de orden superior requiere ampliar la enseñanza y abarcar no sólo el conocimiento de contenidos sino el conocimiento y la pericia en la resolución de problemas, las evidencias y la investigación. (pág. 168)
¿Por qué es importante el conocimiento de orden superior?
• Porque no ha recibido la atención que merece en la enseñanza convencional. Los alumnos realizan mucha práctica, pero rara vez se les proporciona enseñanza directa de la habilidad para realizarlas.
• Es la clave para lograr una verdadera comprensión y un compromiso personal con una disciplina. Para apreciar esto, los alumnos necesitan
comprender la idea de la ciencia: cómo la ciencia busca leyes universales que muchas veces niegan los fenómenos obvios y nos exigen que veamos de una forma nueva.
• Los alumnos suelen tener concepciones erróneas con respecto al orden superior de las disciplinas, que ponen obstáculos a su progreso. Por ejemplo, en la estrategia de “relatar los conocimientos”, que muchos alumnos usan en sus tareas de escritura, los alumnos dicen: “Pienso en algo que sé para decir sobre el tema. Luego lo escribo. Después, pienso en otra cosa que pueda decir y escribo. Y sigo así. Al poco tiempo, ya tengo unos cuantos párrafos escritos. Cuando me quedo sin nada para decir, redondeo con algún final y listo”. Y no deberían limitarse a relatar lo que saben, sino también pensar sobre ello, reelaborarlo, identificar afirmaciones, desarrollar argumentos, articular puntos de vistas personales, etc. (pág. 169, 170, 171)
ENSEÑAR A TRANSFERIR
Transferir: 1. Adquirir conocimientos en un contexto para luego ponerlos en funcionamiento en otros. 2. Aplicar estrategias y predisposiciones al pensamiento en muchos contextos diferentes. 3. Conectar áreas de conocimiento aparentemente diferentes, viendo cómo una informa a la otra.
La transferencia: la vinculación de conocimientos de un contexto con otro. (pág. 199)
La transferencia tiene lugar cada vez que transportamos conocimiento, habilidades, estrategias o predisposiciones de un contexto a otro. Se da siempre que relacionamos un área de conocimiento con otra para ayudarnos a entender o a ganar poder o influencia sobre un problema. Sin transferencia, el aprendizaje humano no tendría la capacidad que tiene para configurar y dar poder a nuestras vidas.
Por lo tanto, la transferencia es fundamental en la educación. No enseñamos a los niños a leer para que puedan seguir leyendo sus tareas escolares, sino para que puedan leer, en su vida diaria, periódicos para saber qué sucede en el mundo, leer documentos en sus profesiones, literatura para su placer, etc. No enseñamos matemática a nuestros alumnos para que sigan haciendo ejercicios toda su vida, sino para que puedan utilizarlas para analizar sus impuestos, hacer sus compras más cuidadosamente, realizar cálculos de ingeniería, mantener libros contables, etc. No enseñamos ciencia e historia para que los niños puedan rendir exámenes y responder cuestionarios en esas materias, sino para equiparlos con formas de ver el mundo y razonar sobre él que les den poder en el presente y en el futuro. En educación, la transferencia es esencial. Si no hay una transferencia rica y plena de lo que los alumnos aprenden, la educación no cumple con su deber. (pág. 200)
¿Qué significa enseñar a transferir?
La transferencia es un fenómeno de pensamiento y aprendizajes humanos. Tiene lugar cuando la gente adquiere conocimiento, estrategias, predisposiciones u otras cosas que se pueden aprender en un contexto y aplicar luego en otro. De este modo, los mecanismos del aprendizaje y el pensamiento humanos aprovechan más lo que se aprende de lo que lo harían de otra forma.
La transferencia cercana se da cuando la gente aplica lo que ha aprendido en un contexto similar al contexto de aprendizaje, por ejemplo, cuando se aprende a manejar un auto y se descubre que también se puede manejar una camioneta. (pág. 202)
La transferencia remota, en cambio, implica relacionar contextos que intuitivamente parecen muy distantes entre sí. Ejemplo, uno en su adolescencia fue fanático de ajedrez. Ahora en la vida empresarial puede recordar un principio que aprendió del juego – ciencia: hay que buscar el control del centro. En sus inversiones comerciales, uno interpreta que esto significa invertir en industrias que jueguen un rol central en una economía de expansión.
Los “algo”, “de algún modo” y “hacia algún lugar” de la transferencia
¿Qué implica enseñar a transferir? Simplemente significa organizar la enseñanza de modo que ayude a los alumnos a aprovechar las posibilidades de la transferencia, viendo cómo una cosa se puede aplicar a otra, cómo pueden usar ampliamente lo que están aprendiendo, cómo pueden entender una cosa en función de otra, etc. Toda idea de transferencia se puede describir en una sola oración: “Se transfiere algo, de algún modo, hacia algún lugar”. (pág. 203)
En la construcción de una cultura de pensamiento en el aula, nos interesa especialmente que las diversas dimensiones del buen pensamiento (el monitoreo mental, el lenguaje propio del pensamiento, el espíritu estratégico y demás) se puedan transferir ampliamente para dar poder a los alumnos en ámbitos muy diversos.
Los de algún modo son todo aquello que los docentes puedan hacer para cultivar la transferencia del aprendizaje. (pág.204)
Los hacia algún lugar de la transferencia son las elecciones de los docentes sobre los objetivos de la transferencia: hacia donde transferir. Las oportunidades pertenecen a tres categorías:
• la misma materia
• diferentes materias
• la vida extraescolar
¿Por qué es importante enseñar a transferir?
Es erróneo el supuesto de que la transferencia se ocupa de sí misma. (pág. 205)
Tanto la experiencia cotidiana como estudios de laboratorio muy diversos demuestran exactamente lo contrario. La transferencia que anhelamos no suele darse de manera espontánea.
Si los educadores queremos que haya transferencia, tenemos que enseñar a transferir, tenemos que hacer que nuestros alumnos apliquen su conocimiento y sus habilidades en contextos deliberadamente variados, para que puedan aprender con qué amplitud se puede aprovechar lo que han aprendido. Y tenemos que ayudarlos a pensar en las ideas que están aprendiendo y a hacer relaciones deliberadas entre materias y entre el contexto escolar y extraescolar. (pág. 206)