La mayoría de los universitarios no sabe de política

La falta de conocimientos de cultura general, los problemas para lograr conceptualizaciones, el escaso hábito de lectura son planteos que constantemente hacemos a nuestros alumnos de primer año de la Universidad.
Aquí se desgranan algunas conclusiones a partir de un sondeo realizado a estudiantes universitarios.
Ahora, pensemos los docentes cuánto más tenemos que trabajar para revertir esta situación. O desde qué otros lugares podemos ayudar para que mejore.
Aquí va el texto periodístico.
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Sondeo a más de 600 alumnos
La mayoría de los universitarios no sabe de política
Por Raquel San Martín
Ignoran qué es el indulto, el déficit fiscal o el Mercosur
Saben cuántas veces Carlos Menem fue presidente y recuerdan a Domingo Cavallo como su principal ministro de Economía, pero no pueden explicar qué es un indulto, qué fue el Pacto de Olivos o la convertibilidad. Saben qué quiere decir FMI, pero no pueden precisar el monto aproximado de la deuda externa argentina. No saben qué países integran el Mercosur, ni qué es el déficit fiscal, y les cuesta definir en qué consiste una privatización.


En la memoria de los estudiantes universitarios, la década del 90 parece haber quedado reducida a una sucesión de nombres propios y rótulos sin contenido.
Las respuestas provienen de un sondeo realizado por el Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano (Copub) entre 610 estudiantes de universidades públicas y privadas, con el fin de indagar qué saben los jóvenes sobre los acontecimientos políticos de la década anterior que, más que formar parte del pasado, estuvieron muy presentes durante el primer año de gobierno de Néstor Kirchner.
Según los resultados, la mayoría no pudo responder correctamente qué países integran el Mercosur (97% de respuestas erróneas), la definición de “indulto” (96%), la fecha de la última reforma constitucional (95%), qué fue el Pacto de Olivos (92%), el monto aproximado de la deuda externa (78,5%) y qué es el “déficit fiscal” (69,1%).
En tanto, buena parte respondió erróneamente cuando se le preguntó el concepto de “convertibilidad” (29,3% de respuestas incorrectas), la época de la última hiperinflación (29%), y el nombre del presidente que indultó a militares declarados culpables por violaciones de los derechos humanos en la última dictadura.
Además, casi uno de cada cuatro no pudo definir “privatización” y más de 100 estudiantes no pudieron decir quién fue el primer presidente de la década del 90.
“Es preocupante que los estudiantes universitarios tengan dificultades para conceptualizar. Es un llamado de atención sobre el proceso educativo, que no facilita el desarrollo de herramientas de abstracción”, reflexionó Virginia García Beaudoux, miembro del Copub, que dirige Orlando D´Adamo y cuyo equipo incluye también a María Pastore.
Entre las cuestiones que los estudiantes respondieron correctamente en buena proporción está el nombre del principal ministro de Economía de los gobiernos de Menem (98,1%), la cantidad de veces que Menem fue presidente (97,7%), lo que significa FMI (97,7%), el nombre de empresas públicas privatizadas (95,5%), la época en que se aplicó la ley de convertibilidad (94%) y los nombres de funcionarios procesados por actos de corrupción durante el menemismo (89,1%).
Clima de época
Para los investigadores, el desconocimiento de los jóvenes sobre cuestiones políticas no es tanto un defecto generacional como un indicador de una tendencia social de desvalorización de la política, un verdadero clima de época.
“Esto es un reflejo de lo que pasa a nivel general. Hay una tendencia a no conectar la política con la vida cotidiana, a tener una visión individualista de los temas sociales y a vincular la política sólo con la corrupción”, dijo García Beaudoux.
El mismo estudio lo comprueba: el 97,2% de los encuestados cree que durante el menemismo hubo mucha corrupción, y el 94,7% está convencido de que durante ese período hubo más corrupción que la que existe ahora.
Con la enorme cantidad de medios de comunicación disponibles, esta falta de información entre los jóvenes parece responder al liso y llano desinterés.
“Muy probablemente los jóvenes sientan que la información sobre temas políticos no tiene utilidad en sus vidas. No hay un aprendizaje social de que la política repercute en la vida cotidiana y de que se traduce en consecuencias concretas para la gente”, afirmó García Beaudoux.
En ese sentido, los investigadores se preguntan cuáles serían los resultados si el sondeo se hiciera a la población general, dado que los universitarios pertenecen a un sector social que se supone más calificado y preparado en conocimientos y formación.
“Si en las casas no se habla de política, si no se discuten los acontecimientos políticos en las conversaciones familiares, si se marca sólo el demérito y la corrupción, no hay razón para pensar que la política va a interesarles a los chicos”, dijo la investigadora.
Se abre, entonces, toda una serie de preguntas sobre el ámbito familiar: ¿los padres y adultos están más informados que los jóvenes? ¿Tienen mayor interés por la información política? ¿Conectan la dimensión política con su vida cotidiana?
Pauta de normalidad
El estudio concluye, por esa razón, que no hay que responsabilizar tanto a los jóvenes por el estado de su memoria.
“Muchos chicos consideran la esfera de la política como alejada, ajena e irrelevante con relación a sus vidas cotidianas”, afirman las conclusiones del trabajo, “y no llegan a ver las conexiones existentes entre las decisiones del Gobierno y el curso de sus vidas”.
El valor que los chicos dan a estar informado es otro concepto para atender. A diferencia de lo que ocurre con los adultos -entre quienes la presión social por manejar ciertos datos de la actualidad puede ser mayor-, para los jóvenes universitarios no estar informado sobre cuestiones políticas no se viviría “con vergüenza o como un demérito, sino como la pauta normal generacional actual”.
Así, lo que saben y lo que ignoran es, en realidad, un reflejo de pautas sociales que se están generalizando.
Los resultados, por esa razón, deberían actuar como una alarma, no sólo relacionada con la calidad del nivel educacional, reclamo que se ha vuelto usual últimamente.
“Estos datos son preocupantes porque estos chicos votan. Elegir a partir de la desinformación es riesgoso y afecta la calidad de las decisiones que se toman y, en consecuencia, al rumbo futuro del país”, concluyó García Beaudoux.
http://www.lanacion.com.ar/04/05/29/dq_605543.asp


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