Entrevista al escritor y periodista Osvaldo Aguirre

“La policía es una fuente muy pobre”
Por Sofía Sacone y Sergio Dutto
El licenciado Osvaldo Aguirre de la sección Policiales del diario La Capital, que también realizó investigaciones para Clarín, Página 12, El País (de Montevideo) y Canal 5, participó de la mesa “Interrelaciones entre economía y políticas de los medios y prácticas y rutinas profesionales del periodismo” de estas jornadas.
Aguirre llegó al periodismo recreando hechos policiales a través de la narración literaria para las publicaciones “El vecino” y “La Tribuna”.


Licenciado en letras, seguidor y admirador de Rodolfo Walsh, expresó que en
sus inicios en la sección Policiales de La Capital “se trabajaba muy mal”,
agregando que “afortunadamente eso cambió” con el recambio generacional
acontecido en los últimos 10 años en su sector.
“El periodismo sobre temas policiales, en general, lo único que hacía antes
era repetir las versiones oficiales emitidas por las oficinas de prensa de
las fuerzas del orden”, indicó el autor de “Historia de la Mafia en la
Argentina”. Señaló que esa es “una fuente muy pobre, porque la policía es
sólo un actor en los hechos en los que tiene participación”. Además, quienes
tienen a su cargo la seguridad tratan de retacear información sobre los
“hechos negativos”, a los que el panelista definió como aquellos en los que
los uniformados “no han hecho nada”.
“Según fuentes policiales”
La renovación del plantel periodístico donde se desempeña Aguirre produjo un
viraje en la relación con la Policía, que implicó usar como metodología,
para hacer las notas, la investigación, escuchando a todos los actores
implicados. “Hay que tener en cuenta que si las fuerzas de seguridad han
mostrado una gran capacidad para fabricar causas, alterar testimonios y
crear pruebas en las actuaciones que elevan a un juez, qué queda para los
informes que le entregarán a la prensa”, dijo el ex profesor de Letras.
Con respecto a las pesquisas policiales, señaló: “A mí me causa gracia
cuando escucho hablar de sabuesos o seguimiento de pistas, porque, en las
fuerzas de la ley, la investigación se reduce a una red de buchones que
pasan datos”.
Otro de los motivos que llevó a al periodismo a cambiar su modalidad de
trabajo, en una de las secciones más leídas de los diarios, fue el
acercamiento del público a los medios gráficos. “Mil veces vino la gente a
protestar a los medios porque las versiones que se publicaron de los sucesos
no tenían nada que ver con lo que pasó. Como si fuera poco, cuando esa gente
llevó su queja a la Policía, fuente de lo publicado, la institución se lavó
las manos; desprestigiándose el periódico, por haberse hecho eco de aquello
que las autoridades del orden ni siquiera se atrevieron a ratificar. Esto se
resolvió aclarándole al lector la procedencia de la información con, por
ejemplo, el típico: según fuentes policiales”, narró el entrevistado.
Tumbados
“La transformación en la sección en la que trabajo es evidente y muy
positiva”, afirmó quien ya lleva 10 años en la misma, afirmando que dicho
giro “se plasmó en la remoción de más de un jefe policial”. Benedicto
Mattía, por ejemplo, debió abandonar la fuerza cuando una nota publicada en
La Capital sacó a luz una red de corrupción que “recolectaba” de prostitutas
y travestis, tras lo cual Mattía “se brotó, hizo declaraciones fuera de
lugar y lo echaron”. El mismo camino siguió Francisco Prebitera que fue
“escrachado en el periódico por estar colgado de la luz y manejar una caja
negra de recaudación ilegal dentro de las comisarías”.
Luego de afirmar que “es bueno que el diario sirva para estas cosas”,
Aguirre agregó a esta lista a ex represores como Julio Fermoselles,
“atrincherados en el Servicios de Informaciones”, cuyo pasado fue
evidenciado por el medio y debieron abandonar sus cargos.
“Así vamos mal”, dice un hombre de letras
Venido de la carrera Licenciatura en Letras, Aguirre comentó que al ingresar
a La Capital se espantó ante la aserción de un compañero que indicaba que su
única lectura era el diario La Capital. “Así vamos mal, no puede ser que el
mundo se termine acá en la esquina”, reflexionó Aguirre, alegando que “se
escribe mal por eso, porque no hay lectura, dado que los periodistas
interrumpen su formación cuando ingresan al medio”.
El ex editor del suplemento cultural del periódico local de mayor tirada,
lamentó la política coherente con lo arriba descripto por los medios, que lo
primero que sacrificaron ante la crisis de diciembre de 2.001 fueron dichos
anexos; los que a su vez no supieron ganar lectores por ser concebidos para
un pequeño grupo “dejando afuera al resto de los mortales”.
Sin embargo, Aguirre delimitó los contenidos definiendo como acorde a un
apéndice cultural de un diario a aquello que no sólo entretiene, sino que
ofrece un poco de reflexión y enriquece a la persona, “no incluiría en un
suplemento a Mambrú”, concluyó.


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