Por Mauricio Mayol
Mi acercamiento y posterior recorrido en el weblog de Redacción no difiere demasiado al de otros docentes de la cátedra por lo que centrare el relato en una experiencia que realice con los alumnos de mi comisión con motivo de unas Jornadas de Comunicación realizadas en junio del año pasado en la Facultad.
Esta experiencia también tuvo su costado “dramático” ya que fue el primer acercamiento a la participación de toda la comisión en una ejercitación de uso de weblog como único recurso permitido para resolverla. Vale adelantar que los resultados fueron muy positivos ya que superando la confusión inicial los alumnos lograron hacer uso, en algunos casos, de manera intuitiva, de los conocimientos y competencias previas que poseían sobre el funcionamiento de páginas de internet, por lo cual, el estado de caos inicial fue superado mediante el acompañamiento del docente de manera on line, es decir permanentemente en linea, para la guia y corrección del trabajo a realizar.
La actividad consistía en “cubrir” las conferencias dictadas durante las Jornadas al estilo de una práctica profesional periodística, escribir un texto informativo (noticia directa) con superestructura de pirámide invertida, para el cual debían producir reordenamientos cognitivos y pragmáticos de la información recogida y pasarla al formato periodístico. La actividad debía ser publicada en la página del weblog de Redacción y tenía un horario de cierre diferencial establecido con anterioridad a la actividad para cada grupo de alumnos.
Inmediatamente, se producía la corrección de la actividad, ya que, como dije antes, el docente trabajaba en línea permanente de conexión con dicha página web. Posteriormente, los alumnos realizaban una autoevaluación tanto del trabajo terminado como de la actividad desarrollada.
¿En qué se sustentaba esta propuesta de actividad a término? Brevemente, diré que en el aprendizaje de una practica, o mejor, como afirma Schón ( ), de un “practicum”. Para este autor, un “practicum” es una situación pensada y dispuesta para la tarea de aprender una práctica. En un contexto que se aproxima al mundo de la práctica, los estudiantes aprenden haciendo, aunque su hacer a menudo se quede corto en relación con el trabajo propio del mundo real. Esto es, cuando alguien aprende una práctica, aprende sus convenciones, limitaciones, lenguajes y sistemas de valoración, sus repertorios de ejemplos, su conocimiento sistemático y sus patrones de conocimiento en la acción.
Semejante necesidad, se basa también en el reclamo continuo de experimentar la “practica periodística” que reclaman todos los años los alumnos de Redacción. Esta “satisfacción de la demanda” se puedo verificar claramente durante el momento de la autoevaluación, cuando la mayoría de los estudiantes, valoraron positivamente la actividad desarrollada, especialmente en cuanto al sentido de “simulacro” de la actividad profesional real de un periodista.
Los estudiantes, de esta manera no sólo aprenden o se acercan críticamente a la realización de una rutina productiva típica del trabajo del periodista, sino que también realizan su práctica en un doble sentido.
En efecto, realizan de forma simulada un compromiso con la práctica que quieren aprender y a su vez desarrollan nuevos hábitos de pensamiento y de acción. Realizan un aprendizaje experiencial, son capaces de producir bajo condiciones de urgencia, como la asistencia a la conferencia, el relevo de la información en el lugar en que se manifiesta, el trabajo inmediato de reordenamiento de esa información y la producción textual comprometida, pero también son capaces de evaluar y autoevaluar la propia producción.
Es decir, son capaces de poner en funcionamiento las actividades cognitivas y metacognitivas esperadas para la reflexión sobre los procesos utilizados durante la experiencia de aprendizaje.
Finalmente, la ruptura de la relación unidireccional de la producción de conocimiento, aunque enmarcada en la situación institucional que predetermina el rol profesor-alumno, establece un tipo de comunicación que se estructura en la base del diálogo, como claramente puede observarse durante las correcciones a los textos presentados.
Creemos que el proceso cognitivo está reforzado por el “simulacro” de la práctica profesional, que pone en acción la teoría desarrollada en el aula, en este caso, una superestructura textual típica del discurso periodístico (noticia directa). Por su parte, el proceso metacognitivo, puede observarse durante la autorreflexión sobre el desarrollo de la actividad y la autocrítica sobre los propios errores cometidos al momento de la producción textual y que son señalados por el docente al momento de la corrección y devolución inmediata del trabajo.
También este último proceso aparece en la reflexión sobre la memoria que el alumno debe realizar al momento de producir un nuevo texto revisado o de mejora del original. Es decir, la puesta en funcionamiento, no solo de la memoria operativa que actualice el hecho mismo ocurrido –en este caso las Jornadas- sino la memoria semántica que ponga en funcionamiento las nociones aprendidas durante las clases sobre los tipos de textos, los formatos periodísticos, los reordenamientos textuales, los niveles pragmáticos del lenguaje, etc.
En efecto, salir del aula, ponerse en situación comunicativa, utilizar una mediación a través de un elemento tecnológico, y establecer un contacto que asume las características de diálogo con el docente, resulta en extremo eficaz al momento de evaluar los usos y apropiaciones que esta tecnología posibilita al proceso educativo.
Mayol, Mauricio:
Licenciado en Comunicación Social. Universidad Nacional de Rosario, Argentina, 1986.
Diploma Superior de Estudios Especializados en Periodismo, DESE, Barcelona, España. 1999.
Magister en Ciencias de la Comunicación. Universidad Autónoma de Barcelona, España, 2000.
Actualmente cursa Doctorado en Comunicación Social. UNR.
Docente de Redacción I desde 1995.